Durante Inédita confesión del Papa a los periodistas
en el vuelo de regreso a Roma, habló de diversos temas de interés para la
Iglesia: “lo importante en la reforma del banco vaticano es la transparencia
y la honradez”, y sobre la ordenación de las mujeres la Iglesia ha hablado y
ha dicho no. "Lo dijo Juan Pablo II con una formulación definitiva. Esa puerta está
cerrada”.
Francisco ha dicho hoy que no juzga a los homosexuales, pero se ha mostrado
contrario al lobby gay, en unas declaraciones realizadas en el avión en el que
viajó de regreso de Río de Janeiro a Roma. Una histórica, inédita y jugosa
rueda de prensa del Papa, en la que habló de todo: del Vatileaks, de
Benedicto XVI, de divorciados, aborto, sacerdocio femenino, reforma de la
Curia, IOR... Una hora y veinte minutos sin desperdicio. Éste es un resumen.
"En un lobby no todos son buenos, pero si una persona es gay, busca al Señor y tiene buena voluntad,
quién soy yo para juzgarla. El Catecismo de la Iglesia Católica
explica y dice que no se deben marginar a esas personas y que deben ser integradas en la
sociedad", afirmó.
Francisco aseguró que el problema no es tener esa
tendencia. "Debemos ser mas hermanos, el problema es hacer el lobby, de
esa tendencia, o de políticos, masones. Ese es el problema más grande",
explicó.
El pontífice hizo estas manifestaciones en el avión
que le llevó hoy de vuelta de Río de Janeiro a Roma, en el que habló con los
periodistas que le acompañaban durante una hora y media, contestando a todas las preguntas que le
hicieron en total libertad.
El papa también se refirió a la reforma de la Curia romana y aseguró que no ha notado
"resistencia" dentro del Vaticano a la reforma, pero que lo esencial
es "la transparencia y la honradez".
El pontífice se refirió a la reforma del Instituto
para las Obras de Religión (IOR), conocido como el banco del
vaticano, envuelto desde hace años en escándalos de supuesto blanqueo de
dinero, y a la comisión que ha creado para que estudie qué hacer con el llamado
"banco de Dios".
"Yo no sé como acabará el IOR.
Algunos dicen que tal vez sea mejor (convertirlo) en un banco, otros que un
fondo de ayudas y otros que hay que cerrarlo. Yo no lo sé, me fío del trabajo
de las personas que están trabajando en esto", dijo.
"Con respecto a monseñor Ricca, he
hecho lo que el derecho canónico manda hacer, que es la investigación previa. Y
no hemos encontrado nada", decía Francisco. Pero el Papa (¡el Papa!)
también dejó caer que, aunque fueran ciertas las acusaciones que salpican a
Ricca, estaría dispuesto a perdonarle. "Tantas veces en la Iglesia, con
relación a este caso y a otros casos, se va a buscar los pecados de juventud y
se publican. Y hablo de pecados, no de delitos como los abusos de menores. Pero
si una persona -laica, cura, o monja- comete un pecado y luego se arrepiente,
el Señor la perdona. Y cuando el Señor perdona, olvida".
El papa habló también de la canonización de los papas
Juan XXIII y Juan Pablo II, que no será el 8 de diciembre próximo, como se
pensó en un principio, debido a que el frío dificulta el viaje de fieles
polacos a Roma.
Agregó que las fechas que se barajan actualmente son
el 24 de noviembre próximo, festividad de Cristo Rey, o el 27 de abril
de 2014, festividad de la Divina Misericordia.
Francisco ha abogado por un mayor papel de la mujer en
la Iglesia, pero rechazó la posibilidad de que puedan acceder al sacerdocio.
"Sobre la ordenación de las mujeres la Iglesia ha
hablado y ha dicho no. Lo dijo Juan Pablo II con una formulación definitiva.
Esa puerta está cerrada", señaló el papa en un encuentro hoy con los
periodistas en el avión en que regresó a Roma tras presidir en Río de Janeiro
la XXVIII Jornada Mundial de la Juventud.
Francisco aseguró que en la Curia hay
"santos", gente que reza, que trabaja mucho y que también
va al encuentro de los pobres, muchas veces a escondidas. Pero también
reconoció que hay manzanas podridas. "Hay santos en la Curia. Aunque también hay alguno que no es tan santo. Y esos
son los que hacen más ruido. Ya sabéis que hace más ruido un árbol que cae que
un bosque que crece. Y me duelen esas cosas. Hay algunos que dan escándalo,
tenemos este monseñor en prisión, creo que aún sigue en prisión, y no ha ido a
la cárcel porque se pareciera precisamente a la beata Imelda... No era un
santo. Son escándalos y hacen daño", aseguraba en relación a monseñor
Scarano, acusado de tratar de introducir ilegalmente en Italia 20 millones de
euros en un avión privado procedente de Suiza.
Sobre si está encontrando resistencias internas a las
reformas que se propone llevar a cabo, Francico puso cara de póquer. "Si
hay resistencia por ahora, yo no la he visto", soltó.
