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A propósito del 28 de mayo de 2007, luego del cierre de RCTV, fecha en que se levantaron los estudiantes venezolanos, escribimos un artículo de opinión con cierta resonancia y divulgación. Luego ocurrieron cosas muy importantes en el País. Lo reponemos con fotos y videos de la fecha.
Ramón Antonio Pérez
El pasado 28 de mayo de 2007, Hugo Chávez esperaba amanecer con una sonrisa en la cara, pero la que dicen que tenía en Cuba, distaba de la que sus asesores y salas situacionales le habían pronosticado. El tirano no contaba que tras su decisión de cerrar y confiscar los equipos de la planta televisiva RCTV, uno de los componentes de la sociedad que se le iba a levantar con criterios propios, libertarios y sin apego a los defenestrados líderes políticos, era el que más, contradictoriamente, ha intentado manipular y ganarse en favor de su pretendida revolución: el sector estudiantil.
¡Cuánto menosprecio ha tenido este militar golpista contra la juventud venezolana!
Chávez ha preferido engañar y conducir a la muerte a jóvenes soldados, obligándoles a cumplir órdenes contrarias a la defensa de la vida y la democracia, como hizo el 4 de febrero y el 27 de noviembre de 1992; y como lo repitió el 11, 12 y 13 de abril de 2002. Con su discurso, el tirano ha mandado a robar a los jóvenes necesitados antes que crearles fuentes de estudio y empleo. ¿Es que acaso en los Centros Estudiantiles de la UCV, UCSAR, UCAB, USM, USB entre otras universidades e institutos pedagógicos y tecnológicos, se vive de espaldas a la realidad del país? No. Allí estudian y discuten sus análisis cientos de miles de venezolanos.
Pero Chávez no entiende a la juventud ni al país. El país avanza y él retrocede. En sus discursos les ha requerido a los estudiantes universitarios que se abstengan de pensar, de ser críticos; de aspirar al bienestar propio. Les ha dicho que no deben soñar siquiera con un vehículo, una buena comida y una cuenta de ahorro, porque eso es malo ya que son elementos que forman parte del consumismo y el capitalismo, aunque él se vista de lino y de seda y administre el país como si fuera de su pertenencia; y además, ante el mundo con una chequera en blanco venda su revolución cual comercio globalizado.
Y lo peor. También ha obligado a los estudiantes y cadetes militares, a repetir frases como patria, socialismo o muertes, reforzándoles los antivalores de la sociedad que dice criticar en lugar de estimularlos al desarrollo espiritual, moral y ético, personal y colectivo; a la creatividad, al amor, a la vida y a la superación de la pobreza. A decir del Documento de Puebla, estos son rostros de jóvenes, desorientados por no encontrar su lugar en la sociedad; frustrados, sobre todo en zonas rurales y urbanas marginales, por falta de oportunidades de capacitación y ocupación.
Pero esos jóvenes ahora se han levantado contra el régimen de Chávez.
Además, resulta que su intransigente postura de cerrar el canal televisivo RCTV, cortándole una ventana a la sociedad venezolana, lo ha descubierto ante quienes representan el futuro del país, como un simple tirano al vulnerar uno de los derechos más elementales como es el de la libertad de expresión. Chávez pensaba que iba a contar con el apoyo de la sociedad, especialmente de los más jóvenes, pero la sensibilidad de los estudiantes no ha podido menos que sentirse atacada y por eso han respondido con la contundencia libertaria como muy pocas veces se ha visto en nuestra historia democrática.
De modo que hoy los estudiantes venezolanos al ver que sus derechos y los de todos los venezolanos han sido transgredidos por un régimen cada vez más tiránico, no les ha quedado otro camino que tomar las calles y rebelarse.
Aunque salvando las distancias, esta rebeldía se ha expresado a semejanza de aquellos jóvenes que en 1928, se levantaron contra la dictadura de Juan Vicente Gómez.
A criterio de este redactor, a pesar de los contextos diferentes, el objetivo de ambas generaciones de venezolanos en el fondo es el mismo: recuperar la libertad. Y la libertad implica gozar de derechos humanos fundamentales como la vida, la libertad de expresión, tener un empleo, libertad de pensamiento; un sistema de gobierno amplio y democrático; y por supuesto, salir de la tiranía y del tirano. Estos jóvenes en sus diferentes épocas salieron de sus claustros universitarios para llenar de valentía, entusiasmo y consignas de lucha democrática los distintos caminos, calles, estados y ciudades del país.
