El prelado considera que la vocación política del pueblo venezolano es democrática, y sus palabras se producen en un contexto de espera de la Semana Santa
Ramón Antonio Pérez // @GuardianCatolic
Publicado el 9 de marzo de 2024
Monseñor Jesús González de Zárate, arzobispo de Cumaná
y presidente de la Conferencia Episcopal Venezolana (CEV), considera que “la
aspiración generalizada de la población es la realización de unas elecciones
presidenciales conforme a las garantías contenidas en la Constitución y las
leyes, y que conduzca a los grandes cambios que necesita nuestra nación”.
Esto lo dijo en una entrevista difundida por la Oficina de Prensa de la CEV, el pasado 6 de marzo, luego de conocerse un día antes, que las elecciones presidenciales de Venezuela, se realizarán el venidero 28 de julio.
La fecha exacta en el calendario, tan esperada por la comunidad internacional, marca el inicio de un proceso electoral complejo y altamente cuestionado, en el que la principal opositora, María Corina Machado, ha sido excluida para allanar el camino al presidente Nicolás Maduro. La campaña se llevará a cabo del 4 al 25 de julio.
Pese a todo esta realidad, en sus declaraciones, el presidente de la CEV considera que la vocación política del pueblo venezolano es democrática.
Estos anuncios se producen, demás, en el período de Cuaresma que antecede a la Semana Santa, un tiempo en que buena parte de los ciudadanos estrechan su relación con Dios a través de la oración, el perdón y la penitencia.
A continuación, la nota de la CEV, recibida por El Guardián Católico:
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El tiempo de Cuaresma es un tiempo de reflexión, por
eso hemos querido entrevistar a Mons. Jesús González de
Zárate, Arzobispo
de Cumaná y Presidente
de la Conferencia Episcopal Venezolana sobre el significado de
este tiempo litúrgico y su proyección en la vida de la Iglesia y la sociedad
venezolana.
Monseñor, ¿Qué mensaje nos trae
el tiempo de Cuaresma a los venezolanos?
El
tiempo de Cuaresma es un tiempo de volver a Dios y al prójimo, renovando así
nuestra identidad y misión como cristianos. Esto lo realizamos no sólo a nivel
personal, o en el ámbito más cercano de nuestras familias, sino también en el
ámbito de lo social. En Cuaresma, todos
estamos llamados a acoger esa invitación en nuestras vidas.
El Papa Francisco cada año
ofrece un mensaje para la Cuaresma, ¿de qué nos habla en esta ocasión?
En
el mensaje que nos ha dirigido este año el Papa Francisco con motivo de la
Cuaresma nos ha dicho que “cuando nuestro Dios se revela, comunica la libertad”. El punto de
partida de su reflexión lo constituye un texto del libro del Éxodo: “Yo soy el
Señor, tu Dios, que te hice salir de Egipto, de un lugar de esclavitud”
(Ex 20,2).
En este sentido, afirma el Papa, Dios nos entrega sus mandamientos como camino
hacia la libertad. La Cuaresma es un camino en el que Dios educa a
su pueblo para que abandone sus esclavitudes y experimente el
paso de la muerte a la vida. Esta invitación es
de gran actualidad para todos los venezolanos.
¿Cómo se realiza ese camino?
Tal
como lo afirma el Papa, el camino de la esclavitud a la libertad no es un
camino abstracto. Lleva consigo ver y aceptar la realidad en toda su
complejidad y dramatismo.
Así
como el Señor le dijo a Moisés en el desierto: “Yo he visto la opresión de mi
pueblo… Sí, conozco muy bien sus sufrimientos” (Ex 3,7-8). Los venezolanos
estamos llamados a reconocer adecuadamente nuestra realidad, dejarnos
interpelar por ella, y actuar conforme a las exigencias de esa realidad.
Y los obispos ¿cómo ven esta
realidad venezolana?
En
el pasado mes de enero, los obispos de Venezuela afirmamos que nos “duele e
interpela, constatar el sufrimiento del pueblo venezolano en materia de salud,
educación, alimentación, bajos salarios, corrupción”. Más aún,
de forma clara dijimos que todo esto constituye una flagrante violación
de los derechos humanos, que desdeña su condición de ciudadanos e hijos de Dios.
No hay duda que en el presente momento histórico el sufrimiento de nuestro
pueblo es grande y los desafíos de Venezuela son enormes. Y no podemos permanecer indiferentes ante esta
realidad.
Como
lo sugiere el Papa, en este tiempo de Cuaresma somos llamados a encontrar
nuevos criterios de juicio y de acción, tanto a nivel personal como social.
Para los venezolanos debe ser un tiempo de pequeñas y grandes decisiones,
capaces de transformar la cotidianeidad de las personas y de la vida social,
conforme al querer de Dios.
Esto
implica, como lo indica el Papa, una lucha. Hace falta coraje
para pensar, reflexionar, discernir lo que es bueno y lo que no lo es. Y
también para detenerse en oración, para acoger la Palabra
de Dios, y detenerse como el samaritano, ante el hermano herido.
Muchos afirman que éste es año
un año decisivo para la vida de nuestro país, ¿Cuál es su opinión al respecto?
Ciertamente,
éste es un año decisivo para la democracia en nuestro país. Todo proceso
electoral constituye una ocasión singular para que el pueblo venezolano, en
quien según el artículo 5 de la Constitución reside de un modo intransferible
la soberanía, pueda decidir su destino a través del sufragio. La aspiración
generalizada de la población es la realización de unas elecciones
presidenciales conforme a las garantías contenidas en la Constitución y las
leyes, y que conduzca a los grandes cambios que necesita nuestra nación. La
vocación política del pueblo venezolano es democrática.
Como
lo afirmamos los obispos en nuestra Exhortación Pastoral en el mes de enero, el
proceso electoral debe ser una oportunidad para fortalecer los valores democráticos. Ello
requiere el respeto de todos, de sus ideas y posiciones, y derechos políticos;
pero, ante todo, … motivar la participación activa del pueblo,
verdadero sujeto de la sociedad que soñamos”.
¿Cuál es su sugerencia para la
sociedad venezolana de cara a las elecciones?
En
la línea de pensamiento que he desarrollado antes, un proceso electoral
democrático requiere de la valentía de la conversión, por la cual salgamos de
la esclavitud de los repetidos planteamientos y promesas falsos presentados
como verdad, el cese de la persecución de quien piensa distinto y la violación
de los derechos ciudadanos como mecanismo de control político, la superación de
la confrontación, el descrédito y la inhabilitación como medio de exclusión.
Como
afirmamos los obispos de Venezuela en el mes de enero: “Este debe ser un tiempo para buscar, entre
todos los factores de la sociedad venezolana, un compromiso en el diseño de una visión compartida de
país que, teniendo como centro, la dignidad e importancia de la persona humana,
de todos y cada uno de sus habitantes”.
En
la medida en que los venezolanos realicemos este camino de conversión, nuestro
país tendrá una nueva esperanza.
Agradecemos a
Monseñor González de Zárate y encomendamos las esperanzas y sufrimientos de
nuestro pueblo a sus oraciones.
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