El
arzobispo de Caracas agradeció a la directiva saliente de la CEV por el trabajo
realizado; las nuevas autoridades serán presentadas este martes 9 de enero en
la sede del episcopado en Montalbán
Ramón
Antonio Pérez // @GuardianCatolic
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Caracas, 8 ENERO 2018
El cardenal
Jorge Urosa Savino presidió la misa en la apertura de la centésima novena asamblea
de la Conferencia Episcopal Venezolana, este 7 de enero en la capilla “Trono de
la Sabiduría”, de la Universidad Católica Andrés Bello de Caracas, refiriendo
una de sus tareas de la jornda: la elección de las nuevas autoridades del
episcopado nacional.
El Cardenal
Urosa estuvo acompañado en el altar por el nuncio apostólico Aldo Giordano, y
los directivos y monseñores Diego Padrón Sánchez, José Luis Ayala y Víctor Hugo
Basabe.
Agradeció al arzobispo de Cumaná por el trabajo realizado al frente de
la presidencia del organismo y motivó a “encomendar a algunos hermanos nuestros”
la dirección del trabajo común en el próximo período 2018-2021.
“Le damos
gracias a los actuales miembros de la presidencia por su labor en estos tres
años. Especialmente a Monseñor Diego Padrón, que ha realizado una gran labor en
la defensa de los derechos del pueblo venezolano, y en la promoción de nuestra fraternidad
(…) Dios nos ayude a discernir bien quiénes deban ser los llamados a animar
nuestra labor santificadora y evangelizadora en tiempos problemáticos como
estos”, expresó.
¡Pueblo venezolano, levántate y anda!
El cardenal
Urosa no dejó de hablar sobre la realidad nacional, alegando que “cada vez es mayor la ruina, la opresión y el
caos”.
“Nuestro pueblo está apesadumbrado, desanimado y angustiado por las
penurias que estamos pasando, por el proceso de progresiva paralización que
está viviendo el país”, indicó, sosteniendo que muchas personas se dirigen a
los pastores en busca de orientación, aliento y esperanza.
“Y nosotros, que
no somos dirigentes político-partidistas, respondemos al pueblo como los
apóstoles al inicio de la predicación del Evangelio: “No tengo oro ni plata.
Pero lo que tengo, te doy. En el nombre de Jesús levántate y anda”, expresó
Urosa afianzado en una cita de los Hechos de los Apóstoles.
El gobierno debe mostrar voluntad de diálogo
El Purpurado
también habló con los medios de comunicación en torno a los saqueos ocurridos recientemente
en el país y otros temas de interés.
“La carencia de alimentos, insumos médicos
y otros rubros están llevando a una “serie de protestas y hechos de violencia que
son lamentables, y que ojalá no lleguen a mayores”.
Pidió al
Gobierno de Maduro “solucionar ese problema gravísimo del abastecimiento de los
productos de primera necesidad, especialmente la comida y las medicinas, así
como también todo o que tiene que ver con los transportes, con los vehículos,
porque Venezuela se está quedando sin transporte; se está paralizando el país”.
Respecto al
diálogo entre Gobierno y oposición consideró que Miraflores debe dar unos pasos
que evidencien su voluntad de dialogar.
“Por ejemplo, deben retirar esa
invalidación de los partidos políticos que libremente y legalmente, simplemente
no participaron en las elecciones para alcaldes. De manera, que ese sería un
verdadero gesto el Gobierno para indicar que realmente hay voluntad de llegar a
acuerdos”, dijo.
“Nosotros en la
iglesia tenemos la cultura del diálogo y pensamos que es necesario, pero ciertamente
el Gobierno tiene que dar pruebas de que realmente quiere a acuerdos reales
para solucionar los problemas del país”.
A continuación
la homilía completa del Cardenal Urosa Savino en la misa de apertura de la CIX
asamblea de la CEV:
¡Este es mi Hijo Amado!
Homilía en la
Misa de la solemnidad del Bautismo del Señor,
7 de enero de
2018, Universidad Católica Andrés Bello
Inauguración de
la 109ª Asamblea de la Conferencia Episcopal Venezolana
+Jorge L. Urosa
Savino, Cardenal Arzobispo de Caracas
Muy queridos hermanos:
EVENTO
ECLESIAL
Qué alegría tan grande encontrarnos aquí en la Universidad
Católica gracias a la hospitalidad de los PP. Jesuitas, unidos en torno al
altar y mesa de sacrificio y comunión eucarísticos al inicio de este nuevo año
y de un nuevo período de trabajo de la Conferencia Episcopal. Este es un
hermoso evento eclesial: nos congregamos aquí los Obispos de Venezuela,
acompañados por sacerdotes, miembros de institutos e vida consagrada y laicos,
para alabar al Señor y reafirmar nuestra voluntad de anunciar el evangelio a
nuestro pueblo, y hacer presente a Jesucristo con sus dones en medio de nuestra
gente. Lo hacemos con el gozo de saber que Dios está con nosotros, como lo hemos proclamado en este tiempo de Navidad que hoy concluye.
