"Sigo con particular preocupación lo que está
sucediendo en estos días en Venezuela. Anhelo vivamente que cesen cuanto antes
las violencias y hostilidades y que todo el pueblo venezolano, empezando por
los responsables políticos e institucionales, no escatimen esfuerzos para
favorecer la reconciliación nacional, a través del perdón mutuo y del diálogo
sincero, en el respeto de la verdad y de la justicia, capaz de afrontar temas
concretos para el bien común. Al tiempo que aseguro mi constante y ferviente
oración, especialmente por aquellos que perdieron la vida en los
enfrentamientos y por sus familiares, invito a todos los creyentes a elevar
súplicas a Dios, por intercesión materna de Nuestra Señora de Coromoto, para
que el país vuelva a encontrar pronto la paz y la concordia".
El Vaticano, 26 de febrero de 2014.- El papa Francisco lanzó el miércoles en la Plaza San Pedro un llamado a los responsables políticos y al pueblo venezolano, mayoritariamente católico, para que predominen “el perdón recíproco y un diálogo sincero”.
“Yo espero vivamente que cesen lo antes posible las violencias y las hostilidades y que todo el pueblo venezolano, comenzando por los responsables políticos e institucionales, se movilicen para favorecer la reconciliación nacional”, agregó el Papa argentino durante la audiencia general, refiriéndose a las tres semanas de protestas que dejaron por lo menos 14 muertos y 140 heridos.
Esta reconciliación nacional “debe hacerse a través del perdón recíproco y de un diálogo sincero, respetuoso de la verdad y de la justicia, capaz de enfrentar los temas concretos para el bien común”, recomendó.
“Mientras les aseguro mi plegaria constante y ferviente, en particular por los que han perdido la vida en los enfrentamientos y por sus familias, invito a todos los creyentes a elevar súplicas a Dios, para que interceda maternalmente Nuestra Dama de Coromoto, y que el país recupere rápidamente la paz y la concordia”, agregó.
Se trata de un llamado particularmente largo, en comparación con los que hace habitualmente ante otros conflictos.
El primer Papa latinoamericano interviene muy poco en las cuestiones de su continente, como si estuviera atento a su papel de pastor universal.
En junio pasado, Francisco recibió al nuevo presidente venezolano, Nicolás Maduro, sucesor de Hugo Chávez. Con él habló sobre “la contribución decisiva” y “la presencia histórica” de la Iglesia católica.
En noviembre, el jefe de la oposición venezolana, Henrique Capriles, fue a pedir al sumo pontífice que intercediera en favor del diálogo político ante las “amenazas” y el “chantaje” del “régimen” del presidente Maduro.
Hugo Chávez, muerto en febrero de 2013, era muy creyente, como muchos venezolanos, pero su política socialista y nacionalista era cuestionada por los conservadores católicos.
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