Le preguntamos también si se asustó cuando leyó el
informe sobre el Vatileaks, la fuga masiva de documentos resevados por la que
fue condenado el mayordomo de Benedicto XVI. El informe, según se cuenta,
revelaría el profundo estado de corrupción que afecta a la Curia. "No, no me he asustado. Es
un problema grande, pero no me he asustado", señalaba.
"Les voy a contar una anécdota sobre el informe
Vatileaks. Cuando fui a ver al Papa Benedicto, después de rezar en la capilla
nos reunimos en el estudio y había una caja grande y un sobre. Benedicto me
dijo: en esta caja grande están todas las declaraciones que han prestado
los testigos. Y el resumen y las conclusiones finales están en este sobre. Y
aquí se dice tal tal tal... Lo tenía todo en la cabeza".
Por supuesto, los escándalos que sacuden al Banco
Vaticano y la posibilidad de que Francico decida echarle el cierre también
salieron a relucir. El Papa confesó que en principio pensaba ocuparse de los
problemas económicos del Vaticano hasta el año que viene. "Sin embargo, la agenda cambió debido a unas
circunstancias que ustedes conocen, que son de dominio público, aparecieron
problemas y había que enfrentarlos", aseguraba en relación a
los últimos escándalos. Y admitió no saber qué acabará haciendo con el IOR, el
banco de la Santa Sede. "Algunos dicen que tal vez es mejor que sea un
banco, otro que es mejor que sea un fondo de ayuda, otros dicen que hay que
cerrarlo. Se escuchan estas voces. Yo no sé, me fío del trabajo de las personas
del IOR, que están trabajando con esto", destacó. "No sé decirle cómo
terminará esta historia. Esto es también hermoso. Se busca, se encuentra. Somos
humanos". Pero dejó claro que, pase lo que pase con el IOR, sus
características deben ser "transparencia y honestidad".
Fueron tantos los temas que se abordaron... Francisco
respondió en total a 20 preguntas, sobre las cuestiones más distintas. Una
periodista brasileña le preguntó por ejemplo como es que, a pesar de que en
Brasil se ha aprobado una ley que amplía el derecho al aborto y otra que
contempla los matrimonios entre personas del mismo sexo, no había hablado de
estas cuestiones durante su viaje a Río de Janeiro. "La Iglesia se ha
expresado ya perfectamente sobre eso, no era necesario volver sobre ello, como
tampoco hablé sobre la estafa, la mentira u otras cosas sobre las cuales la
Iglesia tiene una doctrina clara. No era necesario hablar de eso, sino de las
cosas positivas que abren camino a los chicos. Además, los jóvenes saben perfectamente
cuál es la postura de la Iglesia", sentenció Francisco.
Otro periodista le preguntó sobre su relación con
Benedicto XVI: "Es como tener al abuelo en casa, pero el abuelo sabio. En una familia el abuelo está en casa,
es venerado, es amado, es escuchado. Él es un hombre de una prudencia... No se
mete".
Se reafirmó en su empeñó en no llevarse a Río el
papamóvil blindado. "La seguridad es confiar en un
pueblo", subrayó. "Hacer un espacio blindado entre el
obispo y el pueblo es una locura. Prefiero esta locura, fuera, tener el riesgo
de la otra locura, la locura fuera. La cercanía nos hace bien a todos",
destacó.
Insistió en sus mensajes de austeridad y de
normalidad. Pero con su humildad habitual, sin pretender imponer a los demás su
forma de vida. "Cada uno debe vivir como el
Señor le pide que viva", subrayó. Aunque reconoció que
"una austeridad general es necesaria para todos los que trabajamos en el
servicio de la Iglesia".
Se mostró sorprendido cuando le comentamos que había
dado la vuelta al mundo su imagen subiendo al avión y llevando en la mano un maletín negro.
"¿Qué llevaba dentro?", le preguntamos. "No había dentro la
llave de la bomba atómica. Llevaba el maletín porque siempre lo he hecho.
Cuando viajo lo llevo. Dentro llevo la cuchilla de
afeitar, el breviario, la agenda, un libro para leer", indicó.
"Debemos habituarnos a ser normales. La normalidad de la vida".
Dijo que se siente feliz siendo Papa. "Cuando el
Señor te pone ahí, si tú haces lo que el Señor te pide, eres feliz",
reveló. Y aseguró que si pide insistentemente a la gente que rece por él es
porque considera que lo necesita. "Yo me siento de verdad con
tantos límites, con tantos problemas, también pecador. Vosotros lo sabéis".
Y explicó el porqué de sentirse enjaulado... "¿Usted sabe la de veces que he tenido ganas de pasear por las
calles de Roma?", señaló. "Porque a mí me gusta andar por
las calles, me gustaba tanto y en ese sentido me siento un poco enjaulado.
Pero debo decir que los de la Gendarmería vaticana son buenos, son realmente
buenos y yo les estoy agradecido. Ahora me dejan hacer algunas cuantas cosas
más, pero es su deber garantizar la seguridad. Enjaulado en ese sentido, de que
me gusta andar por la calle, pero entiendo que no es posible, lo entiendo. Lo
dije en ese sentido. Porque, como decimos en Buenos Aires, yo era un sacerdote
callejero".
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