El
gesto de solidaridad sacerdotal recogido en una imagen, resume la triste y dura
experiencia que el Padre Darwin Ramírez vivió junto a sus familiares en
los deslaves del estado Mérida, Venezuela
Monseñor Luis Enrique Rojas, obispo auxiliar de Mérida y los sacerdotes de la Zona de Mocotíes, visitaron y acompañaron al padre Darwin Ramírez, quien se recupera de las afectaciones sufridas durante los deslaves del 24 de agosto en Mérida.
El sacerdote perdió a su señora madre, un sobrino, una cuñada y a muchos de sus feligreses, algunos todavía desaparecidos. Acompañar a su sacerdote en un momento tan triste es una verdadera muestra de hermandad y solidaridad de parte del obispo.
Los invito a leer el trabajo de Macky Arenas,
publicado inicialmente en Aleteia, en el que se recoge ampliamente todo lo vivido en esta región andina de Venezuela.
También habla del trabajo que realiza Cáritas
Venezuela para paliar la gravedad de estos hechos naturales. RAP
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Los trágicos
deslaves que enlutan a Venezuela y el cura que intentó salvar a su familia
Las
intensas lluvias se llevan varios pueblos en Venezuela y se han cobrado varias
vidas, además de dejar miles de afectados. En medio de esto, el caso del padre
Darwin Ramírez, quien luego de haber sido arrastrado junto a su vehículo logró
salvar su vida, pero tras intentar auxiliar perdió a familiares como su madre,
cuñada y sobrino
Macky
Arenas - Aleteia Venezuela
Publicado el 26/08/21
Si
algo falta a los venezolanos es el agua, a pesar de ser uno de los países con
mayores reservas hídricas. El país cuenta con 18 cuencas hidrográficas y su
hidrografía está asignada por la Cordillera de Los Andes, la cual ha
determinado dos grandes vertientes hidrográficas, la del Atlántico y la del
Caribe. Nos falta el agua por las pésimas políticas públicas que desmerecen la
inversión y desprecian el mantenimiento, al punto, de que un servicio público
tan esencial para la vida como es el agua, falta constantemente cuando no
siempre.
Todo
el mundo necesita agua y todo el mundo la quiere. Pero otra cosa es cuando
viene en forma de tormenta y arrasa con todo. Pocos elementos de la naturaleza
pueden ser tan destructivos como el agua. Pero no siempre son los fenómenos
naturales la causa de las catástrofes, sino que la acción u omisión humanas
tienen mucho que ver con el cuadro espantoso al desatarse las fuerzas de la
naturaleza.
Es
el caso de Tovar, uno de los municipios más hermosos de los Andes venezolanos
que el 23 de agosto amaneció inundado, con sus calles destrozadas, sus casas
derrumbadas, postes de luz arrancados de cuajo y vehículos bajo las aguas.
Simplemente, Tovar
En
realidad se llama Nuestra Señora de Regla de Tovar, como nombraron los
franciscanos a la primera comunidad indígena en la zona. Sus habitantes, gente
tranquila, amable y muy hacendosa, disfrutan todo el año de la envidiable
temperatura de 17 grados. Es una subregión merideña del Valle del Mocotíes que
no llega a las 200 mil personas. Lo más hermoso, además de su gente, son los
paisajes montañosos andinos que son un regalo a la vista y paz para el
espíritu. De hecho, una cadena montañosa atraviesa la ciudad.
Tiene
otros nombres como Cuna del Arte Merideño, Sevilla de los Andes Venezolanos,
Sultana del Mocotíes, Atenas de Venezuela y Ciudad taurina de Venezuela. Pero
se conoce como, simplemente, Tovar.
Toda
esa belleza, su urbanización, viviendas y su patrimonio, de repente, se vieron
cubiertos de lodo, ramas y piedras esa madrugada.
