Ramón Antonio Pérez
Mamporal, febrero de 2008. El 16 de los corrientes, la Diócesis de Guarenas encabezada por Monseñor Gustavo García Naranjo, realizó la tercera asamblea diocesana con miras a concretar un plan de pastoral de conjunto, actividad a la que asistieron representantes de las veinticuatro parroquias, miembros de los grupos de apostolado seglar y comunidades de vida consagrada, en Mamporal.
La actividad fue convocada por el Equipo Diocesano de Pastoral, al frente del cual se encuentra la Hermana Rebeca Aguilar, de la congregación de las Hermanas Misioneras Guadalupanas. El padre José Antonio Barrera fue el anfitrión del encuentro, mientras que el también sacerdote Eduardo Campañolo, asumió la ponencia principal.
Enraizados en la población
Monseñor García Naranjo destacó la necesidad de concretar este plan, considerando “avanzar hacia la construcción de una diócesis más fuerte en la fe de Cristo, enraizada en la sociedad, con mayores responsabilidades hacia los más necesitados y asumiendo compromisos sociales desde la realidad concreta de nuestra feligresía católica”.
“Debemos tomar conciencia de la necesidad de participación. Este no será un proyecto aislado o de un solo sector, sino que involucra a todos, por lo que hago un llamado a los líderes de los movimientos de apostolado para que junto a sus sacerdotes, impulsen esta iniciativa desde abajo, desde las parroquias; pero involucrando a los diversos sectores ya que todos sumamos la realidad diocesana”, acotó.
Cabe destacar que los encuentros previos permitieron conocer la realidad contextual en las diferentes parroquias, sobre cuyos resultados se inició esta planificación pastoral. Por eso el Prelado reiteró que los parámetros que les guiarán se fundamentan en esos estudios y en “los documentos del Concilio Vaticano II, la Quinta Conferencia Episcopal Latinoamericana y del Caribe, celebrada en Aparecida, Brasil; así como en los retos y desafíos del Concilio Plenario de Venezuela”.
Santidad comunitaria
El padre Campañolo, con base en la experiencia de otras diócesis y parroquias, comentó acerca de la necesidad de fomentar unas líneas de acción que aborden las áreas de trabajo diocesano en función del futuro y en coherencia con los cinco espacios que identifican a la Iglesia: profecía; encuentro; crecimiento; servicio y contemplación.
Indicó que ante “los signos de los tiempos tiene que haber una respuesta por parte de los católicos; pero además, ello debe implicar un compromiso que se debe experimentar de manera individual y colectiva; es decir, con sentido pleno de Iglesia”.
Proyecto de comunión
Campañolo invitó a cuestionarse acerca de la posibilidad de pasar de una Iglesia meramente institucional, a una que se identifique como Pueblo de Dios e indicó que el proyecto tipo conlleva tres etapas: concientización, decisión y convocatoria.
“En primer lugar, la concientización se refiere a tomar en cuenta el peso que por más de 1950 años ha tenido la Iglesia Institucional, paradigma que fue roto por el Vaticano II, y cuyos lineamientos, en casi cincuenta años, no se han vivido plenamente”.
En cuanto al segundo aspecto, dijo que “debemos estar claros que hay que aceptar las responsabilidades de cristianos. Entender que Iglesia somos todos; iluminar la situación con los Evangelios desde una vida de comunidad y con la gente”.
Dijo que el tercer aspecto, la convocatoria, es permanente. “Se trata del pueblo de Dios en permanente llamado. Para ello debemos valorar y contemplar la historia; aunque nos de miedo, debemos dar el paso hacia este proyecto de comunión”.
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