Las alegrías y
los sufrimientos de la población venezolana son puestos a los pies de San
Antonio de Padua, un hombre que fue capaz de entregar toda su vida a Dios, al
Evangelio y a la solidaridad con los necesitados
Jun 13, 2019
El mes de junio
es muy rico en celebraciones religiosas dentro de la Iglesia católica. Venezuela
se suma a estos festejos recordando a importantes santos cristianos, como es el
caso de San Antonio de Padua, cuya festividad se cumple este 13 de junio. Pero
los venezolanos recuerdan al santo de “Padua” en un contexto en el que el
milagro de dar de comer los panes de su comunidad franciscana a un grupo de
hambrientos, lo convierte, además, en uno de los símbolos más fuertes con que
se le conoce en América Latina.
San Antonio de
Padua es un santo muy querido en el mundo, cuyo verdadero nombre era Fernando
Bullones y nació en Lisboa, Portugal, el 15 de Agosto de 1195. Se hizo
religioso franciscano y tras una vida misionera en África decide volver a su
tierra. Una tempestad lo llevó a Italia y también fue predicador en Francia.
San Antonio muere en Arcelia (Italia) el 13 de Junio de 1231. Es llamado de
“Padua” porque predicó en esa ciudad italiana.
El tamunangue o sones de negros
El origen de
esta música proviene de los esclavos africanos que llegaron a tierras
venezolanas durante el período colonial, y se hicieron devotos del fraile para
ocultar su fe ancestral. Con varios días de antelación al 13 de junio, los
tocuyanos organizan la celebración y durante a noche del 12 de junio se hacen
velorios en varias comunidades.
El punto culminante
es la misa del día 13, con aires de solemnidad y que comienza a las siete de la
mañana, en la citada iglesia parroquial. En ocasión de una visita dispensada a
esta población por Aleteia (2017), el padre Jesús Martínez, que como párroco
celebró por primera vez la misa, dijo que San Antonio era “el santo más conocido en el mundo”.
Desde muy
temprano, tocuyanos de todas las barriadas y caseríos aledaños se dan cita en
el templo. Las mujeres y niñas se adornan con largos y floreados vestidos o
faldas, y casi todas llevan una flor en sus cabelleras. El normativo del
Tamunangue contempla que las mujeres bailen con esa vestimenta, con lo cual les
está prohibido hacerlo en pantalones.
Los hombres
visten de “liquiliqui” (el traje típico de Venezuela para los caballeros), esta vez de
color crema, sombrero de pelo é guama y alpargatas de cuero. Sin embargo,
algunos caballeros lucen pantalón con franela blanca de mangas largas y
sombrero de palma. Entre los instrumentos musicales están el cuatro, las maracas,
el quinto y el tambor; además, empuñan garrotes encabullados o varas que se usan
para bailar, simulando “batallas”.
San Antonio desde sus cenizas…
San Antonio de Padua. El Tocuyo, estado Lara, Venezuela - Fotos: @GuardianCatolic |
La imagen de San
Antonio es colocada al lado derecho del templo, visto desde la calle. De
aspecto joven, el ornato del santo le hace lucir impecable con su Niño Jesús en
brazos. Varios tocuyanos, entre estos el profesor Benigno Antonio Pargas,
recordaron a Aleteia que esta imagen es nueva ya que la más antigua fue consumida por
las llamas en junio de 2012, a raíz de una vela que fue colocada en su
pedestal y produjo un incendio.
De aquella
tradicional imagen que tenía más de cuatrocientos años, solo quedaron las
cenizas. Se mandó a elaborar una primera imagen sustituta pero no contó
con el visto bueno de la población. La segunda imagen es la actual y sí
goza del cariño de los tocuyanos, aunque
muchos devotos y feligreses todavía añoran la vieja efigie que ya no existe.
Cada 13 de junio,
cerca de San Antonio, se encuentra un ensamble de músicos en su mayoría
mujeres. En la señalada ocasión le correspondió a la agrupación Expresión
Morandina, con más de treinta años de vida artística. Xiomara Sánchez, su
directora musical, explicó a Aleteia las reglas del Tamunangue, sus
siete sones y “La Batalla”.
