Ramón
Antonio Pérez // @GuardianCatolic
Nota
de Prensa María Reina 93.3 FM
Barinas, 18 de noviembre 2020
“El tiempo de pandemia
ha sido un tiempo de inquietud existencial pero también de vivencia espiritual.
Nos hemos sentido, como todos, débiles y desorientados. Hemos comprobado que a veces
vivimos de falsas seguridades y que nos dejamos llevar más por criterios
mundanos que por criterios evangélicos”.
Así fue la expresión de
monseñor Jesús Alfonso Guerrero Contreras, en la homilía que pronunció este
martes 17 de noviembre, cuando junto a algunos de los presbíteros de la
Diócesis de Barinas, celebró la solemne Misa Crismal, para bendecir los óleos:
el Santo Crisma, oleo de los catecúmenos y el oleo para la unción de los
enfermos, además de agradecer a Dios el don del sacerdocio.
Como en las demás diócesis de Venezuela, la Misa Crismal que regularmente se cumple durante la Semana Santa, este año 2020 motivado a la pandemia y siguiendo el protocolo de prevención emanado de la Conferencia Episcopal Venezolana, obligó a cambiar de fecha en las iglesias particulares, pero tras la reapertura de los templos y todavía manteniendo las medidas preventivas, la han celebrado en diferentes momentos. Así lo ha hecho la Diócesis de Barinas.
La pandemia ha sido tiempo de penitencia
Una nota de prensa de María
Reina 93.3 FM, resaltó que Monseñor Guerrero Contreras, expresó que durante
esta pandemia de la Covid-19, “algunos hemos visto de cerca el contagio y la
posibilidad de la muerte. Hemos anhelado y echado de menos la comunión”. Hemos
sentido impaciencia e inseguridad en nuestra acción pastoral”, pero también, “nos
hemos vistos obligados a la innovación”.
Expresó que la situación venezolana ha impulsado a la
iglesia a dar respuesta a la pobreza agudizada. “La pandemia ha sido
un tiempo de penitencia y purificación. Sabemos con cuanta facilidad nos
abandonamos en nuestra vida interior que es condición indispensable para la
vivencia de nuestro ministerio”, conoció El
Guardián Católico.
El obispo motivó a
enfrentar la situación con la fe puesta en Jesucristo, porque “tenemos el
peligro de dejarnos arrastrar por el ambiente de desesperanza y de desánimo que
reina a nuestro alrededor. De llegar a pensar que no hay nada que hacer y que
basta sobrevivir”.
Mensaje a los sacerdotes en su día
“En estos momentos el Señor nos llama a convertirnos y a recomenzar.
Nos llama a la comunión entre nosotros y al compromiso con nuestro sufrido
pueblo. Nos llama a fortalecer las bases espirituales de nuestra vocación
sacerdotal. Como a Pedro después de la resurrección “Ven y sígueme”, dijo
monseñor Jesús Alfonso a los presbíteros que asistieron para renovar su
compromiso de entrega a Dios sirviendo a los más necesitados.
Llamó a que, como cristianos
y sacerdotes, “tenemos que ser mensajeros de esperanza. Tenemos que gritar como
Jesús “no teman, soy yo”; y como el papa Francisco: “Él está vivo y nos quiere
vivos”. Prosiguió en su mensaje el obispo diocesano: “Los presbíteros,
configurados en su ser con Cristo Cabeza, Pastor, Siervo y Esposo participan de
su único sacerdocio y de su misión salvífica, como colaboradores de los obispos”.
“Todos somos hermanos
por ser en la iglesia hijos de Dios, los obispos, presbíteros y diáconos somos
doblemente hermanos por la caridad pastoral, el ministerio y la fraternidad
sacramental que Dios ha puesto en nosotros, mediante el sacramento del orden
sagrado. Recordemos nuestra imposición de manos sobre los sacerdotes ordenados. Ella es símbolo de la comunión
sacerdotal y señal del compromiso para fortalecer esa comunión”.
Para culminar Monseñor Jesús Alfonso Guerrero invitó a pedir “al Señor, por intercesión de la Virgen del Pilar, nos ayude en la tarea de construir una iglesia casa y escuela de comunión, en la que marchemos juntos, sintiendo el gozo de ser evangelizados y evangelizar y renovando nuestro amor preferencial por los más pobres”, indica la nota de la emisora diocesana María Reina 93.3 FM.
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