La
falta de alimentos pone en peligro la salud y la escolaridad de más de
trescientos niños en el Amazonas
Ramón Antonio Pérez / @GuardianCatolic
Caracas, 10 de
febrero de 2016.- “Como pastores, no podemos ignorar la misión del Estado
en el campo educativo, velando de un
modo particular por la educación de los
niños y jóvenes”. El anterior es uno de los compromisos de la iglesia
católica, contenido en el Documento de Aparecida; es un aliciente en plena
vigencia para denunciar la triste situación alimentaria por la que están
pasando miles de niños, y de manera muy especial, los niños indígenas del municipio
Alto Orinoco, estado Amazonas, Venezuela.
La situación es descrita en
su blog,por el cooperador salesiano Euro
Lobo, asumiendo la preocupación desde el ejercicio apostólico que la
Congregación de Don Bosco cumple en uno de los lugares más inhóspitos de
Venezuela: la U.E. “La Esmeralda”, en el Alto Orinoco.
¿Cuántos niños se encuentran en esta
situación?
Según indica
Euro Lobo, más de mil niños indígenas son atendidos
integralmente por los hijos de San Juan Bosco en el Alto Orinoco. En el colegio
“La Esmeralda” tienen una matrícula de 300 estudiantes, y de estos180 están
bajo la modalidad de casa hogar.
“Viven internos
en la escuela durante todo el periodo escolar incluyendo fines de semana y
feriados, debido a la lejanía de sus comunidades de procedencia”, refirió Lobo
quien también es abogado y periodista. “Todos son indígenas, en su mayoría
pertenecientes a los pueblos Yanomami y Yekuana”, agrega en la nota.
Por su parte, el
joven sacerdote salesiano Wilfredo García, consultado sobre este tema considera
necesario “que estos niños, nuestros niños venezolanos, se alimenten adecuadamente(porque)la
escuela y la casa hogar dependen 100% del programa de alimentación escolar del
Estado Venezolano”. Pero, “desde el pasado año escolar están sufriendo una grave crisis
debido a la disminución continua de los alimentos”.
Explicó que los
estudiantes “externos” no han podido gozar del beneficio del programa, para
salvaguardar la seguridad alimentaria del Internado, y no obstante, todavía
resulta insuficiente la comida. “Los representantes de los externos aceptaban
esta situación con el fin de que los muchachos internos puedan estudiar”,
ratificó García.
Sin comida, sin educación y sin paz
En el primer
periodo del año (15 de septiembre al 18 de diciembre) solamente se pudo
impartir clases durante un mes, desde el 4 de noviembre al 4 de diciembre; y en
lo que va de 2016 no se han podido iniciar las clases.
Los salesianos
del Alto Orinoco notan como el ideal educativo, plasmado en la Constitución, en
las Leyes Educativas y en los derechos humanos, es una realidad muy lejana en
el municipio. “Pareciera no solamente estar alejado físicamente de los centros más
poblados del país, sino también alejados afectiva y efectivamente”.
Preocupados ante
esta realidad los salesianos han tocado la mayor cantidad de puertas posibles,
esperando aún alguna respuesta, mientras el calendario escolar sigue avanzando
sin detenerse. “Sin comida no hay escuela, sin comida no hay educación, sin comida la
armonía y la paz se encuentran amenazadas”, aseguró Wilfredo.
Para Euro Lobo,
es hora del compromiso. Y del compromiso nacional e internacional, agrega el redactor. “Estos hermanos indígenas
necesitan de nuestro apoyo y sobre todo del gobierno, nacional y
regional, son parte de nuestro país, merecen la igualdad y sobre todo nuestra
mano amiga”.
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