El Obispo de San Cristobal cuestionó que
en Venezuela no hay dinero para los trasplantes de médula para nuestros niños,
y sí para comprar uniformes militares y fabricar armamentos
Ramón Antonio Pérez // @GuardianCatolic
Con Nota de Prensa @DiocesisSC
Caracas, 02 de junio de 2019
“¿Cómo es, Señor, que no hay dinero para los trasplantes de médula para
nuestros niños y para atender todas las necesidades en el campo de la salud, y
sí hay para comprar uniformes militares o mandar a fabricar ametralladoras?”,
se preguntó monseñor Mario Moronta, este 1 de junio, en la catedral de San Cristobal,
durante una misa que presidió ante cientos de peregrinos que caminaron desde
varios sectores para elevar sus súplicas al Sagrado Corazón por la democracia,
la libertad, la justicia y la paz en Venezuela.
Moronta estuvo acompañado por el obispo auxiliar emérito de Mérida, monseñor
Luis Alfonso Márquez; además de sacerdotes diocesanos y religiosos de la zona
metropolitana, según dice la nota enviada a El Guardián Católico desde la diócesis fronteriza.
“Los fieles y
sacerdotes peregrinaron desde muy temprano desde sus parroquias, haciendo
cantos y oraciones cristianas por las calles y avenidas de San Cristóbal, para
llegar al atrio de la Catedral a las 11 de la mañana a la celebración de la
Eucaristía”.
El presbítero Nepomuceno Hernández fue el responsable de pronunciar la homilía,
exhortando a suplicar a Dios que “cesen los males, y que emprendamos el camino
de conversión en este año de la conversión de nuestra Diócesis, para ser un
pueblo arrepentido de sus errores cometidos y purificados por el dolor y el
sufrimiento”.
El sacerdotes que es vicario general de esta diócesis fronteriza, repudió
los ataques calumniosos y amenazas que recibieran recientemente el Obispo de
esta diócesis, sacerdotes, fieles, el seminario diocesano, y algunas
parroquias, para lo cual propuso tres actitudes para afrontar esta situación:
humildad, paciencia y valentía.
Moronta realizó una plegaria al Sagrado Corazón, incluyendo interrogantes
vinculadas a la realidad nacional: “¿Cómo es que quienes tienen que proteger
nuestra soberanía permiten que los grupos irregulares hagan vida en nuestro
territorio? ¿Cómo se cierran las fronteras sin ningún tipo de justificación y
se hacen de la vista gorda para el negocio de cobrar por las trochas y caminos
verdes que conducen a la hermana Colombia?”, cuestionó.
“¿Cómo es que hay protectores del pueblo que lo catalogan como gente común
cualquiera que debe hacer las colas por la gasolina sin privilegios? ¿Dónde
están las autoridades para defender a nuestra gente de la especulación y de la
extorsión o vacuna?... ¿Por qué quienes están en las esferas del poder
ejecutivo de la nación no terminan de escuchar las interrogantes y las
peticiones de nuestro pueblo?”, preguntaba el prelado del Táchira.
Al final de la misa, Moronta impartió la bendición confiando a su pueblo a
la protección del Sagrado Corazón: “nunca hemos perdido la confianza en Ti, que
en el bonito ícono del Santo Cristo de La Grita te reconocemos como el único y
verdadero protector del Táchira y de Venezuela: protector auténtico que no
emplea violencia, ni cierra puentes ni destruye ilusiones”, indica la nota de
prensa dela Diócesis de San Cristobal.
A continuación, el texto completo de la Plegaria:
¡SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS, EN VOS CONFÍO!
Así nos enseñaron nuestros padres y
abuelos desde niños, y así decimos en esta mañana de peregrinación eclesial
diocesana para iniciar el mes del Sagrado Corazón de Jesús. Es nuestra plegaria
dirigida a Ti, Rey de Reyes, el único y verdadero eterno, el mismo ayer, hoy y
siempre, principio y fin de nuestra historia. A Ti acudimos con la misma
confianza que nos enseñaron nuestros mayores y ahora seguimos enseñando a las
nuevas generaciones.
Es la confianza de la fe y del amor con
total esperanza. Sabemos que nos escuchas y no nos abandonas aún en medio de
las dificultades y pruebas por las que pasamos. Te hiciste hombre igual a
nosotros menos en el pecado. Por eso, sabemos que nos escuchas y nos hablas, que
caminas junto a nosotros y nos alientas para ir adelante en tu nombre. Hoy
volvemos a acudir ante Ti: te damos todo honor y gloria y te reconocemos como
el Dios de la libertad y del amor, de la justicia y de la Paz, que, desde el
trono de tu Cruz inauguraste el Reino de salvación y con tu resurrección
venciste la oscurana del pecado y de la maldad. Eres el Cordero victorioso
ofrecido e inmolado por toda la humanidad. Eres el vencedor del maligno y el
que nos da el maravilloso regalo de poder llegar a ser hijos de Dios Padre.
