Impactante
testimonio de Ángel Obando, el educador que pierde hasta 35 kilos por
falta de proteínas
Sep 18, 2019
“Estos son mis
zapatos después de servirle dignamente al país durante cuarenta años. Lamentablemente
he perdido hasta treinta y cinco kilos de peso porque no he podido consumir
proteínas. A veces ando hediondo como un gorila porque no puedo comprar el
jabón para lavar los interiores. Vean esto señores, venía del liceo a dar una
clase gratuita y se me rompieron los zapatos. Cuando fui a comprar un par nuevo
tenía que dejar de comer por 3 años, vi un pedazo de caucho cerca de mi casa,
lo trabajé con un esmeril, los fabriqué, y aquí tengo un año con ellos”.
Así describía Ángel
Obando, la terrible realidad que viven los educadores en Venezuela. Fue el
lunes 16 de septiembre, durante una protesta en la que participó frente al
ministerio de educación, en Caracas. El profesional de la enseñanza levantaba
su mano derecha y mostraba ante los medios, el calzado hecho con los restos de unas
llantas para paliar la imposibilidad de comprarlos nuevos. El sueldo no le alcanza
ni siquiera para comer.
En conversación
con Aleteia,
Obando ratificó su reclamo y dijo que en medio de esta crisis, “aprovechar
materiales de desecho pudiera convertirse en manera de dar respuesta a la
crisis”; sin embargo, “el Estado Venezolano debe tomar en cuenta
nuestras exigencias y respetar nuestra dignidad”.
Otros docentes
también mostraron sus desgastados zapatos junto a pancartas alusivas a la
realidad educativa en Venezuela: “El sueldo sólo me alcanza para pagar el
pasaje”; y “Maestros exprés proyecto 2019-2020 que destruye la educación y el
futuro del país”, se podía leer entre los muchos carteles que enarbolaron.
“Lamentablemente
debemos reconocer que nuestra educación se encuentra por el piso”,
expresó el profesor Norman Machado.
El profesional reclamaba duramente a un
grupo de funcionarios de seguridad, que les intentaba cerrar el paso hacia la
vicepresidencia de la república: “Igual que ustedes, nosotros queremos salarios
dignos y mejoras en las condiciones de trabajo porque esto afecta no solo a los
educadores sino principalmente a los escolares. El ministro debe escuchar nuestro
clamor”.
Los docentes protestaron
en los 23 estados del país, por sus derechos contractuales. En Caracas se
apostaron frente a la sede del
ministerio de educación donde forcejearon con un grupo de jóvenes oficialistas
que se identificaron como miembros de la “Chamaba juvenil”, el organismo del
que están surgiendo los rechazados “maestros exprés”.
Raquel Figueroa,
del movimiento educativo Simón Rodríguez, informó a Aleteia que esta protesta
estaba denominada “Salvemos la Educación”. Ello, porque el ministro de
educación, Aristóbulo Istúriz, ejecuta una política de ilusión en el inicio de clases
al hacer ver que todo marcha a la perfección, con infraestructuras bien
dotadas, los niños con sus uniformes y útiles escolares listos para empezar un
nuevo ciclo escolar.
“La realidad es
que “el 70% de la infraestructura escolar no cuentan con condiciones para ser
utilizadas: los baños están dañados, hay filtraciones, los pisos están
agrietados, no hay pupitres, no hay agua, ni luz, los pizarrones lucen sin
pintura”, aseguró.
Lamentó que la
crisis del país ha obligado a que muchos profesionales abandonen sus puestos de
empleo en búsqueda de nuevas oportunidades y calidad de vida. “Entre
2017 y 2018 hubo una migración de profesores del 20%, y entre el periodo
escolar de 2018-2019 se incrementó a 30%”.
“En este nuevo año la situación se agravará”, sostuvo.
“Con hambre y miseria no hay educación”
Febres también
mostró preocupación por las dificultades económicas que atraviesan los padres y
representantes para poder alimentar a sus hijos y enviarlos a las escuelas. Confesó
que en su ejercicio de 25 años cumplió los roles de docente, sub directora y
directora de varios centros de enseñanza en Caracas, y destacó las excelentes
condiciones de vida y de profesión que tenían sus colegas. “Hoy
sólo prevalece la decadencia y la politización”.
La educadora acusó
al ministro Aristóbulo Istúriz de ser “un vende patria, por introducir en las
escuelas personal pirata que no está capacitado intelectual y pedagógicamente”,
en lugar de atender las necesidades que impulsaron al éxodo masivo de profesionales
de la educación.
Iguales criterios planteó a Aleteia, Alberto Centeno, profesor
jubilado de la Universidad Simón Bolívar, quien denunció la creación desde el
despacho ministerial de un diplomado para adiestrar a los futuros “docentes exprés”
que sustituirán al personal que ha abandonado sus puestos de empleo por buscar
mejoras salariales en el exterior.
Yekcim Otero,
con 17 años como docente, contó su drama económico para enfrentar su día a día
en medio de la crisis que padece Venezuela. El salario que recibo como
educadora no me alcanza para comprar comida, mucho menos para hacer frente a la
enfermedad renal que padece una de mis hijas morochas de nueve años; y
menos aún para invertir en los útiles y uniformes de ellas en el inicio del
nuevo año escolar”.
Funcionarios de
la Guardia Nacional y la Policía Nacional Bolivariana impidieron que los
educadores se acercaran al Palacio de Miraflores donde pretendían llegar, luego
de cumplir su primera fase de protesta frente al Ministerio de Educación.
Burlando el cerco militar, decidieron bajar por un costado del Banco Central de
Venezuela en dirección a la Vicepresidencia Ejecutiva pero un contingente de la
GNB una vez más obstaculizó el paso.
Aunque la
protesta se inició de manera pacífica por parte de los educadores, terminó con
detonaciones de “motorizados colectivos” que intentaron amedrentarlos. Los
manifestantes le reclamaron al piquete de la GNB y la PNB, sin embargo, éstos no
impidieron que los violentos grupos oficialistas atentaran contra la vida de
los profesionales de la enseñanza.
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