¡Cuánto menosprecio ha tenido este militar golpista contra la juventud venezolana!
Chávez ha preferido engañar y conducir a la muerte a jóvenes soldados, obligándoles a cumplir órdenes contrarias a la defensa de la vida y la democracia, como hizo el 4 de febrero y el 27 de noviembre de 1992; y como lo repitió el 11, 12 y 13 de abril de 2002. Con su discurso, el tirano ha mandado a robar a los jóvenes necesitados antes que crearles fuentes de estudio y empleo. ¿Es que acaso en los Centros Estudiantiles de la UCV, UCSAR, UCAB, USM, USB entre otras universidades e institutos pedagógicos y tecnológicos, se vive de espaldas a la realidad del país? No. Allí estudian y discuten sus análisis cientos de miles de venezolanos.
Pero Chávez no entiende a la juventud ni al país. El país avanza y él retrocede. En sus discursos les ha requerido a los estudiantes universitarios que se abstengan de pensar, de ser críticos; de aspirar al bienestar propio. Les ha dicho que no deben soñar siquiera con un vehículo, una buena comida y una cuenta de ahorro, porque eso es malo ya que son elementos que forman parte del consumismo y el capitalismo, aunque él se vista de lino y de seda y administre el país como si fuera de su pertenencia; y además, ante el mundo con una chequera en blanco venda su revolución cual comercio globalizado.
Y lo peor. También ha obligado a los estudiantes y cadetes militares, a repetir frases como patria, socialismo o muertes, reforzándoles los antivalores de la sociedad que dice criticar en lugar de estimularlos al desarrollo espiritual, moral y ético, personal y colectivo; a la creatividad, al amor, a la vida y a la superación de la pobreza. A decir del Documento de Puebla, estos son rostros de jóvenes, desorientados por no encontrar su lugar en la sociedad; frustrados, sobre todo en zonas rurales y urbanas marginales, por falta de oportunidades de capacitación y ocupación.
Pero esos jóvenes ahora se han levantado contra el régimen de Chávez.
Además, resulta que su intransigente postura de cerrar el canal televisivo RCTV, cortándole una ventana a la sociedad venezolana, lo ha descubierto ante quienes representan el futuro del país, como un simple tirano al vulnerar uno de los derechos más elementales como es el de la libertad de expresión. Chávez pensaba que iba a contar con el apoyo de la sociedad, especialmente de los más jóvenes, pero la sensibilidad de los estudiantes no ha podido menos que sentirse atacada y por eso han respondido con la contundencia libertaria como muy pocas veces se ha visto en nuestra historia democrática.
De modo que hoy los estudiantes venezolanos al ver que sus derechos y los de todos los venezolanos han sido transgredidos por un régimen cada vez más tiránico, no les ha quedado otro camino que tomar las calles y rebelarse.
Aunque salvando las distancias, esta rebeldía se ha expresado a semejanza de aquellos jóvenes que en 1928, se levantaron contra la dictadura de Juan Vicente Gómez.
A criterio de este redactor, a pesar de los contextos diferentes, el objetivo de ambas generaciones de venezolanos en el fondo es el mismo: recuperar la libertad. Y la libertad implica gozar de derechos humanos fundamentales como la vida, la libertad de expresión, tener un empleo, libertad de pensamiento; un sistema de gobierno amplio y democrático; y por supuesto, salir de la tiranía y del tirano. Estos jóvenes en sus diferentes épocas salieron de sus claustros universitarios para llenar de valentía, entusiasmo y consignas de lucha democrática los distintos caminos, calles, estados y ciudades del país.
La generación de 1928
Todavía es temprano para conocer los alcances que tendrán las acciones y los nombres de los líderes estudiantiles actuales. El devenir colocará en su justo lugar histórico la labor e importancia de cada uno de ellos y ellas.
Pero, releyendo la historia contemporánea del país, se conoce que una de las organizaciones con más influencias en la lucha contra la dictadura de Juan Vicente Gómez, fue la Federación de Estudiantes de Venezuela FEV- de 1928.
