Ramón
Antonio Pérez
Monseñor Adán Ramírez y Monseñor Francisco Javier Monterrey. Los que tienen más años de servicio en la Curia Arzobispal de Caracas. |
Caracas, 04
de septiembre de 2011.- El párroco de
la Basílica Santa Teresa de esta ciudad, Monseñor Adán Ramírez, arribó a 21
años de Ordenación Sacerdotal, el 1 de septiembre de este año, ocasión que
aprovechó para compartir con otros sacerdotes y trabajadores del Palacio
Arzobispal de Caracas, donde cumple funciones de Canciller y Moderador de la
Curia.
Recordó al
Cardenal Lebrún
El festejo del Aniversario Sacerdotal estuvo centrado
en su querida Basílica de Santa Teresa, donde es el custodio principal de
la famosa imagen del Nazareno de San Pablo. Allí compartió junto a sus
familiares y amigos más allegados; sin embargo, como todos los viernes, el 2 de
septiembre, desde muy temprano el sacerdote se revistió en la capilla del Palacio
Arzobispal para celebrar una eucaristía con el personal que allí labora.
En sus palabras evocó el recuerdo de su primera misa,
celebrada luego de su Ordenación Sacerdotal, aquél 2 de septiembre de 1990. Explicó
que la fecha fue escogida en homenaje a la Ordenación Episcopal del Cardenal
José Alí Lebrún Moratinos, realizada el mismo día pero del año 1956.
El Cardenal Lebrún fue del Décimo Tercer Arzobispo de
Caracas, entre 1980 y 1995, y de él refirió que le guarda “mucho afecto y
estima como padre, maestro y pastor”, dijo el celebrante.
Fiel al llamado
del Primer Amor
Durante la homilía compartió una serie de anécdotas
vinculadas a su decisión de ser sacerdote. Refirió que los “caminos de Dios se
hacen un Misterio en esta decisión de ser sacerdotes ya que es él quien llama,
y permite que le sirvan asumiendo esta condición con humildad”.
Comentó que cuando se inició en el Seminarios Santa
Rosa de Lima, por allá en 1983, siempre tuvo por costumbre sentarse de último
en el salón. “Yo veía desde atrás a muchos compañeros que citaban a los grandes
filósofos, teólogos y santos. Siempre estaban prestos a responder adecuadamente
y expresarse de la mejor manera posible".
"No obstante, de 64 compañeros que
comenzaron conmigo, tan sólo tres pudimos ser ordenados sacerdotes. De allí que
en mi criterio esto es un Misterio de Dios. Él es quien escoge y facilita que
nos mantengamos en este servicio”, dijo.
Una semana atrás en la misma Capilla del Palacio
Arzobispal, Monseñor Adán Ramírez hablaba de lo importante que es mantenerse
fiel y recordar siempre la motivación de ese “Primer Amor de la llamada”, para estar
siempre al servicio de Dios como cristianos en cualquier campo de la sociedad. Sus
recuerdos y enseñanzas durante la Eucaristía, sintonizaban con el llamado a
“remar mar adentro”, que hizo Jesucristo a sus primeros discípulos.
Compartiendo
con su gente
-
Monseñor Adán Ramírez, compartió el almuerzo con sus
compañeros de trabajo. Dos tortas: una de harina al natural y otra de quesillo
adornada con fresas estaban colocadas en el centro de la mesa en la que, a la
hora del almuerzo, los empleados del Palacio abordan los temas de moda en la
sociedad venezolana. Desde lo eclesial, a lo político; tampoco se escapan análisis
de la realidad nacional y comentarios de los “culebrones” televisivos.
Así, mostrando esa cercanía humana con el personal que
regenta, Monseñor Ramírez, compartió, escuchó y comentó gustos y preferencias. A la conversación se sumaron el Obispo Auxiliar Emérito
de Caracas, Monseñor Nicolás Bermúdez; Monseñor Francisco Javier Monterrey; y
el Padre Daniel Loureiro. Monseñor Monterrey, junto a Monseñor Adán, son los
más antiguos en la Curia, según comentaron al redactor.
Finalmente, tras cantar el tradicional “Cumpleaños
Feliz”, Monseñor Ramírez posó para una fotografía con sus compañeros y hermanos
en Cristo, listo para seguir en la senda a la que le Dios le llamó hace más de veinte
años.
0 Comentarios
Comentarios de Nuestros Visitantes
Agradecemos sus comentarios, siempre en favor de nuestra Fe Cristiana Católica y de manera positiva. Si considera válido su comentario para ser publicado, se agradece no usar una cuenta anónima o desconocida.