CRISTO EL
SALVADOR, DIOS CON NOSOTROS
Estamos celebrando la solemnidad del Bautismo del Señor. En
el tiempo de Navidad, luego de la solemnidad
del Nacimiento de Jesús, la Iglesia celebra en la Liturgia los
testimonios de algunos heraldos de la naturaleza, misión y vocación del Niño
que nos ha nacido, nuestro divino Salvador: los pastores, San Esteban
protomártir, San Juan Evangelista, los Santos Inocentes, y los Reyes de Oriente.
Y hoy, son San Juan Bautista y el mismo Padre Celestial quien nos señala a Jesús
como el Hijo eterno, como el Salvador, como aquel en quien podemos y debemos
poner nuestra esperanza. Y nos lo señalan para que lo sigamos, como lo pone en
evidencia el texto de la transfiguración según San Mateo: “Este es mi hijo
amado, en quien me complazco. Escúchenlo!” (Mt 17, 5)
NUESTRA
MISIÓN
Vivimos en tiempos muy difíciles. Cada vez es mayor la
ruina, la opresión y el caos. Nuestro pueblo esta apesadumbrado, desanimado y
angustiado por las penurias que estamos pasando, por el proceso de progresiva paralización
que está viviendo el país, muestra de lo cual es la deficiencia del transporte.
Muchas personas se dirigen a nosotros en busca de orientación, de aliento, de
esperanza. Y nosotros, que no somos dirigentes político-partidistas,
respondemos al pueblo como los apóstoles al inicio de la predicación del
Evangelio: “No tengo oro ni plata. Pero lo que tengo, te doy. En el nombre de Jesús
levántate y anda” (Hch 3, 6).
Esta fiesta del Bautismo del Señor nos llama en primer lugar
a reconocer y acoger con fe viva la grandeza de Jesucristo. Su centralidad, su
absoluta prioridad en nuestras vidas y en la vida y misión de la Iglesia. En
segundo lugar nos invita a imitar el ejemplo de San Juan Bautista: anunciar a
Jesucristo. Como él, nosotros vamos delante de Jesús, para señalarlo al pueblo
como el único Salvador. Nos invita también esta fiesta a imitar al Precursor en
su entrega generosa al Señor: en la dedicación total al servicio de Cristo, en
el desprendimiento, de lo material, en la humildad ante Dios y ante nuestros
hermanos, en la firmeza de la proclamación y defensa de la verdad, hasta el
derramamiento de nuestra sangre, si fuera necesario.
BUENOS
PASTORES
Para esto debemos sin duda, acompañar a nuestro pueblo para
darle los dones de Cristo. Para llenarlos de la luz de la esperanza. Para servirlo,
y santificarlo; para - como buenos pastores -, guiarlo y defenderlo
de quienes quieran violar sus derechos. Para eso nos consagró el Señor
a los Obispos, como sus testigos, como buenos pastores, sus sacramentos-personales
en medio de su pueblo. Y por eso nos congregamos periódicamente en asamblea eclesial
de obispos, a fin de fortalecer cada vez más nuestra vocación, y nuestra misión
pastoral. Para entusiasmarnos con ella, para sentir el deseo de cumplirla
cabalmente y para reforzar nuestra unión eclesial y nuestra fraternidad
episcopal.
NUEVAS
AUTORIDADES
Esta Asamblea tiene una peculiaridad: en ella elegiremos las
nuevas autoridades de la Conferencia Episcopal. Nos tocará encomendar a algunos
hermanos nuestros la dirección de nuestras labores comunes en el próximo
período. Eso debemos hacerlo con sentido de la exigencia de la santidad del
testigo, del servicio de fraternidad, de la dedicación a la obra común de la
iglesia. Debemos tener en cuenta la necesidad de fortalecer nuestra labor
evangelizadora y santificadora, especialmente en medio de la fuerte corriente
de secularismo e indiferencia religiosa que marca la cultura moderna en
Occidente. Y nos toca también confortar y consolar a nuestro pueblo que sufre tanto
dolor actualmente, y seguir trabajado con fuerza para defender siempre los
derechos humanos de todos los habitantes de Venezuela.
Le damos gracias a los actuales miembros de la presidencia por
su labor en estos tres años. Especialmente a Mons. Diego Padrón, que ha
realizado una gran labor en la defensa de los derechos del pueblo venezolano, y
en la promoción de nuestra fraternidad. Y le pedimos a Dios que nos ayude a
discernir bien quiénes deban ser los llamados a animar nuestra labor
santificadora y evangelizadora en tiempos problemáticos como estos.
CONCLUSIÓN
“Este es mi hijo amado. Escúchenlo” (Cf. Mt 17, 5). Que
nosotros todos, especialmente los Obispos, atendamos este llamado del Padre
celestial, escuchando siempre a Jesús nuestro divino maestro, y tengamos sus
mismos sentimientos. Y que, como Juan Bautista, demos testimonio con la palabra
y nuestra vida, de que Jesús es el Señor.
Invoquemos para ello la maternal intercesión de nuestra
madre amorosa, la Virgen María de Coromoto. Y llevemos a nuestro pueblo,
acompañándolo en sus tribulaciones, la alegría de saber que en Cristo, su Hijo
amado, Dios está con nosotros. Amén.