Entre los
integrantes de la agrupación estaban Griselda Yépez, Zuleima Tovar, Isabel
Colmenares, María Belén Garmendia, Rosario Ramos, Gioconda Ramos y el profesor
Rafael Pargas que las acompañaba con su Quinto. Frente a la imagen se
encontraba Carlos Yépez, conocido como “El Pariente”, el capitán de los “tamunangueros”
y quien dirige las oraciones antes de salir a la procesión con la imagen del
santo portugués. Junto a él destacaban María del Valle Alvarado, José Argenis
Torrealba y otros “golperos”.
La contagiosa
música de la Misa Tocuyana, al ritmo del “seis figureáo”, llena de alegría el
templo a la par de una noble sencillez. “Estamos celebrando la memoria de un
santo, no de un hombre cualquiera; la memoria de un hombre que fue fiel a Dios;
un hombre que fue capaz de entregar toda su vida a Dios y a la predicación del
Evangelio”, decía Martínez.
Recordó que San
Antonio de Padua tenía una facilidad de palabras muy grande y un don de predicación
únicos.
“Por eso era capaz de llegar al corazón de los hombres, tanto
así que después de muchos años todavía sigue llegando al corazón de ustedes”,
expresó.
Cada gesto festivo una súplica a Dios
El sacerdote
pidió a los devotos que el ambiente festivo también se convierta en un momento
de oración por las necesidades y por la paz de Venezuela. “Sabemos todos que
estamos viviendo tiempos muy difíciles; sabemos todos que estamos en muchos
aspectos de nuestras vidas pasando trabajo. Estamos pasando necesidades y esto
a nadie se lo podemos esconder. Y de esto nadie es inocente y ajeno”,
pronunció.
“Por eso hoy
queremos, a los pies de San Antonio, pedirles por cada uno de nosotros,
queremos pedirle por nuestra patria, por nuestro país. Queremos pedirle por
todos los venezolanos”, expresó en el abarrotado templo tocuyano.
Respecto al
santo dijo que era un hombre de sensibilidad social y de una caridad muy grande
que no le importaba dar de lo suyo para ayudar al necesitado. “Nunca
le dio un ¡no! a nadie cuando le demandaban un consejo o ayuda material”,
aseguró a los fieles.
El padre Jesús
Martínez reiteró su llamado para que durante los festejos y la procesión, estos
gestos se convirtieran en oración. “Que cada canto que hagan, que cada
Tamunangue que bailen, que cada alpargata que suene en el suelo y cada garrote
que choque, sea un signo de una súplica al Señor”.
¡A RECORRER LAS CALLES! Apenas termina
la misa en la iglesia San Francisco, comienza la procesión con la imagen de San
Antonio, pasando como se decía arriba por las oraciones de “Pariente” en el
pórtico del templo. Una de las paradas obligatorias es la plazoleta Pablo
Rodríguez, “La Ñema”, en la avenida Lisandro Alvarado de la ciudad. Se trata de
un homenaje al fundador de la agrupación local “Los Golperos del Tocuyo”, en su
momento, definido por uno de sus integrantes como “Los Beatles” de esta
población.
Luego continúan
hacia otros lugares como el hospital de la ciudad “Doctor Egidio Montesinos” y
el asilo “San Antonio” que dirigen las hermanas franciscanas del Sagrado
Corazón de Jesús. Y así con sus cantos van recorriendo varios sitios de la
ciudad donde los pobladores colocan imágenes de San Antonio de todos los
tamaños, mientras algunas familias reparten los famosos “panes” que llevan su
nombre. Otros, organizan y reparten
“sopas de mondongos é chivo” y comparten tragos destilados de la penca de
cocuy.
“Ah mi padre San Antonio, dónde está que no
lo veo”, cantan los golperos durante la procesión. “Adorar, adorar, adorar
a San Antonio… Adorar, adorar, adorar, adorar a San Antonio”, repiten en este
día, sin cansancio, los tocuyanos.
El retorno de la imagen a la iglesia San
Francisco se cumple en la tarde, pero la fiesta sigue hasta bien entrada la
noche, orgullosos de cumplir con sus diversas promesas, y añorando el próximo
13 de junio.
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