10 días más…
En
Venezuela, más de 54.000 personas han sido afectadas por las lluvias. Es la
cifra hasta ahora. Pero el drama merideño adquirió otras dimensiones. Hasta el
momento de escribir esta nota, más de 20 personas han fallecido. No hay todavía
un número oficial de desaparecidos pero los daños materiales son cuantiosos.
Tan grave es la situación que, por primera vez, el recurrentemente insensible
Maduro, firmó un «decreto de emergencia» por 90 días. Las lluvias amenazan con
mantenerse por 10 días más.
Además
de Mérida, las lluvias han afectado a otras zonas de Venezuela como Caracas y
los estados de Apure, Amazonas y Falcón; que están en alerta amarilla; Bolívar,
Guárico y Zulia, que están en alerta roja.
El
conocido periodista merideño Euro Lobo reseñó que no hay servicio eléctrico
estable y por muchas horas las comunicaciones celulares y por redes estuvieron
interrumpidas.
El
presidente de protección Civil Mérida, Franchell Parra, informó que los
funcionarios evaluadores los funcionarios evaluadores pudieron estudiar 607
viviendas de las cuales observaron que 142 debieron ser marcadas con pérdidas
totales por lo que las máquinas deberán terminar de demolerlas.
El obispo: “Pido oraciones”
El
joven obispo auxiliar de Mérida –el arzobispo es el cardenal Baltazar Porras
Cardozo- está en plena tarea de rescate, mangas arriba, a la par de los equipos
profesionales que atienden la zona. Permanece al lado de las familias afectadas
y él mismo estuvo incomunicado. No obstante, Aleteia insistió en localizarlo y
recibimos su mensaje vía Whatsapp:
“Dios
los bendiga. Les pido muchas oraciones para Mérida en estos momentos de tanta
necesidad. Yo estoy aquí, acompañando a mi gente, al rebaño que Dios me ha
confiado”
En
Caracas se han dispuesto varios centros de acopio para reunir lo necesario,
ropa, mantas, comida, medicinas. La gente acude, llevando todo lo que puede.
Una tragedia sin nombre
Esta
vez, la tragedia tocó directamente a la familia de un querido sacerdote de la
zona. Se trata del párroco de San Francisco de Tovar, el padre Darwin Ramírez,
quien fue arrastrado dentro de su vehículo a lo largo de la quebrada de
Tacarica.
Se
pensó que había muerto, pero logró salir con vida por el parabrisas y corrió a
pedir ayuda para tanta gente en peligro, incluida su propia familia. Al
regresar no encontró a sus parientes. Estaban desaparecidos.
Una
tragedia sin nombre: fallecieron su madre, su cuñada y un sobrino. Ello, sin
mencionar que hace apenas meses perdió a su padre, víctima del Covid.
La
Arquidiócesis de Mérida nos confirmó la muerte de la madre del sacerdote, pero
también indicó que de la cuñada y el sobrino aún se desconoce el paradero.
“Entre
los muertos ya identificados – nos dice, afectado, un cooperador de la Iglesia-
hay dos niños. Son las noticias que no querríamos recibir”.
“Nos
unimos en oración y en apoyo a todas las comunidades que en estos momentos
sufren las consecuencias de las lluvias inclementes en estos últimos días, en
la zona del Mocotíes y en otros lugares de Mérida”, nos señala un miembro de la
Arquidiócesis.
Un
periodista que cubre la zona agregó: “La situación es dramática, triste,
desesperante. Perderlo todo no es fácil, peor aún perder familiares”.
«En
medio de esta angustia y dolor -nos confía un parroquiano- el padre Darwin, así
como toda la curia merideña, además de los grupos parroquiales y los
movimientos eclesiales, están incorporados al trabajo por las familias que
lloran a los suyos o han quedado en la calle. Aquí nadie se rinde».
Mejor,
dicho, que han quedado entre el lodo pues hasta las calles perdieron su forma.