Te contemplamos, traspasado por la lanza
del soldado romano. Y al contemplarte vemos tu Corazón lleno de amor por la
humanidad. Tu Corazón golpeado y desangrado de donde nacieron los sacramentos y
la Iglesia. Pero, al verte en tu entrega de amor por todos nosotros nos
alentamos, pues sabemos que ese Corazón sigue estando lleno de misericordia, de
perdón y de consuelo para cada uno de nosotros.
Te adoramos. Eres el Dios que nos da la
Vida Nueva. Desde tu encarnación y con tu Pascua nos has llenado de tu gracia.
Ella ha abundado siempre y se ha enriquecido con el don de tu Espíritu con el
cual nos llenamos de entusiasmo para ser tus testigos. No queremos fallarte,
porque Tú sigues siendo el Testigo fiel que aboga continuamente por nosotros
ante Dios Padre. Te reconocemos y te seguimos, como discípulos misioneros para
dar a conocer tu Palabra, de vida eterna.
Acudimos a Ti porque sabemos que no nos
engañas ni nos defraudas. Ante las angustias del momento presente en nuestra
región y en nuestra Patria, sabemos que nos atiendes y sostienes. Confiamos en
Ti como Tú confías en vosotros. Ante Ti venimos a decirte lo que en su momento
dijo Pedro: “¡Señor ¿a quién iremos?"! ¡Sólo Tú tienes Palabras de
vida eterna!
¡SAGRADO CORAZON DE JESUS EN VOS CONFIO!
Escucha el clamor de tu pueblo. Muchos
apenas lo pueden hacer sentir porque se encuentran cansados o golpeados o
desalentados… Es el clamor que pide respeto por su dignidad tan mancillada y
menospreciada por tantos que se creen los dueños de las personas y de la
patria. Es el clamor que hoy te presentamos con la confianza de discípulos y la
seguridad de que seremos escuchados.
¡Señor! Es el clamor de
tantos padres de familia que están viendo cómo sus hijos fallecen porque no hay
cómo hacerles trasplantes de médula, o recibir curas necesarias para sus
enfermedades, o porque están desnutridos y ya no pueden subsistir… Es el clamor
de tantas familias que ven a sus hijos irse a otros países en búsqueda de un
mejor tenor de vida y se quedan en la soledad y hasta indefensión… Es el clamor
de todos los ciudadanos que ya nos sentimos tan rebajados por el desprecio de
quienes nos gobiernan: no hay ninguna seguridad para poder vivir decentemente y
con dignidad… Es el clamor de los familiares de los presos fallecidos en
Acarigua y otros lugares de reclusión y que ante sus exigencias sólo han
recibido el ensordecedor silencio de quienes se dicen estar al servicio del
pueblo… Es el clamor de tantas otras familias cuyos miembros han sido seducidos
por quienes les ofrecen trabajos apetitosos y terminan esclavizándolos en la
trata de personas y en la prostitución…
¡Señor! Elevamos esos
clamores ante Ti Estamos seguros de que los escucharás. Son muchos más. Allí
están los clamores de toda nuestra gente de frontera que vive amenazada por los
grupos irregulares… los creados por las nuevas situaciones que están agravando
la crisis que atraviesa nuestro país: la falta de gasolina, los continuos
apagones, la especulación de quienes suben los precios o negocian con precios
impagables la gasolina, medicamentos, alimentos y otros insumos… la indefensión
en el campo de la salud… el deterioro continuo de una educación que no da
garantías de una formación integral… los dolores de quienes han sido
maltratados y torturados en sus lugares de detención…
Acudimos a Ti para pedirte la fuerza
necesaria y así poder ir construyendo la sociedad que necesitamos. No queremos
resignarnos. Eso sería lo último y sería contrario a la enseñanza que nos diste
con tu entrega en la Cruz. Tampoco queremos tener una expectativa pasiva de
quien aguarda que otros vengan a solucionarnos nuestros problemas. Mucho menos
queremos ser conformistas y pensar que nada se puede hacer o nada se puede
solucionar. Por eso, acudimos a Ti con la confianza de la esperanza. Sabemos
que nos escuchas y nos ayudarás con sabiduría y decisión a cambiar todo este
cúmulo de dificultades y problemas que nos han venido acogotando.
¡SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS, EN VOS
CONFIO!
También Señor, en esta mañana te traemos
interrogantes que se unen a los clamores. ¿Por qué siendo un país con todas las
riquezas que el Padre Creador nos ha dado se ha empobrecido? Sabemos que hay
responsables de ello… lo triste es que siguen engañando a muchos con la excusa
de una supuesta guerra económica. Esa interrogante se acrecienta al ver que son
numerosos los que se han enriquecido y han optado por la corrupción como estilo
de vida. Y hasta lo justifican.
