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La Iglesia y la población exigen
que la nueva masacre, ocurrida apenas comenzó el mes de mayo, no quede silenciada
por el olvido ni por episodios de tipo político. “Esta masacre ha dejado más
muertos que la pandemia del Covid-19”, dicen usuarios de las redes sociales
May 06, 2020
“Estar privado de la libertad no
es estar privado de la dignidad”, les dijo el papa Francisco a un grupo
de 1200 reclusas durante su visita a Chile en enero de 2018. La expresión del Obispo
de Roma fue recordada este 3 de mayo por la Conferencia Episcopal Venezolana
que en un comunicado en el que manifestó “su más enérgico repudio” ante la masacre que el 1 de mayo dejó
51 presos fallecidos y más de 70 heridos, en
el Centro Penitenciario de Los Llanos Occidentales (CEPELLO), estado Portuguesa.
Para la Comisión de Justicia y Paz que preside el arzobispo emérito de
Coro, Roberto Lückert León, la masacre de Guanare es una nueva muestra del
irrespeto a la vida humana en el país. “Nos solidarizamos con los familiares y
oramos por su eterno descanso. Pero elevamos nuestra voz para que los derechos
humanos se respeten y cuiden. Desde hace muchos años esta comisión ha
manifestado su preocupación por la situación de las condiciones en que se
encuentran las personas privadas de libertad en Venezuela, y hoy, está
consternada por los hechos acontecidos”, expresa en el comunicado de la CEV.
“Los
privados de libertad son uno de los grupos más vulnerables del país,
sin acceso a una atención sanitaria adecuada, hacinados, sujetos a retrasos procesales por
falta de transporte para llevarlos a los tribunales o sin garantía de poder
alimentarse, padecen hambre, enfermedad y son víctimas de la perpetuación de
las cadenas de la pobreza y la miseria”, dijo en nombre de los obispos
venezolanos.
Igualmente,
Roberto Lückert León condenó que las
autoridades encargadas de velar por la situación de las personas privadas de
libertad, no hicieran nada para evitarlo.
“Desde hace
muchos años los distintos órganos internacionales de protección de los derechos
humanos, tanto de Naciones Unidas como de la Organización de Estados
Americanos, han emitido informes y recomendaciones relacionadas con las
condiciones de detención en las cárceles venezolanas, que, de haberse puesto en
práctica algunas de ellas, la situación sería distinta en estos momentos y no
estaríamos lamentando esta tragedia ni se habría sometido a tanto dolor a los
familiares de las víctimas”, indicó Roberto Lückert.
¿Qué ocurrió puertas
adentro del CEPELLO?
Versiones contrapuestas intentan dar cuenta de lo que verdaderamente dejó
el triste saldo de lo ocurrido después de la 1 de la tarde: por una parte,
funcionarios del gobierno de Nicolás Maduro hablan de un intento de fuga; y por
otro, las organizaciones de derechos humanos delatan la ocurrencia de una
protesta en la cárcel por falta de comida.
Desde que se conocieron los hechos, cientos de imágenes circularon en las
redes sociales, descubriendo la realidad del Hospital “Doctor Miguel Oraá” de
Guanare, donde fueron llevados los heridos. Fueron atendidos en el suelo o en
destartaladas camas sin colchones y sin equipos adecuados, es decir, la “emergencia
colapsó por falta de insumos médicos”.
Carolina Girón, directora del Observatorio Venezolano de Prisiones (OVP), exigió una exhaustiva investigación sobre la masacre ocurrida en
el CEPELLO, “cuya dudosa primera
versión es que a plena luz del día, a la 1pm, los presos intentaron fugarse por
la puerta principal del penal”, publicó la organización no
gubernamental en su portal.
Efectivamente, indicó que la ministra Iris Varela
dijo que “los privados de libertad fueron conminados por un líder negativo y su
banda a irrumpir con fuerza hacia el portón de la salida. Fueron amenazados con
armas de fuego a que se fueran y asaltaran a los puestos de seguridad de la
cárcel”, cita la activista en favor de los derechos humanos.
Girón ratifica que la masacre comenzó luego de una protesta por la falta
de comida, tal como narran algunos periodistas que intentan evadir la censura
informativa del gobierno de Nicolás Maduro.
Explicó que los familiares son
quienes llevan los alimentos, medicamentos, ropa y artículos de aseo personal a
los presos. “Se estableció una modalidad de que los familiares entregaban la
comida en la entrada de la cárcel y los funcionarios posteriormente debían
entregarla a los reclusos, pero aparentemente estos alimentos no llegaban a la
población penal, por lo que decidieron iniciar el reclamo”, señaló.
Venezolanos con adelgazamiento
patológico
Susana
Rafalli, experta en nutrición, publicó en su cuenta de Twitter
un llamativo mensaje que daba cuenta de la “emaciación” que padecían los
cuerpos de los privados de libertad, de acuerdo a lo que se vio publicado en
los medios. “Quien sea que mire las imágenes de la masacre en el centro
penitenciario de Guanare, encontrará razones para un motín”, escribió
la mujer con amplia experiencia en ayuda humanitaria y con Cáritas Venezuela.
“Medicina forense tiene en sus manos la última oportunidad de justicia para esos venezolanos: que la emaciación quede registrada en cada acta de defunción”, añadió.
Una
usuaria de la misma red social – gabrielamistr20 -
explicó que la emaciación (del latín emaciare)
se trata de un adelgazamiento patológico. “El síndrome de emaciación, también
conocido como síndrome consuntivo es la pérdida involuntaria de más del 10% del
peso corporal (particularmente de masa muscular) y de por lo menos 30 días”.
Más
tarde la doctora Rafalli pedía: “Que medicina forense de a los reclusos
masacrados en Guanare esa mirada que al fin les escuche y deje impresa la
memoria pegada a sus huesos”. Argumentó que las “prisiones están bajo tutela
del Estado. La emaciación de esos
cuerpos es asunto de Estado. Paz a sus familias, honramos su duelo”.
Nadie
puede ser privado de la dignidad
Para el Episcopado Venezolano,
las autoridades tienen el deber de “hacerse responsables por la solución de las
causas que originan estos abominables hechos”. En tal sentido, les hizo un
llamado “a realizar una investigación de manera independiente, imparcial y
oportuna que tenga como finalidad el establecimiento de la verdad y
responsabilidades de lo que ha ocurrido”. La CEV añade: “Los familiares que también son
víctimas tienen derecho a ello y el no hacerlo constituye una violación a los
derechos humanos”.
Igualmente, los obispos motivaron
a los ciudadanos “a no ser indiferentes al dolor de sus hermanos privados de
libertad”. Aquí entra nuevamente el llamado del papa Francisco en favor de los
privados de libertad durante su visita a Chile: “La dignidad no se toca a nadie,
se cuida, se custodia, se acaricia. Nadie puede ser privado de la dignidad”.
LA CIFRA. La realidad de la cárcel CEPELLO es la misma de
la mayoría de estos centros en Venezuela. Este tiene una capacidad instalada de
750 presos, pero en la actualidad congrega 2500, según la información recogida
por Aleteia,
lo cual genera un hacinamiento de 333%.
Allí generalmente ocurren denuncias por
desnutrición, enfermedades infecciosas como la tuberculosis, retardos
procesales y tratos crueles. “En un centro penitenciario no debe morir ni una
persona porque están bajo la responsabilidad del Estado y es éste mismo quien
debe brindarles las garantías a sus derechos humanos”, detalló carolina Girón.
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