“Es vital que hoy nuestra
Iglesia particular que peregrina en la FANB salga a anunciar el Evangelio a
todos, en todos los lugares, en todas las ocasiones, sin demoras, sin asco y
sin miedo como nos invita el Santo Padre Francisco”, dijo monseñor Benito
Méndez durante su Ordenación Episcopal
Ramón Antonio Pérez / @GuardianCatolic
Texto y fotos: Oficina de Prensa CEV
“Elevo una
oración llena de gratitud y afecto filial, por Monseñor José Hernán Sánchez
Porras, Padre, Pastor, amigo, maestro, formador, ejemplar de sacerdotes, y
quien echó las bases y levantó las columnas para la construcción y
consolidación de nuestro Obispado Castrense, mi mentor y predecesor, cuya
presencia espiritual en esta celebración y su recuerdo está grabado en mí
corazón agradecido como un signo que evidencia la fraternidad episcopal en el
momento de la sucesión apostólica”.
Estas
palabras forman parte de la acción de gracias de monseñor Benito Adán Méndez
Bracamonte, durante su ordenación Episcopal, el pasado 10 de julio, en la
Iglesia “Nuestra Señora de la Chiquinquirá” en Caracas, asumiendo la condición
de Obispo Castrense de Venezuela, según la oficina de prensa de la
Conferencia Episcopal Venezolana que este 17 de julio colgó la información en su
red social.
La ceremonia
estuvo presidida por el arzobispo de Caracas, cardenal Jorge Urosa Savino, quien
le confirió la ordenación episcopal al nuevo titular del Ordinariato Militar de
Venezuela (OMV), “mientras que monseñor Diego Padrón, presidente de la CEV y
Monseñor José Luis Azuaje, primer vicepresidente de la CEV fueron los
co-ordenantes”, según reseña la CEV.
También lo
acompañó el Nuncio Apostólico de Su Santidad en
Venezuela, monseñor Aldo Giordano, quien presentó el saludo y nombramiento apostólico
en nombre del papa Francisco. Asistieron sus hermanos Obispos, sacerdotes, capellanes y
seminaristas; así como un gran número de funcionarios castrenses encabezados
por el Alto Mando Militar y miembros del gobierno nacional.
A semejanza del Buen Pastor
Monseñor
Azuaje, responsable de pronunciar la homilía, manifestó que “Jesús
llamó a los doce para que estuvieran con él, les dio su amor, les dio su
autoridad y una autoridad necesaria para cumplir la obra que él había iniciado,
construir el reino de dios, que es un reino de justicia, de paz y amor”,
dice la oficina de prensa de la CEV.
El Obispo
de Barinas, acotó en su mensaje que el Señor “sabiendo lo frágil que es el ser
humano, les dio su espíritu para anunciar, curar, proclamar, pregonar,
consolar, en su nombre, por eso los constituye cabeza y guía de su pueblo”.
Agregó que
la imagen del Buen Pastor les da identidad a quienes han sido llamados en orden
sacerdotal con mayor fuerza al episcopado. “Ser buen pastor debe ser la
identidad más profunda de nuestra vida vocacional sacerdotal”, indicó
Azuaje.
"Al buen pastor se le pide ser modelo para otros" -aseguró el Obispo de Barinas- "por eso la gracia
sacerdotal nos marca para una nueva misión y nos exige un modelaje de vida que
no escapa de lo que debería ser el ser humano en su natural vivir y compartir:
hablar respetuosamente, ser de buena conducta, ser misericordioso y respetuoso
del otro u otra, enseñar virtudes a los otros, vivir castamente y ser arropados
por la palabra de Dios”.
Monseñor Benito Méndez: “nueva evangelización en el
ambiente militar”
Según la
oficina de prensa de la CEV, el “nuevo Obispo del Ordinariato Militar de
Venezuela no pudo ocultar su alegría y gozo”, al ver en “La Chiquinquirá” a “tantos
rostros de familiares y amigos que lo acompañaron en tan importante momento de
su vida”. Fundamentadas en el Salmo 103, dijo: “quiero expresar mi acción de
gracias a Dios por el don de la vida que me dio y por el llamado al sacerdocio,
por el don de Cristo en la Eucaristía, por el don de la Santísima Virgen María”.
También
tuvo palabras para su iglesia católica “por tantos dones recibidos a lo largo
de toda mi vida cristiana; especialmente por el don de la fe, de la gracia y el
de la vocación sacerdotal, que hoy ha llegado a su plenitud por la ordenación
episcopal. Todo mi ser, pues, bendice y alaba a Dios, a quien sea la gloria por
los siglos de los siglos”.
“Admiro
profundamente la vitalidad espiritual y pastoral de nuestro presbiterio y deseo
entregarme a la obra de la nueva evangelización en la Fuerza Armada Nacional
Bolivariana manteniéndome muy unido a ustedes, los sacerdotes Capellanes
Militares y Civiles, que sirven a la Iglesia en nuestro Obispado Castrense”,
señaló.
A sus
hermanos, los capellanes militares, les dijo: “les recuerdo que obedeciendo el
mandato que nos hace Nuestro Señor Jesucristo de “vayan por todo el mundo a
predicar el Evangelio”, los Capellanes Militares tenemos la misión de “realizar
la nueva evangelización en el ambiente militar para lograr que el encuentro con
Cristo sea una autentica experiencia de vida”.
También los
invitó a “una nueva etapa evangelizadora marcada por la alegría y salida a las
periferias. Es vital que hoy nuestra Iglesia particular que peregrina en la
FANB salga a anunciar el Evangelio a todos, en todos los lugares, en todas las
ocasiones, sin demoras, sin asco y sin miedo como nos invita el Santo Padre
Francisco”.
Apuntó que
dentro de sus preocupaciones pastorales reservará un lugar preferente a la
familia militar, “célula fundamental de la sociedad y de la Iglesia; centro
donde se instauran relaciones interpersonales, ricas de interioridad y de
entrega gratuita. Si queremos construir una sociedad sana, próspera, creadora
de bienestar y de paz, la tenemos que fundamentar en la familia. A ella
quisiera dedicar una atención especial de mi servicio apostólico. Quisiera
ayudar a los cónyuges y a los padres en el cumplimiento de sus deberes y
contribuir a fomentar la vida cristiana en el seno de la familia”, resaltó el
Obispo Castrense.
Finalmente
suplicó al Señor “que me dé lo que manda y que mande lo que quiera, que me
ayude a ser para ustedes pastor según el corazón de Cristo, pastor bueno al
servicio de nuestra querida iglesia castrense y de la Iglesia Universal”.
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