El peligro no ha pasado
Un
comunicado de la arquidiócesis informó que el padre Silvio Contreras, de la
parroquia Mesa de las Palmas, aseguró que en su comunidad no hay fallecidos y
que todos “se han organizado para recuperar el servicio de agua”.
Monseñor
Luis Enrique Rojas, obispo auxiliar, pudo conversar con las autoridades locales
a quienes expresó su apoyo y cercanía.
La
Arquidiócesis de Mérida indicó en el comunicado que siguen “atentos y todos con
la mirada puesta en Tovar y las zonas de Mérida que hoy padecen esta situación:
Ejido, La Azulita, Santa Cruz de Mora, Zea, y otros”.
Hay
al menos 400 familias con pérdida de todos sus enseres. Más de 1200 afectadas.
Más de un centenar de viviendas desaparecidas en los torrentes y un número
similar que presenta pérdida total.
71 kilómetros, 40 derrumbes
Son
cinco los municipios devastados y 71 kilómetros de carreteras con 40 derrumbes
de gran magnitud. Ello hace mucho más difícil el acceso a las zonas de
desastre, los rescates y el arduo trabajo de recuperación que sigue luego de
esta especie de apocalipsis que está viviendo la gente de esos municipios
andinos.
Como
si fuera poco y, como si todas las desgracias vinieran juntas, al tiempo de
escribir esta nota fue reportado un fuerte sismo con epicentro a 14 kilómetros
al noroeste de Acarigua, la capital del estado Portuguesa a las puertas del
Llano. El movimiento telúrico tuvo una magnitud de 5.7 en la escala de Richter
y se sintió en al menos 5 ciudades de Venezuela.
Cáritas en acción
«La
Conferencia Episcopal Venezolana a través de Cáritas se solidariza con los que
sufren por las inundaciones en los estados Apure, Miranda y Mérida», publicó
Cáritas Venezuela.
El
mensaje prosigue de la siguiente manera:
«Desde
Cáritas de Venezuela expresamos nuestra cercanía y solidaridad con todos los
ciudadanos que en el territorio nacional están padeciendo las adversidades y
tribulaciones que han traído las emergencias por lluvias. Este suceso
meteorológico ha ocasionado inundaciones y derrumbes destruyendo enseres,
cosechas y viviendas, desplazando internamente familias e, incluso, ha cobrado vidas
en regiones de Venezuela.
El
País debe estar preparado para enfrentar las épocas de lluvias torrenciales:
exhortamos a los gobiernos locales y a los ciudadanos a intensificar las
medidas de prevención frente a los embates que nos presenta esta temporada
tempestuosa.
A
las municipalidades e instancias que correspondan instamos a comunicar a las
comunidades planes de emergencia que puedan seguir; delimitar y señalar
correcta y oportunamente rutas de evacuación y zonas seguras para llegar
durante la emergencia y garantizar la manifestación efectiva de los de los
organismos de respuesta.
AYÚDANOS A AYUDAR
A
todos los cristianos y hombres de buena voluntad les pedimos que a pesar de la
crisis que nos afecta a todos, hagamos hoy una extensión de misericordia y
solidaridad con nuestros hermanos. Ayudemos a que otros sufran menos y demos un
gesto de caridad. Las ayudas pueden efectuarse a través de los centros de
acopio de las Cáritas diocesanas de las zonas afectadas.
La
suma de voluntades es siempre la maniobra ideal para lograr grandes cosas.
Ponemos a disposición la cuenta de Ahorros N° 0108 0032 31 0200000492, del
Banco Provincial a nombre de A.C. CÁRITAS DE VENEZUELA, RIF N° J-30485697-0,
para recibir aportes que serán destinados a suavizar las necesidades que se
hacen más profundas en tantos hogares venezolanos. Estos aportes pueden ser
deducidos del impuesto sobre la renta.
Al
mismo tiempo promovemos un espacio de oración por los hermanos que hoy sufren,
para que el Dios de la Vida les de fortaleza para salir de este
acontecimiento».
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