Tras 101 años de vida dedicada intensamente a
Dios, el sacerdote tachirense, considerado un “apóstol de la eucaristía”, en una sentida manifestación de duelo fue llevado hasta su última morada este viernes 19 de julio
Ramón Antonio
Pérez // @GuardianCatolic
San Cristobal 19
de julio de 2019
Con Prensa DiócesisSC
“El
mejor legado que nos ha dejado: su ejemplo de vida sacerdotal”, expresó
monseñor Mario Moronta, Obispo de San Cristóbal, en la misa exequial de
monseñor Raúl de Jesús Méndez Moncada en la parroquia San Juan Bautista de La
Ermita, la mañana del 19 de julio. Cuando sacerdotes, familiares y fieles
dieron el último adiós al ilustre sacerdote fallecido a los 101 años de vida.
Monseñor Raúl
Méndez Moncada falleció el pasado 17 de julio, y la ceremonia fúnebre se
efectúo durante 3 días; cientos de hombres y mujeres tachirenses se acercaron
al féretro para agradecer entre lágrimas y recuerdos el servicio pastoral que
prestó a diversas comunidades de la región.
La misa de
exequias comenzó luego que instituciones públicas y privadas leyeran diversos
Acuerdos que exaltaban el trabajo de monseñor Méndez Moncada como pastor,
historiador, orador, poeta, escritor, capellán militar, deportista, entre otras
magnánimas cualidades. “Pero, sin restarle importancia a ello, lo que más
resultó relevante en su vida como cristiano y sacerdote fue su fidelidad al
Evangelio y su amor por la Iglesia”, dijo Moronta.
También el
Obispo destacó el importante “apostolado eucarístico” de monseñor Méndez
Moncada. “Supo ser promotor de la fe en la Eucaristía, para la cual se auxilió
con la cofradía del Santísimo Sacramento. Su apostolado eucarístico lo llevó a
promover las horas santas, los encuentros eucarísticos y la oración ante el
sagrario. Es una consecuencia lógica de un sacerdote que ha centrado su vida en
la Eucaristía”.
El Prelado
también destacó “el apostolado de la reconciliación” de Monseñor Méndez “en
particular el sacramento de la penitencia. Sus horas de confesión permitían a
tantos pecadores y penitentes sentir la ternura y la misericordia de Dios”.
Asimismo, el
Obispo enfatizó que monseñor Raúl Méndez fue un sacerdote preocupado por la
“dignidad de la persona humana: su dedicación a los enfermos y ancianos, la
dirección espiritual, y por su interés por las vocaciones sacerdotales”.
“Todo esto y
mucho más nos impulsa a agradecer a Dios por su obra como sacerdote. Es el
mejor legado que nos deja: su ejemplo de vida sacerdotal”.
Al finalizar la
celebración eucarística, el Obispo de San Cristobal, junto a los sacerdotes
llevaron en hombros el féretro de monseñor Raúl Méndez en procesión fúnebre por
la Plaza Páez de La Ermita. Posteriormente fue trasladado al templo Beata María
de San José, en el sector Monterrey, donde fue sepultado. Las expresiones de
dolor se han sentido más allá de la región andina.
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