La directiva estuvo integrada por Jacinto Fombona Pachano (primer presidente), Raúl Leoni (segundo presidente), Elías Benarroch, Isaac Pardo, Miguel Otero Silva, Juan José Palacios, José Tomás Jiménez Arráiz y Rafael Enrique Chirinos. De igual manera, se contó con la participación de otros venezolanos, quienes posteriormente se convertirían en la semilla del ideal democrático en el país, como fueron Rómulo Betancourt y Jóvito Villalba, entre otros.
Esa organización estudiantil decide realizar un conjunto de actividades culturales con el apoyo del rector de la UCV, Diego Carbonell, para la creación de la Casa del Estudiante. Con el fin de obtener los recursos destinados a costear la misma, programan con motivo de los carnavales en febrero de 1928, la Semana del Estudiantes. En ese lapso realizarían una serie de actos: UN desfile desde la UCV hasta el Panteón Nacional; la coronación de la reina de los estudiantes, Beatriz I; un recital de la juventud; una concentración estudiantil en La Pastora; y una ternera, que no se realiza por el desenlace político que toman los acontecimientos.
(http://www.enlaceong.org.ve/encarte/Fasciculo18/fasc1802.html).
Durante los actos de coronación de la reina le correspondió hablar a Pío Tamayo, siendo el poema que compone en honor a la reina, considerado subversivo por las autoridades gomecistas. Así mismo, intervienen los estudiantes de derecho, Rómulo Betancourt, Jóvito Villalba y Joaquín Gabaldón Márquez cuyas piezas oratorias son estimadas revolucionarias. Así mismo, para la policía gomecista, se suma el "acto irrespetuoso" de Guillermo Prince Lara, quien rompió una lápida en honor al dictador Juan Vicente Gómez.
El gobierno reprime los actos que se están desarrollando y encarcela en La Rotunda a Pío Tamayo y a los oradores mencionados. Sin embargo, sus compañeros -214 estudiantes- en total solidaridad con los detenidos, se entregan voluntariamente a la policía y son trasladados al castillo de Puerto Cabello. Allí permanecen durante doce días, al cabo de los cuales son dejados en libertad ante la reacción de la sociedad caraqueña, que a su regreso los acoge como héroes.
Estos jóvenes comienzan a ser conocidos como la "Generación del 28". El carácter colectivo del movimiento de 1928, expresado en la propia denominación de Generación, formará parte de otro importante elemento de ruptura con la historia política del siglo XIX, la despersonalización del poder.
Pese a la cantidad de liderazgos - Rómulo Betancourt, Jóvito Villalba, Miguel Otero Silva, Raúl Leoni, Juan Bautista Fuenmayor, entre otros, presentes en los sucesos de 1928, ninguno tuvo un protagonismo especial, predominando la unidad del grupo sobre cualquier individualidad, lo que será un adelanto de una de las principales características de las organizaciones políticas del siglo XX: la disciplina partidista.
Tras su regreso de Cuba, Chávez con su alharaca ha intentado convocar a los barrios y cerros para que le defiendan su acción tiránica, pero no ha recibido respuesta favorable alguna, salvo pocos delincuentes armados, posiblemente, los mismos que han asesinado a más de cien mil venezolanos durante su gestión revolucionaria, allí en los distintos lugares donde residen los estudiantes que hoy protestan contra su régimen. La esperanza se centra en que con la nueva Generación del 28 se introduzcan elementos de cambio que le permitirán a Venezuela romper nuevamente con el siglo XIX e insertarse definitivamente en el XXI.
En la época de Juan Vicente Gómez, muchos de los estudiantes tuvieron que salir al destierro por otras conspiraciones y regresaron al país una vez muerto el dictador. Se espera que en esta ocasión, el nuevo tirano no espere tanto tiempo para reconocer que su revolución ha llegado al final. Porque entre los estudiantes no existen hijos de la oligarquía, sino jóvenes comunes y corrientes; defensores de la democracia. Con sus sueños y aspiraciones por ahora no dejarán la calle, hasta que sus exigencias encuentren una respuesta positiva: el regreso de la libertad y de la democracia.
