Ramón Antonio Pérez // @GuardianCatolic
Caracas, 29 de septiembre
2019
El
Instrumentum laboris (IL) “no es un documento para una asamblea de ONGs,
sino de un Sínodo eclesial, de una asamblea importantísima de la Iglesia para ayudarla
a vivir mejor su misión, para revitalizar la Iglesia allí y en el mundo entero,
para lo cual hay que presentar nuevos caminos de auténtica evangelización”,
ha escrito el cardenal
Jorge Urosa Savino en la segunda entrega de su análisis sobre el documento de trabajo del Sínodo de la Amazonía,
que se realizará en el Vaticano del 6 al 27 de octubre.
El segundo análisis del Purpurado venezolano y que envió a El Guardián Católico y a otros medios de comunicación, destaca que
el instrumento contiene
varias fallas. No obstante, primeramente reiteró que estas consideraciones son “con el fin de ayudar a
evitar tropiezos en las deliberaciones, y que
se corrijan a tiempo los errores –por omisión o inclusión – que tiene el
texto”.
Así, entre las observaciones
difundidas en el segundo análisis contiene enfoques dirigidos hacia la evangelización,
porque “una Iglesia realmente profética debe anunciar a Dios como la fuente de
la felicidad, y a Jesucristo con toda claridad como el camino, la verdad y la
vida”.
Evaluó
que el Instrumentum laboris “parece considerar a los pueblos indígenas u
originarios como la mayoría de la población del inmenso territorio amazónico,
donde hay también muchas ciudades y pueblos de cultura común latinoamericana”. Además, utiliza “un lenguaje impreciso y equívoco, y afirma débilmente la misión
evangelizadora y santificadora de la Iglesia en Amazonia, pues tiene una visión
antropológica ingenuamente optimista de un ser humano casi perfecto”, según lo encontrado por Urosa.
En su análisis considera
que existe algo más grave: “tiene una cristología muy débil, pues casi no se
presenta la persona de Cristo como el redentor y salvador de la humanidad”.
Desde
su perspectiva, el documento “propone una visión liberacionista y reductiva
de la misión de la Iglesia, más atenta al ámbito y al tema sociológico,
cultural, antropocéntrico y ecológico que al evangelizador y santificador,
espiritual y pastoral”.
Para el arzobispo
emérito de Caracas todo ello configura “una falla muy grave”, ya que se trata
de un documento eclesial, y que “el Sínodo tendrá que superar”. Razona
que “hubiera sido conveniente que el actual Instrumentum Laboris, a pesar de
ser solo una herramienta para la discusión, fuera también un documento sereno,
preciso y claro, más trabajado y acabado incluso en sus conceptos y en su
redacción, y no impreciso y controversial, como el actual”.
El problema no es el Sínodo sino el texto
“El problema no
es el Sínodo, que es muy importante, y yo quiero contribuir modestamente, a que
sea un éxito para la evangelización, la revitalización de la Iglesia y para la
defensa de la Amazonia y de sus pobladores”, dice Urosa en carta conocida por El Guardián Católico.
“Las
observaciones son hacia el texto, que en
mi opinión no es de buena calidad”. El cardenal Urosa ha ofrecido un
tercer análisis.
