“Por qué no alzan
la voz con la misma contundencia por quienes pasan hambre, o están en cárceles
en condiciones infrahumanas, o protestan por los niños sin escuela y sin
transporte”, pregunta Porras a
quienes cuestionan su pasión taurina
Caracas, 6 de marzo de 2022
Fotos: Jesús Ramón Pico Parra // @RamonPico
El cardenal Baltazar Enrique Porras Cardozo, arzobispo de la Arquidiócesis de Mérida y administrador apostólico de Caracas, ha dado una contundente respuesta a quienes cuestionan su afición taurina. Lo hizo el pasado 3 de marzo de 2022, a través de su columna semanal: Crónica menor, publicado en el portal de la Iglesia Merideña.
“Intransigentes, intolerantes o fanáticos”, ha sido el categórico titular del sexto Cardenal de Venezuela.
Al parecer, quiso dar repuestas a quienes con saña han cuestionado su afición al "arte de la tauromaquia" que, aunque en declive en el mundo entero, mantiene muchos seguidores, entre ellos Porras Cardozo.
El primer aficionado de honor de la
Monumental de Mérida
Efectivamente, revisando algunos artículos de Internet, se observa cómo ciertos escritores y medios allegados al gobierno chavista y corrientes anti taurinas, cuestionan la simpatía que desde siempre ha tenido Porras hacia los toros de lidia.
Hasta lo
llamaron “Cardenal
Tauricida” (febrero de 2017). Además de descalificaciones en
Redes Sociales y foros que se generaron hacia finales de 2016.
Vale
recordar que en el inicio de la XLVIII
Feria Internacional del Sol (noviembre de 2016), el Purpurado ofició una
misa de acción de gracias con motivo del L aniversario de la plaza “Román
Eduardo Sandia”. Luego, Porras bajó al ruedo, para “dar unos cuantos muletazos al aire”,
según captó para la historia el reportero Ramón Pico.
Las imágenes, aunque hicieron las delicias en los medios taurinos, levantaron reacciones negativas entre los detractores de la “fiesta brava”.
Una frase entre la reciente respuesta de Porras, a pesar del tiempo en que llega, es de las más duras:
Ojalá que la misma pasión que se tiene por los animales, se tuviera por la defensa de la vida de los humanos, de la gente que sufre, del rechazo a los violentos, o a los que hacen de la inseguridad, la ocasión para abusar. Por qué no alzan la voz con la misma contundencia por quienes pasan hambre, o están en cárceles en condiciones infrahumanas, o protestan por los niños sin escuela y sin transporte, pregunta Porras en su artículo.
Sigue su respuesta, y remata con un lance afianzado en el Pontífice Romano: “Razón tiene el Papa Francisco en
alzar la voz por los derechos de los inmigrantes que mueren o padecen
explotación, o por la depredación del ambiente convirtiendo en eriales tierras
fértiles y útiles”.
El
20 de noviembre de 2016, la Comisión Taurina del Municipio Libertador del estado
Mérida, su personal técnico auxiliar y el cuerpo médico, proclamó al Cardenal
Porras: “Como Primer Aficionado de Honor
de la Plaza Monumental “Román Eduardo Sandia” de Mérida”, según Venezuela
Taurina.
Pero
dejemos que se el propio cardenal Baltazar Porras quien hable desde su teclado:
INTRANSIGENTES, INTOLERANTES O
FANÁTICOS
Cardenal
Baltazar Porras Cardozo
Llama
la atención el “tono” de los ataques que se hacen a la Feria del Sol y a las
corridas de toros. Parto del presupuesto que en una sociedad plural haya
opiniones diversas y hasta contradictorias sobre muchos tópicos. El que haya
personas o instituciones que adversen las corridas de toros es semejante a
quienes rechazan el boxeo o los deportes peligrosos. Pero lo que no es
comprensible es que se pretenda que todo el mundo piense como ellos.