Pero, releyendo la historia contemporánea del país, se conoce que una de las organizaciones con más influencias en la lucha contra la dictadura de Juan Vicente Gómez, fue la Federación de Estudiantes de Venezuela FEV- de 1928.
La directiva estuvo integrada por Jacinto Fombona Pachano (primer presidente), Raúl Leoni (segundo presidente), Elías Benarroch, Isaac Pardo, Miguel Otero Silva, Juan José Palacios, José Tomás Jiménez Arráiz y Rafael Enrique Chirinos. De igual manera, se contó con la participación de otros venezolanos, quienes posteriormente se convertirían en la semilla del ideal democrático en el país, como fueron Rómulo Betancourt y Jóvito Villalba, entre otros.
Esa organización estudiantil decide realizar un conjunto de actividades culturales con el apoyo del rector de la UCV, Diego Carbonell, para la creación de la Casa del Estudiante. Con el fin de obtener los recursos destinados a costear la misma, programan con motivo de los carnavales en febrero de 1928, la Semana del Estudiantes. En ese lapso realizarían una serie de actos: UN desfile desde la UCV hasta el Panteón Nacional; la coronación de la reina de los estudiantes, Beatriz I; un recital de la juventud; una concentración estudiantil en La Pastora; y una ternera, que no se realiza por el desenlace político que toman los acontecimientos.
(http://www.enlaceong.org.ve/encarte/Fasciculo18/fasc1802.html).
Durante los actos de coronación de la reina le correspondió hablar a Pío Tamayo, siendo el poema que compone en honor a la reina, considerado subversivo por las autoridades gomecistas. Así mismo, intervienen los estudiantes de derecho, Rómulo Betancourt, Jóvito Villalba y Joaquín Gabaldón Márquez cuyas piezas oratorias son estimadas revolucionarias. Así mismo, para la policía gomecista, se suma el "acto irrespetuoso" de Guillermo Prince Lara, quien rompió una lápida en honor al dictador Juan Vicente Gómez.
El gobierno reprime los actos que se están desarrollando y encarcela en La Rotunda a Pío Tamayo y a los oradores mencionados. Sin embargo, sus compañeros -214 estudiantes- en total solidaridad con los detenidos, se entregan voluntariamente a la policía y son trasladados al castillo de Puerto Cabello. Allí permanecen durante doce días, al cabo de los cuales son dejados en libertad ante la reacción de la sociedad caraqueña, que a su regreso los acoge como héroes.
Estos jóvenes comienzan a ser conocidos como la "Generación del 28". El carácter colectivo del movimiento de 1928, expresado en la propia denominación de Generación, formará parte de otro importante elemento de ruptura con la historia política del siglo XIX, la despersonalización del poder.
Pese a la cantidad de liderazgos - Rómulo Betancourt, Jóvito Villalba, Miguel Otero Silva, Raúl Leoni, Juan Bautista Fuenmayor, entre otros, presentes en los sucesos de 1928, ninguno tuvo un protagonismo especial, predominando la unidad del grupo sobre cualquier individualidad, lo que será un adelanto de una de las principales características de las organizaciones políticas del siglo XX: la disciplina partidista.
Tras su regreso de Cuba, Chávez con su alharaca ha intentado convocar a los barrios y cerros para que le defiendan su acción tiránica, pero no ha recibido respuesta favorable alguna, salvo pocos delincuentes armados, posiblemente, los mismos que han asesinado a más de cien mil venezolanos durante su gestión revolucionaria, allí en los distintos lugares donde residen los estudiantes que hoy protestan contra su régimen. La esperanza se centra en que con la nueva Generación del 28 se introduzcan elementos de cambio que le permitirán a Venezuela romper nuevamente con el siglo XIX e insertarse definitivamente en el XXI.
En la época de Juan Vicente Gómez, muchos de los estudiantes tuvieron que salir al destierro por otras conspiraciones y regresaron al país una vez muerto el dictador. Se espera que en esta ocasión, el nuevo tirano no espere tanto tiempo para reconocer que su revolución ha llegado al final. Porque entre los estudiantes no existen hijos de la oligarquía, sino jóvenes comunes y corrientes; defensores de la democracia. Con sus sueños y aspiraciones por ahora no dejarán la calle, hasta que sus exigencias encuentren una respuesta positiva: el regreso de la libertad y de la democracia.
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