A continuación el segundo análisis del Cardenal Urosa de manera íntegra:
SÍNODO
PARA LA AMAZONIA
COMENTARIOS
AL INSTRUMENTUM LABORIS, (Parte 2)
REVITALIZAR
LA IGLESIA EN LA AMAZONIA Y EN EL MUNDO
Cardenal Jorge Urosa Savino,
Arzobispo Emérito de Caracas (28/09/2019)
UNA IGLESIA
REALMENTE PROFÉTICA
En
este segundo artículo queremos analizar su enfoque de la evangelización. Por
supuesto, -ya está bien afirmado y aceptado -, el diálogo es necesario para la evangelización. Y en esa línea se
presenta la visión de la Iglesia profética en el N. 42 del documento. Pero
también aquí falta algo. Una Iglesia realmente profética es algo más que una Iglesia que dialoga, que sabe buscar
acuerdos, y que busca propuestas concretas para una ecología integral, una
Iglesia que actúe contra los atropellos. Es necesario también afirmar con
fuerza que una Iglesia realmente profética debe anunciar a Dios como la fuente
de la felicidad, y a Jesucristo con toda claridad como “el camino, la verdad y
la vida”. Esto en la línea de la Evangelii Gaudium del Papa Francisco, de la Exhortación
Pastoral Evangelii Nuntiandi, de San Paulo VI. Y en la línea de la clarísima y
tajante afirmación del Concilio Vaticano II en la Const. Gaudium et Spes: “Tan solo en el Verbo encarnado se
esclarece el misterio del hombre “; “Cristo. en la misma revelación del
misterio del Padre y de su amor, manifiesta el hombre al propio hombre y le
descubre la sublimidad de su vocación “(GS, 22).Y también en consonancia con
el importantísimo Decreto Ad Gentes
del Concilio Vaticano II sobre la actividad evangelizadora y misionera de la
Iglesia, por cierto, casi no citado en este I.L. ¿Por qué esta seria omisión?
En
cuanto a anunciar a Cristo, no se pueden ignorar las clarísimas y muy
pertinentes enseñanzas del Papa Benedicto XVI en el discurso de apertura de la
Conferencia General del Episcopado latinoamericano y del Caribe en Aparecida:
“Por eso
Cristo, siendo realmente el Logos encarnado, “el amor hasta el extremo”, no es ajeno a cultura
alguna ni a ninguna persona; por el contrario, la respuesta anhelada en el
corazón de las culturas es lo que les da su identidad última, uniendo a la humanidad y
respetando a la vez la riqueza de las diversidades, abriendo a todos al
crecimiento en la verdadera
humanización, en el auténtico progreso. El Verbo de Dios, haciéndose carne en Jesucristo, se
hizo también historia y cultura”.
“La
utopía de volver a dar vida a las religiones precolombinas, separándolas Cristo
y de la Iglesia universal, no sería un progreso, sino un retroceso. En realidad
sería una involución hacia un momento histórico anclado en el pasado. La sabiduría de los
pueblos originarios les llevó afortunadamente a formar una síntesis entre sus culturas y la fe cristiana
que los misioneros les ofrecían. De allí ha nacido la rica y profunda
religiosidad popular, en la
cual aparece el alma de
los pueblos latinoamericanos”… (B.XVI,
Discurso Aparecida, 1)
Será,
pues, muy importante que el Sínodo tenga muy presente algo que es débil en el
Instrumentum Laboris: las exigencias del mandato evangelizador de Cristo a los
apóstoles y a la Iglesia entera. Esto es importante afirmarlo claramente como
propuesta del Sínodo a la vida de la Iglesia en Amazonia y en el mundo entero,
y repito, está actualmente poco destacado en el Instrumentum Laboris. Una Iglesia profética es una Iglesia
que no sólo proclama con fuerza la justicia social y defiende los derechos
humanos, que dialoga y acompaña, sino
que, sobre todo, anuncia a Cristo y evangeliza. Recordemos lo que nos
enseña al respecto el Papa Francisco: “Desde el corazón del Evangelio
reconocemos la conexión íntima entre la evangelización y la promoción humana,
que necesariamente debe expresarse y desarrollarse en toda la actividad
evangelizadora.” (EG, 178)
NUEVOS CAMINOS
PARA LA EVANGELIZACIÓN.
El documento postula un renovado sentido
de la misión de la Iglesia en la Amazonía que, partiendo del encuentro con
Cristo, sale al encuentro del otro iniciando procesos de conversión. Muy bien.
Pero es muy importante que esta exigencia se vea plasmada en propuestas de una
evangelización más abierta, explícita, que vaya más allá del diálogo
y del acompañamiento, también a los pueblos originarios. En una acción
evangelizadora en la línea de los grandes misioneros de la América indígena en
el pasado y, repito, en la línea de la Exhortación Evangelii Nuntiandi, de San
Paulo VI. Recordémosla, pues lamentablemente no ha sido citada en el texto:
26. “No es superfluo
recordarlo: evangelizar es, ante todo, dar testimonio, de una manera sencilla y
directa, de Dios revelado por Jesucristo mediante el Espíritu Santo.
