SEGUNDO DOMINGO DE CUARESMA
EN CARACAS
“En estos tiempo tan difíciles que vivimos es cuando debemos demostrar
nuestra calidad de cristianos; la capacidad de respetar y aceptar al otro
aunque piense distinto a mí; y además, un cristiano tiene el deber de amar y defender la vida”, dijo en la Basílica
Santa Teresa.
Ramón Antonio Pérez
Fotos en: Facebook
Caracas, 18 de marzo de 2014.- “Qué bueno es cuando uno se
esfuerza en conseguir los objetivos planteados. La victoria es más sabrosa
cuando hay más sacrificio. No hay nada mejor que llevar el pan a su casa bien
comprado y bien ganado con el sudor de la frente. A eso es a lo que el Señor nos
llama para que nos esforcemos cada día, y más en esta época de preparación
espiritual a la que se nos llama en la Cuaresma”.
De esta manera
se expresó Monseñor Adán Ramírez Ortiz, durante la eucaristía que presidió el Segundo
Domingo de Cuaresma en la Basílica “Santa Teresa”, en la que también se rezó
por la paz de Venezuela, como un ruego especial de la Arquidiócesis de Caracas ante la situación de crisis que se
vive en el país.
Cabe indicar
que la feligresía no deja de asistir masivamente a este recinto religioso donde
se resguarda la venerada imagen del Nazareno de San Pablo, aunque esta vez, las
miradas estuvieron centradas en una réplica de La Piedad que adornó durante
toda la fecha la antesala del altar mayor, mientras el oído feligrés prestaba atención
al mensaje del sacerdote caraqueño y párroco del lugar.
Monseñor Ramírez Ortiz explicó
que la liturgia del 2do Domingo de Cuaresma se refiere a la Transfiguración del
Señor. “Lo hace porque hemos emprendido un camino, una subida con Jesús a
Jerusalén, para cumplir la misión que el mismo Padre Eterno le había
encomendado que no es otra que la salvación de todos nosotros a través de su
Pasión, Muerte y Resurrección”, según relato del Evangelio de del día.
Salir del pecado
Monseñor Adán Ramírez indicó
que el personaje principal del Evangelio de San Mateo fue la voz allí citada. “El
personaje principal de hoy es una voz misteriosa que desde la nube le habla a
los discípulos del Señor”, dijo. Y junto a la feligresía releyó el texto del
Nuevo Testamento: “¡Éste es mi hijo amado en quien tengo puestas mis
complacencias, escúchenlo!”. “Muy importante esto último”, acotó. “¿A qué nos
llama la voz? ¡A escuchar a Jesús!”, respondió.
El sacerdote repetía sus
interrogantes a los fieles: “¿Qué nos está diciendo Jesús hoy en el contexto de
la Palabra que se ha proclamado? Los feligreses atentos y hoja dominical en
mano, volvían a leer la frase a petición del sacerdote para dar una respuesta adecuada.
“Esa es la actitud que nos pide Jesús: ¡Salir! Bajar a la realidad de nuestras
vidas, salir de nuestras comodidades, de nuestras seguridades”.
En ese sentido, otra
interrogante para fortalecer la enseñanza fue la siguiente: “¿Qué comodidades o
seguridades tengo hoy de las que debo salir?”. Y acotaba: “Si realmente tenemos
fe en Dios, sabemos que no nos va a llevar a nada malo”.
Alertó acerca de la
situación de pecado porque lleva el peligro de acostumbrarse a estar alejados
de Dios. “Puede ser tan familiar el pecado que cometemos todos los días que ya
no nos importa. Nos acostumbramos a pecar, y no nos importa. ¡Ojo con eso!”.
Cuaresma: una subida espiritual
Destacó que la palabra “salir”
también se asocia a la invitación que Dios hace para subir al Monte Tabor y al
mismo Monte Calvario. “Y subir no es fácil”, agregó. “Es como subir a un cerro.
¿Ustedes creen que llegaremos todos a un mismo paso? No”, explicó mientras los
fieles se sintonizaban con el ejemplo.
“Nosotros con la Cuaresma
hemos emprendido una subida espiritual. También es como subir al Monte Calvario
donde va a estar Jesús en la Cruz. Y la manera de prepararse es mediante la
oración, un buen examen de conciencia y
convertirse. Para eso se nos invita con la Cuaresma”.
Enseñó en su homilía que Dios
es amoroso pero también es muy exigente. “La humanidad solo intenta escuchar al
hombre pensando que algunos de estos son mesías, pero el verdadero y único
mesías se llama Jesucristo”.
Pidió a los asistentes que
al salir de misa deben salir transformados, transfigurados como si hubiesen
subido al Monte Tabor donde subió Abraham. Con la alegría de haber recibido a
Dios y ser testigos de su amor en la familia y en la comunidad”.
Finalmente, en sus oraciones
invocó la paz para Venezuela y pidió la protección de la Virgen de Coromoto.
Recordó que el 19 de marzo en este recinto sagrado se celebrará una eucaristía en
el Día de San José, esposo de la Virgen y padre putativo de Jesús.
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