Fray Giovanni Luisio y sus amigos, con este “Delivery solidario” no sólo llevan comida a casa, también dejan un mensaje de solidaridad y esperanza entre los más vulnerables y excluidos en la Diócesis de El Tigre
Ramón Antonio Pérez // @GuardianCatolic
Venezuela, 18 de agosto 2020
El compromiso con los más necesitados es un estilo de vida que identifica a los seguidores de Jesucristo. Ayudar al que tiene hambre y sed; al que se sufre cárcel, destierro y enfermedades, es parte de la ley del amor y una forma de practicar la misericordia. “En verdad les digo que, cuando lo hicieron con alguno de los más pequeños de estos mis hermanos, me lo hicieron a mí”, recuerda el evangelio de Mateo. Es decir, únicamente por el amor al prójimo seremos juzgados al final de los tiempos.
En la diócesis de El Tigre, estado Anzoátegui (Venezuela), monseñor José Manuel Romero acató el decreto de la cuarentena y las disposiciones de la Conferencia Episcopal Venezolana con el cierre de los templos diocesanos para evitar posibles contagios.
La medida conllevó también al cierre temporal del comedor “Casa de María” y otras iniciativas solidarias de puertas abiertas donde la iglesia, congregaciones religiosas y grupos de cristianos atendían a los niños, jóvenes y adultos en situación de vulnerabilidad. En algunos casos el servicio se continúa realizando pero en forma restringida.
“No podíamos dejar a nuestros
hermanos solos”, expresó Fray Giovanni Luisio (Orden
Pobres Caballeros de Cristo) en una carta enviada al periodista Ramón Antonio Pérez. Por eso, junto a
las fundaciones “Ángeles Solidarios” y “Virgen del Valle Reina de Los
Guaiqueríes”, crearon “un mini ejército” de ciclistas que desde entonces recorre
las calles, avenidas y barriadas de El Tigre llevando algo de alimento, salud y mucha esperanza a los más necesitados.
El trabajo social siempre lo han hecho
Desde antes de la pandemia, su centro de trabajo ha sido la parroquia “Nuestra Señora de Coromoto y San Antonio”, la cual es atendida por Fray Ángel Castro (Frailes Menores Franciscanos), aunque su alcance va más allá del ámbito parroquial y diocesano.
Para llevar a cabo las actividades humanitarias, se reunían en el parque “Padre Jesús Nogueiro”, donde ahora se construye
el templo “Nuestra Señora del Valle Reina de Los Guaiqueríes”, narra en la misiva. “Allí conocí a
un grupo de hombres y mujeres, devotos de la Virgen del Valle, en donde nos
organizamos y conformamos un equipo de más de 30 hermanos y hermanas”, aseguró.
“Se nos unieron las
hermanas del Divino Maestro, y atendíamos en consultas médicas, jornadas de
desparasitación, aplicación de vitaminas A, comidas proteicas y ropa en torno a
las ollas solidarias. Llego la cuarentena y el gobierno ordenó aislamiento
total”.
Sin embargo, con la
aplicación de las medidas en preventivas, los más perjudicados
son los de siempre: los más pobres y necesitados, los que no tienen nada para
comer. Ahora se quedan confinados en sus hogares, en los rincones y recovecos
de la ciudad. Hasta el vertedero de basura deja de ser una opción para buscar
comida.
La Guardia Nacional le quitaba los alimentos
“Primero se tenía que realizar una encuesta de las diferentes zonas y ver su realidad”, describe el inquieto fraile siempre ataviado de hábito blanco y con la cruz de templario al frente.
“La primera vez realizamos las ollas a puerta cerradas y se nos aglomeraron las personas. La Guardia Nacional Bolivariana (GNB) nos dio una alerta”. Luego lo hicieron con la “maletica de Dios”, con la que salía todos los días a llevar alimentos a los necesitados en las calles, pero la GNB le quitaba los alimentos.
Fue allí, en una de las liturgias de la Palabra que hicieron de manera ‘clandestina’ en el sector, y en oración, cuando se les ocurrió "la idea de las jornadas: “Quédate en casa, que la comida te la llevo yo”, narra el fraile descendente de familia italiana.
Entonces, “apoyados de 4 bicicletas, cestas y buena voluntad comenzamos con el Delivery Solidario (…) a llevar la comida casa por casa, junto con alimentos proteicos, oración y compartir, conocer las necesidades personalmente de estos ancianos, niños y madres de varios sectores de El Tigre”, detalla en la carta.
Reparten más de 500 almuerzos y otras ayudas
Como se dijo al principio, el trabajo de estas
personas tiene presencia en las redes sociales, especialmente en Facebook y
WhatsApp, donde dan a conocer sus actividades. Esos espacios digitales sirven para que las personas colaboren "con verduras, huesos, frijoles”, refiere el pobre caballero
de Cristo. “Además, son espacios de contenido religioso e informativo”, añade.
Indicó que los ancianos tienen
los números de teléfonos y ante cualquier necesitad se activa la fundación ‘Ángeles
Solidarios’ en el sector, e inmediatamente acude uno de sus integrantes al
sitio en bicicleta. “Usualmente es para llevar comida, ropa, medicina, oración,
lo que haga falta. Esta pandemia adelantó el cambio en la Iglesia que hemos
recibido del Concilio Vaticano II”, asegura el superior de los Caballeros
Templarios.
Reformular actividades ante incremento de la pandemia
Fray Giovanni Luisio considera que cada día "son más las formas de solidaridad que existen en la iglesia y ante la pandemia nuestra respuesta como cristianos es sencilla: ¿cómo vamos a quedarnos en casa, cuando nuestros hermanos se mueren de hambre?”. Sin embargo, desde los primeros días de agosto, las actividades de solidaridad emprendidas han tenido una variación como consecuencia del recrudecimiento de la cuarentena y el incremento de infectados y fallecidos a causa de la Covid-19 en Venezuela.
Hasta el lunes 17 de agosto, de acuerdo con lo indicado por Delcy Rodríguez, vicepresidenta del gobierno de Nicolás Maduro, la cifra de contagios por Covid-19 ascendió a 34.802, mientras los fallecidos, alcanzaron la preocupante cifra de 288.
“Para nadie es un secreto
que nuestra Iglesia diocesana con su clero, religiosas, religiosos y
consagrados, hemos estado sirviendo en tiempo de Pandemia, pero el sentido
común nos llama a la sana obediencia”, dijo Fray Giovanni Luisio Mass ante el
llamado preventivo que días antes le hizo el obispo diocesano de El Tigre.
El trabajo se sigue haciendo pero la cautela priva en cada acto de amor y caridad al más necesitado. Cuidarse y cuidar a los demás es también un acto de amor cristiano. De eso no tiene dudas Fray Giuovanni Luisio Mass entre sus hermanos más necesitados.
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