El
Postulador de la Causa de beatificación de Monseñor Romero, reconoce que Benedicto
XVI, siguió la causa desde el principio y que el 20 de diciembre de 2012,
decidió desbloquearla para que prosiguiese su itinerario regular. “Romero no
era un hombre de partido, a pesar de que a algunos podría parecer así, sino un
pastor que quería el bien común de todos, pero partiendo de los pobres”, dijo Monseñor
Paglia
Ramón
Antonio Pérez / @GuardianCatolic
Con
información de VIS / FIDES
Ciudad del Vaticano,
4 de febrero 2015.- El 3 de
febrero, el Santo Padre Francisco recibió en audiencia al Cardenal Angelo
Amato, Prefecto de la Congregación de las Causas de los Santos, y autorizó a la
Congregación a promulgar, el decreto referido al martirio del Siervo de Dios
Oscar Arnolfo Romero Galdámez, Arzobispo de San Salvador; que nació el 15 de
agosto de 1917 en Ciudad Barrios (El Salvador) y fue asesinado, por odio a la
de, el 24 de marzo de 1980, en San Salvador (El Salvador).
Monseñor
Rafael Urrutia, actual Vicario para la Promoción Humana de la Archidiócesis de
San Salvador, que trabajó como canciller al lado de Monseñor Romero en el
último año de su vida, y que se ha encargado de recoger la documentación
necesaria para iniciar la causa, dijo a los periodistas que “la
beatificación de Mons. Romero es una victoria de la fe, una victoria de la
palabra predicada” del Arzobispo mártir.
En
la Oficina de Prensa de la Santa Sede, el obispo Vincenzo Paglia, Presidente del
Pontificio Consejo para la Familia y postulador de la causa de beatificación de
Oscar Arnulfo Romero, ilustró la mañana de este miércoles 4 de febrero, la
figura del arzobispo salvadoreño, asesinado en 1980 mientras celebraba la Santa
Misa, ha informado el Servicio Informativo del Vaticano (VIS, por sus siglas en
inglés).
Se
conoció que en el acto ha participado el historiador Roberto Morozzo della
Rocca, catedrático de Historia Contemporánea en la Universidad de Roma III y
autor de una biografía sobre Oscar Romero. Según el envío de VIS, a continuación
se ofrece una amplia síntesis de la intervención de Monseñor Paglia.
“Es
un don extraordinario para toda la Iglesia del comienzo de este milenio ver
subir al altar un pastor que dio su vida por su pueblo. También lo es para
todos los cristianos, como demuestra la atención de la Iglesia anglicana que ha
colocado la estatua de Romero en la fachada de la catedral de Westminster junto
a la de Martin Luther King y Dietrich Bonhoeffer, y también para toda la
sociedad que ve en él un defensor de los pobres y de la paz. La gratitud va
también a Benedicto XVI, que siguió la causa desde el principio y que el 20 de
diciembre de 2012, decidió desbloquearla para que prosiguiese su itinerario
regular.
El
trabajo de la Congregación para las Causas de los Santos - con el cardenal
Angelo Amato ha sido atento y solícito. Por unanimidad de pareceres, tanto de
la comisión de cardenales como de la comisión de teólogos, se confirmó el
martirio en “odium fidei”... El martirio de Romero dio sentido y fuerza a
muchas familias salvadoreñas que habían perdido a familiares y amigos durante
la guerra civil. Su memoria se convirtió de inmediato en el recuerdo de las
otras víctimas, tal vez menos conocidas, de la violencia.
Después
de un largo proceso que ha visto muchas dificultades tanto por las oposiciones
respecto al pensamiento y a la acción pastoral del arzobispo como por la
situación conflictual que se había creado en torno a su figura, el itinerario
concluye. Romero pasa a ser algo así como el primero de la larga lista de
nuevos mártires contemporáneos. El 24 de marzo - el día de su muerte - se ha
convertido por decisión de la Conferencia Episcopal Italiana en “Jornada de
oración por los misioneros mártires”. Y las mismas Naciones Unidas han
proclamado esa fecha “Día Internacional por el Derecho a la Verdad en relación
con las Graves Violaciones de los Derechos Humanos Fundamentales y la Dignidad
de las Víctimas”.
El
mundo ha cambiado mucho desde aquel lejano 1980, pero el pastor de un pequeño
país de América Central, habla más fuerte. No deja de ser significativo que su
beatificación tenga lugar mientras en la cátedra de Pedro, está, por primera
vez en la historia, un Papa latinoamericano que quiere una “Iglesia pobre para
los pobres”. Hay una coincidencia providencial.
Romero pastor
Romero
creía en su función como obispo y primado del país y se sentía responsable de
la población, especialmente de los más pobres: por eso se hizo cargo de la
sangre, del dolor, de la violencia, denunciando las causas en su carismática
predicación dominical seguida a través de la radio por toda la nación. Podríamos
decir que se trató de una “conversión pastoral”, con la asunción por parte de
Romero de una fortaleza indispensable en la crisis que vivía el país. Se
convirtió en “defensor civitatis” en la tradición de los antiguos Padres de la
Iglesia, defendió al clero perseguido, protegió a los pobres, defendió los
derechos humanos.