Testimoniar que ha amado al mundo en su Verbo Encarnado, ha dado a todas las
cosas el ser y ha llamado a los hombres a la vida eterna. Para muchos, es
posible que este testimonio de Dios desconocido[55], a quien adoran
sin darle un nombre concreto, o al que buscar por sentir una llamada secreta en
el corazón, al experimentar la vacuidad de todos los ídolos. Pero este
testimonio resulta plenamente evangelizador cuando pone de manifiesto que para
el hombre el Creador no es un poder anónimo y lejano: es Padre. "Nosotros
somos llamados hijos de Dios, y en verdad lo somos"[56] y, por
tanto, somos hermanos los unos de los otros, en Dios”.
Centro del mensaje: la salvación en Jesucristo
27. “La evangelización también debe contener siempre —como
base, centro y a la vez culmen de su dinamismo— una clara proclamación de que
en Jesucristo, Hijo de Dios hecho hombre, muerto y resucitado, se ofrece la
salvación a todos los hombres, como don de la gracia y de la misericordia de
Dios[57]. No una
salvación puramente inmanente,…… sino una salvación que desborda todos estos
límites para realizarse en una comunión con el único Absoluto Dios, salvación
trascendente, escatológica, que comienza ciertamente en esta vida, pero que
tiene su cumplimiento en la eternidad”.
FALLAS DEL
INSTRUMENTUM LABORIS
Sin
duda, el I.L. tiene el mérito de ser fruto de consultas a muchísimas personas, especialmente
habitantes de la Amazonia. Y de tocar a fondo y con valentía la problemática
ecológica y socio-económica de los pueblos amazónicos cuya defensa el texto acertadamente
asume y promueve. Postula la necesidad de actuar con decisión para evitar una
tragedia ecológica en la Amazonía. ¡Muy bien!
Sin
embargo, adolece de varias fallas: Parece considerar a los pueblos indígenas u
originarios como la mayoría de la población del inmenso territorio amazónico,
donde hay también muchas ciudades y pueblos de cultura común latinoamericana. Utiliza
un lenguaje impreciso y equívoco, y afirma débilmente la misión evangelizadora
y santificadora de la Iglesia en Amazonia, pues tiene una visión antropológica ingenuamente
optimista de un ser humano casi perfecto. Algo más grave: tiene una cristología
muy débil, pues casi no se presenta la persona de Cristo como el redentor y
salvador de la humanidad. Pero además, propone
una visión liberacionista y reductiva de la misión de la Iglesia, más atenta al
ámbito y al tema sociológico, cultural, antropocéntrico y ecológico que al
evangelizador y santificador, espiritual y pastoral. Esto es una falla muy
grave en un documento eclesial, que el Sínodo tendrá que superar. El I.L no es
un documento para una asamblea de ONGs, sino de un Sínodo eclesial, de
una asamblea importantísima de la Iglesia para ayudarla a vivir mejor su
misión, para revitalizar la Iglesia allí y en el mundo entero, para lo cual hay
que presentar nuevos caminos de auténtica evangelización.
Por
estas razones el documento ha sido criticado seriamente y ha suscitado ya bastante
controversia. El problema de este
documento son sus fallas propias. Las críticas surgen no porque el Sínodo
quiera acertadamente defender la ecología y los pueblos amazónicos. Muy
importante: cuando hacemos estas observaciones al documento no atacamos al Sínodo en su vertiente
social y ecológica, pues será muy oportuno por su defensa contra las
amenazas a la Amazonia y a sus variados pueblos. Pero, aunque el Instrumentum
Laboris no es un documento definitivo, ¡qué bueno hubiera sido que lo hubieran
trabajado más! y hubieran procurado incorporar mejor esos aspectos de la
doctrina católica, especialmente sobre Jesucristo y sobre la misión de la
iglesia para evitar provocar dudas, polémica y hasta un fuerte rechazo.
