En el 18
aniversario de la ordenación del padre Teodoro Sosa, el padre Pedro José
Guerra, dio a conocer algunas claves misioneras para que un sacerdote y su
feligresía mantengan una relación cordial y cumplan a cabalidad con el trabajo
de evangelización
Ramón Antonio
Pérez // @GuardianCatolic
Guarenas, 13 de mayo 2020
El
papa Francisco se ha referido a la “amargura” de algunos sacerdotes durante una reflexión,
el pasado 2 de marzo, dirigida a lo interno de la Iglesia para evitar que ese “enemigo
sutil”, continuara robando la “alegría de la vocación” entre los consagrados. Sus
palabras encuentran asidero no sólo en el día a día de quienes entregaron sus
vidas al servicio de Dios, también en quienes ven en la fecha de su ordenación
un motivo para renovar la esperanza, la alegría y reencontrarse con ese “primer
amor” de la llamada.
Parte
de estas motivaciones estuvieron presentes en el aniversario 18 de la
ordenación sacerdotal del padre Teodoro Ubaldo Sosa Pérez, párroco de Sagrado
Corazón de Jesús de Guarenas. “Se trata de un hombre que hoy ha dejado de ser
un niño”, le decía con jocosidad este 11 de mayo, el padre Pedro José Guerra
Martínez, párroco de “Jesús Obrero”, quien predicó en la misa de acción de
gracias por la ordenación de su hermano sacerdote.
Su
predicación, como la del papa Francisco, buscaba alentar el ministerio del
padre Teodoro, y fortalecer la vinculación con su feligresía que le acompañó, a
pesar de darse la fecha festiva en medio de la cuarentena social por motivo de
la pandemia del Covid-19.
“Padre
Teodoro aquí estamos y nos alegramos contigo”, alentó Pedro Guerra. “Sabemos
lo que pasa dentro de tu corazón y queremos acompañarte desde la fe”, enseñaba
de una manera alegre y anecdótica. Pedro Guerra es un excelente predicador.
Toda una referencia en la Diócesis de Guarenas y con muchos seguidores en las
redes sociales. Sus enseñanzas estuvieron centradas en brindar algunas claves
para un sacerdocio feliz.
“Cuando
el padre Teodoro me invitó a predicar en esta eucaristía y leí las lecturas del
día pensé lo que significa para él ser sacerdote. Por ello quiero regalarle en
esta tarde unas palabras claves para ser un cura feliz porque yo me imagino que la
feligresía quiere contar con un cura feliz, no un cura amargado”, dijo generando
aplausos en la feligresía.
Pedro
Guerra echó mano del libro Hechos de los apóstoles y explicó algunos detalles acerca
del porqué la felicidad debe estar presente en el quehacer diario de un
sacerdote, de su feligresía y la evangelización. “Estas son claves misioneras”,
indicó frente al templo parroquial que desde el 20 de marzo fue colocado a la
vista de los edificios vecinos.
No perder la conciencia de lo que
eres
“Padre
Teodoro, en la vida habrá gente que te va a despreciar pero también habrá
quienes que te van a endiosar”, dijo comparando el episodio vivido por Pablo
y Bernabé en la ciudad de Listra (Hechos 14:7-10), donde las personas al ver el
milagro obrado por el apóstol en un hombre tullido, comenzaron a gritar: “dioses
con figuras de hombres han bajado a visitar”, dijo Pedro Guerra, quien
comparó lo ocurrido con un episodio anterior cuando “fueron echados como
perros” de Iconio, de acuerdo a Hechos 14:1-6.
“Así es la vida. Habrá lugares donde serás
tratado de manera despectiva, con desprecio y odio; en cambio, en otros serás
bien recibido. Porque en la vida -Padre Teodoro-, hay gente que te va a
despreciar y gente que te va a endiosar y enaltecer”.
otro consejo llegó
enseguida: “¡Si usted quiere ser feliz, no le pare a ninguno de los dos!”. “No
le podemos prestar atención a la gente que habla feo de nosotros, pero tampoco a
quien nos alaba, porque siempre quieren algo”, dijo afianzado en el libro Hechos
de los apóstoles.
“Bernabé
y Pablo rasgaron sus vestidos para manifestar su indignación y se lanzaron en
medio de la gente gritando: “Amigos, ¿qué hacen? Nosotros
somos humanos y mortales como ustedes, y acabamos de decirles que deben
abandonar estas cosas que no sirven y volverse al Dios vivo que hizo el cielo,
la tierra, el mar y cuanto hay en ellos”, leyó.
“Miren,
uno en la vida debe tener esta conciencia. Pablo hoy nos enseña que uno, si
quiere ser feliz en la vida, nunca debe dejarse llevar por los comentario
despectivos o aduladores de los demás”, enseñó el padre Pedro Guerra. “Eso sí, debemos
tener clara la doble conciencia de esta lectura: debo ser consciente de mis
limitaciones y defectos; pero también, tener conciencia de la grandeza y de la
misericordia de Dios”.
“El
padre Teodoro es sacerdote, no porque sea dios, no porque sea un buen tipo o
porque tenga unas virtudes descollantes; el padre Teodoro es sacerdote por la
misericordia infinita de Dios que lo acepta y lo llama con sus defectos y
limitaciones”, agregó.
HUMILDE Y ARRIESGADO.- En
esa primera clave describió al padre Teodoro Sosa como un ministro de Dios
“humilde y arriesgado”, porque cuenta con la bendición del padre Celestial que
lo llamó a este servicio. “Nosotros estamos aquí, junto a un hombre que
es consciente de sus limitaciones, pero ungido de Dios”, dijo.
El
padre Teodoro Sosa nació el 16 de mayo en 1971 en Caucagua, estado
Miranda. Fue consagrado sacerdote, en Caucagua, el 11 de mayo de 2002, por imposición
de manos del obispo de la Diócesis de Guarenas, monseñor Gustavo García
Naranjo.
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