El
clima de persecución era palpable. Pero Romero pasó a ser claramente el
defensor de los pobres frente a la feroz represión. Después de dos años de
arzobispado de San Salvador, Romero contaba 30 sacerdotes perdidos, entre los
asesinados, los expulsados y los reclamados para escapar de la muerte. Los
escuadrones de la muerte mataron a decenas de catequistas de las comunidades de
base, y muchos de los fieles de estas comunidades desaparecieron. La Iglesia
era la principal imputada y por lo tanto la más atacada. Romero resistió y
accedió a dar su vida para defender a su pueblo.
Asesinado en
el altar durante la misa
Fue
asesinado en el altar. En él se quería atacar a la Iglesia que brotaba del Concilio
Vaticano II. Su muerte como muestra claramente el detallado examen documental -
fue causada por motivos no sólo simplemente políticos, sino por odio a una fe
que amasada con la caridad no callaba frente a las injusticias que implacable y
cruelmente se abatían sobre los pobres y sus defensores.
El asesinato en el
altar - una muerte, sin duda, más incierta dado que había que disparar desde
treinta metros en comparación con una provocada desde corta distancia - tenía
un simbolismo que sonaba como una terrible advertencia a cualquiera que
quisiera seguir por ese camino.
El
mismo San Juan Pablo II - que sabía muy bien de los otros dos santos muertos en
el altar, San Estanislao de Cracovia y Thomas Becket de Canterbury lo
evidenciaba eficazmente: “Lo mataron en el momento más sagrado,
durante el acto más alto y más divino... Fue asesinado un obispo de la Iglesia
de Dios mientras ejercía su misión santificadora ofreciendo la Eucaristía”.
Y varias veces repitió con fuerza: “Romero es nuestro, Romero es de la Iglesia”.
Romero y la
elección de los pobres
Romero
amaba desde siempre a los pobres. Cuando era un joven sacerdote en San Miguel
lo acusaban de comunismo porque pedía a los ricos que dieran el salario justo a
los campesinos que cultivaban café. Y él les respondía que, actuando así, eran
ellos los que no sólo obraban injustamente sino los que abrían las puertas al comunismo.
Romero
comprendió cada vez más claramente que para ser el pastor de todos tenía que
empezar por los pobres. Poner a los pobres en el centro de las preocupaciones
pastorales de la Iglesia y, por tanto, también de todos los cristianos,
incluyendo a los ricos, era la nueva forma de la pastoral. El amor preferente por los
pobres, no solo no amortiguaba el amor de Romero por su país, sino que, al
contrario, lo sostenía. En este sentido, Romero no era un hombre de
partido, a pesar de que a algunos podría parecer así, sino un pastor que quería
el bien común de todos, pero partiendo de los pobres. Nunca dejó de
buscar el camino para pacificar su país.
Romero, hombre
de Dios y de la Iglesia
Romero
era un hombre de Dios, un hombre de oración, de obediencia y amor por la gente.
Rezaba mucho... Y fue duro consigo mismo,
ligado a una antigua espiritualidad hecha de sacrificios....Tuvo una vida
espiritual “lineal”, a pesar de su carácter no fácil, estricto consigo mismo,
intransigente, atormentado. Pero en la oración encontraba el descanso, la paz y
la fuerza.
Fue
un obispo fiel al magisterio. En sus
papeles emerge clara la familiaridad con los documentos del Concilio Vaticano
II, Medellín, Puebla, la doctrina social de la Iglesia y en general otros
textos pontificios.
Muchas
veces se dice que Romero estaba subyugado por la teología de la liberación. Una vez
un periodista le preguntó: “¿Está de acuerdo con la teología de la liberación?”,
Y Romero contestó: “Sí, por supuesto. Pero hay dos teologías de la liberación.
Una es la que ve la liberación sólo como liberación material. La otra es la de
Pablo VI. Yo estoy con Pablo VI”.
Mártires en
Perú:
Beatificarán a tres sacerdotes asesinados por el Comunismo
Con
el decreto publicado ayer por disposición del Papa Francisco, se ha reconocido
el martirio a los sacerdotes Michal Tomaszek, Zbigniew Strazalkowski y
Alessandro Dordi, que murieron en Perú a manos de los terroristas de Sendero
Luminoso, “por odio a la fe”, el 9 y el 25 de agosto de 1991 en Pariacoto y en
Rinconada.
Los dos primeros, frailes menores (OFM), eran de nacionalidad
polaca, y vivían en el distrito de Pariacoto, provincia de Santa, (al norte de
Lima). El tercero, nacido en Italia, sacerdote diocesano, era responsable de
una parroquia en el distrito del Santa, en la misma región.
El portal católico Religión en libertad cita a José Luis Restán, en su trabajo Peligro: una fe que toca la historia: "el propio líder de Sendero, Abimael Guzmán, reconoció posteriormente en una conversación en la cárcel con el entonces obispo de Chimbote, Luis Bambarén, que los misioneros habían sido ´ejecutados´ porque con su actividad caritativa y su predicación impedían a los jóvenes sumarse a la causa de la revolución".
El portal católico Religión en libertad cita a José Luis Restán, en su trabajo Peligro: una fe que toca la historia: "el propio líder de Sendero, Abimael Guzmán, reconoció posteriormente en una conversación en la cárcel con el entonces obispo de Chimbote, Luis Bambarén, que los misioneros habían sido ´ejecutados´ porque con su actividad caritativa y su predicación impedían a los jóvenes sumarse a la causa de la revolución".
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