“Ellos necesitan de Dios porque solo Él puede darles la fuerza necesaria
por medio de la gracia de su Espíritu Santo para servir cada día con valentía,
amor y verdadera entrega a la vocación recibida”, responde el padre Luciano
quien frecuentemente los visita en un hospital de Guarenas
El
padre Luciano Labrador, párroco de Nuestra Señora de Coromoto, en Guarenas,
estado Miranda, ha sido uno de los muchos sacerdotes venezolanos que con determinación y fe ha salido a la calle para visitar hospitales y llevar la esperanza y comunión en medio de la pandemia del Covid-19. Recientemente visitó el Hospital “Luis Salazar Domínguez” del Seguro Social en
Guarenas, donde fue a llevarles la comunión y un mensaje de aliento a los
trabajadores de la salud y a los pacientes.
Con anterioridad El Guardián Católico se interesó, como dice la pregunta que encabeza esta publicación, por las razones que llevan a los médicos a apoyarse en Dios. “Ellos necesitan de Dios porque solo Él puede darles
la fuerza necesaria por medio de la gracia de su Espíritu Santo para servir
cada día con valentía, amor y verdadera entrega a la vocación recibida”, dijo
de primera mano el padre Luciano. Expone que “con la
gracia del Señor todo es posible y más aún es posible servir, venciendo el
miedo, el pánico y la desesperanza ante una realidad tan fuerte como lo es una
pandemia”. Ramón Antonio Pérez.
A
continuación el trabajo publicado en Aleteia Español:
“Aun
cuando sabemos que son valientes sienten muchas veces miedo, temor, pánico,
desesperanza”, dice el padre Luciano Labrador luego de visitar un hospital de
Guarenas, publica en esta fecha el portal. Fuera del país algunos sanitaristas que
emigraron forzados por la crisis humanitaria, han pasado de llevar salud a
convertirse en pacientes; y de dar vida, a ser contados entre los fallecidos
En Venezuela no
es solamente la ciencia médica la que se enfrenta a la pandemia del Covid-19;
es también la fe en Dios expresada por los mismos galenos, enfermeras y el
personal técnico sanitario. Ellos están llevando adelante su trabajo y se han
enfrentado con éxito a la contradictoria realidad que impone la peste. No ha ocurrido así en los países donde las cifras son escalofriantes, en los que muchos sanitaristas venezolanos pasaron a ser contados entre las víctimas de la pandemia, el más reciente, Pedro Marín, en España.
A casi mes y
medio de la “cuarentena social” decretada en el país suramericano, las bajas
cifras oficiales de fallecidos y contagiados únicamente se entienden en la
misericordia de Dios o en las dudas que genera la propia acción del gobierno de
Nicolás Maduro.
Hasta finales de abril, las cifras daban cuenta de 329 infectados y 10 fallecidos desde el primer contagio. Pero… ¿cómo entender esto si los organismos multilaterales reconocen las paupérrimas condiciones sanitarias en que se encuentra la nación suramericana, técnicamente sumida en una crisis humanitaria compleja? ¿El gobierno está diciendo la verdad?
Son gente valiente pero necesitan apoyo
La gente
sencilla, incluidos los médicos y enfermeras que trabajan en los centros
públicos, lo entienden desde la fe en Dios. “Él es un padre que nunca abandona a sus hijos”, exponen. Así lo entienden
en el hospital “Doctor Luis Salazar Domínguez”, adscrito al Instituto
Venezolano de los Seguros Sociales (IVSS), en Guarenas, estado Miranda. Desde
allí invitaron al padre Luciano Labrador, para renovar sus fuerzas y seguir
adelante para trabajar por la salud de los venezolanos y ganar la “batalla científica
y espiritual” que les ha tocado.
El sacerdote, dispuesto
al acompañamiento de la feligresía en medio de la pandemia, acudió con el
Santísimo Sacramento y recorrió el centro médico: visitó a los enfermos y junto
a ellos rezó; les entregó la comunión y además llevó un mensaje de esperanza.
Narró que en
esta visita llevó a Dios que se da como alimento de vida eterna “a través de la
Sagrada Comunión para fortalecer sus cuerpos y sus almas por medio de su gracia
salvadora”. Los presentes lo “reconocieron y adoraron con profunda fe y
devoción”.
¿Cuántos han
fallecido fuera de Venezuela?
Mientras
Labrador llevaba esperanza y motivaba a los trabajadores sanitarios en este centro
venezolano, cruzando el Atlántico un médico venezolano caía abatido por la
pandemia del Covid-19. Se trata de Pedro Marín
Esquirol, de 47 años, quien según
algunos medios, luego replicados por la organización no gubernamental Médicos
Unidos de Venezuela, murió en el hospital de Úbeda, España, después
de un mes de estar internado.
Marín era
natural de Puerto La Cruz, estado Anzoátegui y emigró hace poco más de tres
años a la Madre Patria, huyendo de la crisis humanitaria y buscando mejores
oportunidades, pero no ha sido el único galeno venezolano que muere víctima de
la pandemia fuera de su país.
El 3 de abril en
España también falleció Nerio Valarino González, de 59 años, quien era
internista facultativo del hospital Quirónsalud de Murcia y falleció en el
Reina Sofía de Madrid. Quienes los conocieron dejaron ver por las redes
sociales que Nerio Valarino igual que Marín era “un profesional muy querido por
sus compañeros”.
“Nerio no ha
estado en la retaguardia, sino en el frente, día a día, viendo a sus pacientes
en la planta y haciendo guardias en Urgencias. Arrimando el hombro,
sustituyendo a los que, como otros anónimos compañeros de la profesión, iban
dando positivo a esta sinrazón y tenían que retirarse, como ha ocurrido en
nuestro hospital. Nerio era valiente, sereno y siempre tenía una sonrisa”,
escribió Fulgencio
Molina Zapata del servicio de urgencias.
Ocurrió lo mismo
con el enfermero Pedro Castillo, que falleció el 7 de abril víctima del Covid-19.
Castillo había permanecido ingresado en el hospital Neuro traumatológico, en
Jaén, también en España. En fin. Los médicos venezolanos están dejando su cuota
en medio de la pandemia dentro y fuera de Venezuela. Igual sucede en América
Latina pero la censura informativa impide tener cifras confiables. El temor de
los médicos está justificado.
La petición de
un cura por los médicos
Luciano Labrador
durante la visita al hospital del Seguro Social en Guarenas, elevó sus
peticiones a Dios para que “continúe derramando su bendición, especialmente en
todos los hombres y mujeres que sirven en todos los hospitales del mundo,
aquellos que en este momento están entregando sus vidas para que otros tengan
vida”.
Finalmente,
destacó el apoyo del equipo familiar “Los Telerines” de la parroquia “Nuestra
Señora de Coromoto” a su cargo. “Pudimos llevar 150 arepas rellenas como un
hermoso gesto de amor y generosidad para compartir no sólo con el personal de
salud sino también con aquellos que encontramos en nuestro caminar dentro y
fuera de dicha institución”.
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