Venezuela: ¿Solo basta el prestigio del Papa Francisco para dialogar?





Las acciones de violencia, aunque en buena parte todavía reducidas a escenarios mediáticos, se agitan nuevamente en Venezuela, a pesar del esfuerzo del Papa Francisco para que el gobierno de Nicolás Maduro se sentara a acordar los puntos mínimos de un posible diálogo con la oposición, como ocurrió el pasado 30 de octubre, teniendo a monseñor Claudio María Celli, en su rol de mediador y enviado especial de la Santa Sede.

Hubo gestos de parte y parte. El gobierno liberó a cinco presos políticos; y la Mesa de la Unidad Democrática, suspendió la marcha al palacio presidencial de Miraflores y un juicio político a Maduro impulsado por la Asamblea Nacional. La tregua duró un suspiro.

Si acaso en una delegación o la otra quieren terminar con el diálogo, no es el Papa sino el pueblo venezolano el que va a perder, porque el camino podría verdaderamente ser el de la sangre. Y hay gente que no tiene miedo de que haya derramamiento de sangre”, dijo Celli al periódico La Nación de Argentina, apenas regresó al Vaticano.

Esto es lo que me preocupa. Francisco está jugando un papel muy fuerte. Corremos un riesgo. Vamos a ver, que Dios nos ayude”, acotó el mediador del diálogo en Venezuela. Y es que contradictoriamente, luego de ese primer encuentro, las conversaciones se encresparon con petitorios y rechazos de lado y lado. La agenda no termina de cuadrar en ambas partes.

Durante la entrevista comentó que, en la primera reunión con Nicolás Maduro, este le dijo: “Le prometí al Papa que voy a dialogar y cumpliré la promesa”.

Luego ocurrió otra reunión solicitada por Maduro, y monseñor Celli, le dijo: “Señor presidente, esta mañana me encontré con la oposición y hay tres pedidos. Hay que dar señales y estas no necesitan tiempos bíblicos. Hay que dar señales de que el diálogo es el único camino, y que se puede recorrer en este momento”.

Pero la preocupación del enviado papal también describe el panorama de Venezuela. “Es indudable que la situación está muy fea. No solamente a nivel político, sino a nivel social, económico. No hay comida, no hay medicinas. Es innegable que el país está enfrentando una situación muy difícil”, dijo a La Nación.

Dijo que les pidió a las partes evitar expresiones violentas, sin embargo, no fue atendido por Maduro cuando llamó “terroristas” y amenazó con llevar a la cárcel a varios dirigentes políticos. “Yo había pedido evitar expresiones violentas y agresivas”. “Empleé un término: un lenguaje des-armado. El problema es que estas cosas son más fuertes que ellos”.

Narró su llegada a Venezuela. En las partes de Caracas por las que pasé hay retenes en todos lados, policías, militares. La misma noche que llegué al aeropuerto había un bloqueo de policías cerca de la nunciatura que nos paró para ver quiénes éramos. Y el secretario de la nunciatura que manejaba el auto dijo: “¿Pero no ha visto la placa diplomática?”.

Celli dejó claro que la presencia de él en representación del Vaticano en estas conversaciones, “No es una mediación. La Santa Sede acompaña”. Y sostuvo que se la va a jugar a pesar de lo difícil que pueda ser llegar a acuerdos que satisfagan a ambas partes.

“Una cosa es cierta: el Papa goza de un gran prestigio. Las dos partes, así como los cuatro ex presidentes que acompañan (Ernesto Samper, José Luis Rodríguez Zapatero, Leonel Fernández y Martín Torrijos) me dijeron claramente que, si no estuviese la Santa Sede, la oposición no se encontraría con el gobierno”, sostuvo, finalizando con un mensaje: “las dos partes comprenden que o embocan el camino de la violencia o embocan el del diálogo”.

El venidero 11 de noviembre es el segundo encuentro entre gobierno y oposición. Allí se demostrarán los avances logrados, y los temas en los que las cuatro mesas conformadas están dispuestas a ceder para que la paz sea algo concreto y el sufrimiento de la gente se reduzca.


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