Y
no hablamos ahora de los sacerdotes casados, o de diaconisas. Lo problemático
del texto es su redacción confusa, y sus fallas en temas generales de doctrina
y de visión teológica especialmente de antropología, cristología y
eclesiología, entre otros. Estas controversias en un Instrumentum Laboris son algo
incómodo e inconveniente. Por eso es necesario estudiarlo con detenimiento.
Para aprovechar sus fortalezas, y descartar sus fallas y debilidades. Y para verdaderamente revitalizar la
Iglesia en la Amazonia y en el mundo entero. La aparente preeminencia en el
Instrumentum Laboris de lo ecológico, social y cultural sobre lo teológico,
espiritual y pastoral en la vida de la Iglesia, tendrá que ser superada en el
aula sinodal. El problema no es la
ecología sino su débil eclesiología.
UN EJEMPLO A
SEGUIR: EL DOCUMENTO DE APARECIDA
En
una línea muy equilibrada, un documento eclesial que es necesario considerar al
estudiar el Instrumentum Laboris y, sobre todo, en el Sínodo mismo, es el aprobado
por la Vª Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe. Es
el famoso “Documento de Aparecida”, fruto
del trabajo de obispos, sacerdotes, religiosos y laicos de América Latina y del
Caribe, también de la Amazonia.
Este
estupendo Mensaje afrontó los problemas de orden social, económico, político y
ecológico que presenta todo el territorio americano, incluido el Amazonas, pero
también abordó con fuerza el tema de la evangelización de los pueblos indígenas.
En efecto, nos dice (Aparecida, 95):
“Nuestro
servicio pastoral a los pueblos indígenas exige anunciar a Jesucristo y la
Buena Nueva del Reino de Dios, denunciar las situaciones de pecado, las
estructuras de muerte, la violencia y las injusticias internas y externas,
fomentar el diálogo intercultural, interreligioso y ecuménico. Jesucristo es la
plenitud de la revelación para todos los pueblos y el centro fundamental de
referencia para discernir los valores y las deficiencias de todas las culturas,
incluidas las indígenas. Por ello, el
mayor tesoro que les podemos ofrecer es que lleguen al encuentro con Jesucristo
resucitado, nuestro Salvador. Los indígenas que ya han recibido el Evangelio
están llamados, como discípulos y misioneros de Jesucristo, a vivir con inmenso
gozo su realidad cristiana”.
Un
dato muy importante: el Presidente de la Comisión redactora de ese documento
fue nada menos que el Cardenal Jorge Bergoglio, nuestro Papa Francisco. APARECIDA,
con exigencias muy firmes sobre la justicia, la evangelización y la labor de la
Iglesia con relación a los pueblos indígenas, logró un contenido muy claro,
exigente e iluminador, pero también armonioso, sereno y pacífico, de excelente
contenido teológico, cristológico y eclesiológico. Es un magnífico punto de
referencia latinoamericano para este Sínodo.
Digo
esto porque – repito- hubiera sido conveniente que el actual Instrumentum Laboris,
a pesar de ser solo una herramienta para la discusión, fuera también un
documento sereno, preciso y claro, más
trabajado y acabado incluso en sus conceptos y en su redacción, y no impreciso
y controversial, como el actual. En este contexto, Aparecida es sin duda un
estupendo punto de comparación y un elemento de iluminación para los Padres del
Sínodo de Amazonia. En fin de cuentas, Aparecida fue elaborado colegial y
sinodalmente por Obispos de toda América Latina y del Caribe, y por ende,
también de las Iglesias de la Amazonia.
Hemos
hecho un recorrido por algunos puntos del Instrumentum Laboris. En un próximo
artículo tocaremos algunas de las propuestas pastorales del documento.
1 Comentarios
Es iluminador el comentario del Cardenal Emérito Jorge Urosa Savino. El hermoso documento de Aparecida, debe es el punto referencia y actualizarlo para la zona de la Amazonía. Sin embargo, el documento de trabajo del Sínodo es apostata, por esta razón, genera controversia y suspicacia. Debemos estar en alerta, para denunciar cualquier desviación a la doctrina y a la tradición Apostólica. Virgen de Coromoto, ruega por el Sínodo de la Amazonía y por la unidad de la Iglesia, fundada con tu Hijo, Nuestro Señor Jesucristo. Amén
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