Arquidiócesis
de Caracas
Durante
la ceremonia fue leído un decreto mediante el cual se crea canónicamente la
Escuela de Diáconos Permanentes “San Esteban”, cuyo primer director es el Padre
Carlos Márquez, con sede administrativa y pedagógica en la Iglesia “El Buen
Pastor” de Bello Campo.
Caracas, 18 de noviembre de 2013.- El Cardenal
Jorge Urosa Savino, ordenó a 15 diáconos permanentes durante una eucaristía que
presidió el sábado 16 de noviembre, en la Iglesia “Nuestra Señora de Chiquinquirá”,
en la urbanización ‘La Florida’ de esta ciudad, destacando la ocasión “para que
todos renovemos, valoremos y vivamos cada vez más intensamente la alegría de
creer en el Dios Padre de Nuestro Señor Jesucristo”.
El Arzobispo de
Caracas estuvo acompañado entre otros sacerdotes, por Monseñor Fernando Castro
Aguayo, obispo auxiliar de Caracas y Monseñor Adán Ramírez Ortíz, canciller de
la curia. Además, estuvieron presentes Monseñor Nicolás Bermúdez y el Padre
Carlos Márquez, quienes asumieron la responsabilidad de formar a los candidatos
a diáconos; así también un grupo de seminaristas, familiares de los nuevos
ministros y fieles en general.
El calor humano
que se vivió en “La Chiquinquirá” fue muy especial. Los ahora nuevos ministros
de la iglesia llegaron a primera hora con sus familiares luciendo las
impecables indumentarias que lucirían durante la ordenación, ceremonia que se
realizó en un lleno total.
“Como Cristo, no a ser servido sino a servir”
El Cardenal Urosa refirió que “tras varios años de esmerada preparación en nuestra Escuela de Diáconos Permanentes, bajo la dirección del querido Padre Carlos Márquez con su equipo, y la supervisión de Su Excelencia Monseñor Nicolás Bermúdez Obispo Auxiliar emérito de Caracas, ellos han solicitado la ordenación, e incorporarse al número de diáconos permanentes de nuestra Arquidiócesis, para imitar a Cristo, que no ha venido a ser servido sino a servir”.
Explicó que los
nuevos diáconos respondieron al llamado que Dios les ha hecho a participar en
el ministerio ordenado de la Iglesia. “Esto es motivo de gran alegría y de
esperanza para nuestra querida Iglesia (…) que, en medio de las dificultades,
gracias a la acción del Espíritu Santo, vive, se renueva y crece”, dijo.
El Cardenal
Urosa recordó que en Caracas los primeros diáconos se ordenaron en diciembre de
1974. “¡Con qué entusiasmo se prepararon esos cinco diáconos permanentes
caraqueños! ¡Con qué entusiasmo el Cardenal Quintero primero, y luego el
Cardenal Lebrún, acogiendo e implementando el Concilio Vaticano II, impulsaron
esta iniciativa conciliar”. Agregó que “luego de ese primer grupo de 1974 se
han ido ordenando algunos en años anteriores, y recientemente, en el año
2008 tuve el gusto de ordenar 3 diáconos
más”.
Santos, Unidos y Serviciales
Recomendó a los Diáconos
Permanentes, al igual que a Obispos, Presbíteros y Pueblo de Dios en general, el
cumplimento de tres tareas básicas: la santidad, la unidad dentro de la iglesia
y el servicio a imitación de Jesucristo.
En primer lugar habló
de “aspirar siempre a la santidad, en el ejercicio de su trabajo diaconal y en
su vida familiar. La meta de cada cristiano y
por ello, más exigente, para cada obispo, sacerdote o diácono, es
siempre la santidad”.
Luego explicó
que los “ministros ordenados obispos presbíteros y diáconos, formamos un solo
cuerpo, y todos debemos estar siempre en comunión afectiva y efectiva con el
resto de los ministros ordenados”. Recordó la insistente plegaria de Cristo en
la Última Cena: “que todos sean uno, oh Padre, como tú y yo somos uno. Que
todos sean uno, para que el mundo crea que tú me has enviado”.
En tercer lugar,
los exhortó “a vivir en espíritu de oración, para imitar siempre a Jesús
servidor en algo muy importante: el servicio del amor, de la misericordia y de
la bondad”. En ese sentido explicó la importancia de que “todos los ministros
ordenados nos caractericemos por la bondad y misericordia del Señor para con
los fieles, en toda nuestra acción pastoral, en el trato con la gente y en toda
nuestra vida”.
Llamado a la calma
Cabe destacar
que antes de la eucaristía, el Cardenal Urosa fue requerido por los medios de
comunicación ante quienes reiteró el llamado a un ambiente de sosiego y
tranquilidad ante las recientes medidas económicas implementadas por el
gobierno nacional, y que vincularon directamente a varios locales comerciales.
“Rechazamos la
usura, especulación, corrupción porque eso ha sido una predicación permanente
de la Iglesia. Es el evangelio, y el papa Francisco insiste en eso, que un
padre de familia no puede estar tranquilo si le da a su familia pan sucio, pan
de corrupción. Nosotros permanentemente hemos estado luchado contra eso”, dijo.
Gratitud a las Esposas
Luego de la
imposición de manos y de la eucaristía, las palabras de agradecimiento
correspondieron al Diácono José Rafael Frías Acosta, teniendo gran significado
el momento especial cuando se refirió al acompañamiento de las esposas de sus
colegas.
“Damos gracias a
nuestros familiares, a nuestras padres y a nuestras madres. A nuestras esposas,
porque a diferencia de lo que se dice: ‘que detrás de cada hombre hay una mujer
maravillosa’, entre nosotros los Diáconos no es así, la esposa no está a la espalda
del Diácono sino a su lado. Y al lado de cada Diácono diligente, santo por
demás, está una esposa amorosa, generosa y orante. Reciban amadas esposas la
expresión más grande y sublime de la gratitud de sus esposos Diáconos, quienes
me han insistido con vehemencia los ponga sobre nuestros relieves en estas
palabras. Bien se yo que esta asamblea aceptará que hayan intentado pagar así
esta deuda del corazón”.
Inmediatamente
ahondó en la responsabilidad del servicio, y parafraseando a San Agustín de Hipona, finalizó sus palabras diciendo: “Para Ustedes soy Diácono, con Ustedes
soy Cristiano. Lo primero puede significar un peligro, lo segundo la Salvación.
Alabado sea Jesucristo”.
Finalmente,
Monseñor Adán Ramírez dio lectura al decreto mediante el cual se crea
canónicamente la Escuela de Diáconos Permanentes “San Esteban”, cuyo primer
director es el Padre Carlos Márquez, con sede administrativa y pedagógica en la
Iglesia “El Buen Pastor” de Bello Campo. Ramón Antonio Pérez /
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