La
convivencia exige conductas incompatibles con cualquier tipo de dictadura o
imposición por la fuerza, bien sea por la ley o por las malas.
Ojalá
que la misma pasión que se tiene por los animales, se tuviera por la defensa de
la vida de los humanos, de la gente que sufre, del rechazo a los violentos, o a
los que hacen de la inseguridad, la ocasión para abusar. Por qué no alzan la
voz con la misma contundencia por quienes pasan hambre, o están en cárceles en
condiciones infrahumanas, o protestan por los niños sin escuela y sin transporte.
Razón
tiene el Papa Francisco en alzar la voz por los derechos de los inmigrantes que
mueren o padecen explotación, o por la depredación del ambiente convirtiendo en
eriales tierras fértiles y útiles.
Me
pregunto si esas personas son vegetarianas a rajatabla, porque seguramente
disfrutan de un trozo de carne o de cualquier especie de tierra o mar, que
halagan a los paladares más exquisitos. Como ojos que no ven corazón que no siente,
no se han paseado nunca por un matadero, ni tienen idea de la reacción
instintiva de estos indefensos animalitos que no son degollados al acorde de
música celestial.
Por
qué no se condena con igual ímpetu deportes que rebajan la condición humana o
la ponen en tal nivel de riesgo que difícilmente salen con vida o quedan en
condiciones deplorables después de un accidente.
Como
la ignorancia es atrevida cuando no se tiene idea de las cosas, al no saber que
no existe mayor mimo que en la cría del toro de lidia. Reciben mejor crianza que los más refinados aristócratas o nuevos ricos
del mundo. La fiesta taurina comienza en las dehesas, en el campo, en el
que se une el cuido del medio ambiente con el ofrecimiento de un espacio mayor
que cualquier parque urbano. En cambio, va contra la condición “normal” de un
pájaro estar “encerrado” en una jaula, o la de animales salvajes en un zoológico,
fuera de su hábitat natural.
La
contribución a una ecología integral de la cría de los morlacos contrasta con
la destrucción de miles de hectáreas para cultivos dañinos o para la extracción
de minerales preciosos o estratégicos que nos dejan sin los recursos hídricos
que necesitamos.
Vivimos en una sociedad en la que
los derechos humanos no causan furor ni fanatismos, y mejor es que nos
distraigamos en la defensa, legítima pero no prioritaria, de los irracionales,
porque el rey de la creación es y seguirá siendo, aunque no lo creamos ni lo
profesemos, el hombre, a pesar de los millones de niños o ancianos sometidos
ahora a la imposición de las leyes del aborto o de la eutanasia.
Rechazamos
las guerras, pero disfrutamos de películas y reportajes donde la superioridad y
la fuerza aplasta a los más débiles.
Los
grandes pensadores salmantinos del siglo XVIII, los salmanticenses, escribieron
sendos tratados sobre la moralidad del toreo. La razón última fue la defensa
del hombre, del pobre, que por ser tal no podía ser vituperado, cuando a los
nobles de a caballo se les aplaudía el arte. En el campo charro, en las fincas
se amasa la amistad y el trabajo en una faena nada fácil pero que se hace con
auténtico cuidado.
La
contemplación de este arte, el de la superioridad de la fragilidad humana sobre
la fuerza y el envite de la fiera no genera odios ni muertes como otras
disciplinas, sino el sabio desquite hecho con garbo y finura.
Me
atrevo a reclamar sensatez y respeto para que sepamos y cultivemos la tolerancia
y comprendamos las razones del “otro” sin que la sangre llegue al río.
Crónica Menor 14.- 10-2-22 (4012).
0 Comentarios
Comentarios de Nuestros Visitantes
Agradecemos sus comentarios, siempre en favor de nuestra Fe Cristiana Católica y de manera positiva. Si considera válido su comentario para ser publicado, se agradece no usar una cuenta anónima o desconocida.