¿Cómo es, Señor, que no hay dinero para
los trasplantes de médula para nuestros niños y para atender todas las
necesidades en el campo de la salud, y sí hay para comprar uniformes militares
o mandar a fabricar ametralladoras? ¿Cómo es que quienes tienen que
proteger nuestra soberanía permiten que los grupos irregulares hagan vida en
nuestro territorio? ¿Cómo se cierran las fronteras sin ningún tipo de
justificación y se hacen de la vista gorda para el negocio de cobrar por las
trochas y caminos verdes que conducen a la hermana Colombia? ¿Cómo es que hay
protectores del pueblo que lo catalogan como gente común cualquiera que debe
hacer las colas por la gasolina sin privilegios? ¿Dónde están las autoridades
para defender a nuestra gente de la especulación y de la extorsión o vacuna?
¿Por qué quienes deben defender y proteger la naturaleza, la creación, la casa
común no se encuentran en los lugares, como Valle Plateado en Uribante, donde
están realizando serios y degradantes ataques por una supuesta explotación
minera? ¿Por qué sí se consiguen esas autoridades en los puestos de control
haciendo bajar a las personas de los buses para registrales sus equipajes y
hasta quedarse con mucho de lo que puedan llevar?
¿Por qué quienes están en las esferas
del poder ejecutivo de la nación no terminan de escuchar las interrogantes y
las peticiones de nuestro pueblo? ¿Por qué, Señor, se siguen aferrando al poder
y endurecen su cerviz ante el empobrecimiento del pueblo? ¿Por qué, quienes
podrían ayudar a solucionar nuestra crisis, consideran a Venezuela como una
ficha más de carácter geopolítico y no ven la dignidad de una sociedad
golpeada, mancillada y expoliada?
Confiamos, Señor, que puedes
escucharnos. Te pedimos también que toques el corazón de quienes tienen que
tomar una decisión a favor del país. Ilumina a todos y haz que podamos juntos
construir la paz y la convivencia fraterna. No queremos seguir siendo
engañados. Tú que eres la Verdad y la Vida, dale a nuestros dirigentes
políticos el coraje de comprometerse por la vida y de decir siempre la verdad.
Te decimos que, como pueblo, estamos cansados de tanto engaño y tanto
menosprecio. No queremos perder la esperanza, pero tampoco queremos que se
juegue con nosotros.
¡SAGRADO CORAZON EN VOS CONFIO!
Danos a todos la gracia de ser fieles a
tu Evangelio. Tú estás con nosotros y eres el modelo verdadero a seguir. Al
contemplarte en el ícono de tu Sagrado Corazón, podemos reconocerte como el
Dios humanado, cercano, liberador, que nos da testimonio de sufrimiento y
resurrección. Por eso, parafraseando a los cantores de tu pueblo podemos
decirte: “Tú eres el Dios de los pobres, el Dios humano y sencillo, el
Dios que suda en la calle, el Dios de rostro curtido, por eso es que te hablo
yo así como te habla mi pueblo… Tú vas de la mano con mi gente, en las calles y
caminos, en las ciudades y en la frontera, en los hospitales y escuelas... Yo
te he visto en las colas para tanquear gasolina o para cobrar la pensión con
los ancianos… Tú comes pastelitos sabrosos con agua miel… Tú haces las colas
para comprar alimentos… Tú pasas por la frontera en cada migrante que sale del
país… Tú eres el Dios cercano con un Corazón lleno de misericordia”.
Aquí estamos ante ti. Nos consuela que
nos escuches y conozcas nuestras interrogantes. Ponemos en tus manos el trabajo
permanente de quienes hacen de la solidaridad su estilo de vida; de tantos
médicos que trabajan con las uñas; la ilusión de quienes buscan mejores
soluciones sin querer explotar al pueblo. Te presentamos el esfuerzo de
nuestros sacerdotes, pastores de este pueblo sufriente; de nuestras religiosas
y colaboradores en el anuncio del Evangelio. Tú conoces a nuestros laicos y su
entusiasmo para edificar el reino de justicia y amor. Tú sabes cómo nuestra
Iglesia de San Cristóbal está comprometida por ser pueblo y actuar en tu
nombre, en espíritu y verdad y para favorecer a todos sin excepciones. Tú sabes
todo Señor; como te lo dijo Pedro, sabes que te amamos y confiamos en Ti.
Queremos que sepas que la gente, tu
gente, puede seguir contando siempre con la Iglesia y sus pastores, pase lo que
pase.
Luego de esta peregrinación, Señor,
regresaremos a nuestros hogares y labores. Vamos confiados en Ti: contamos
contigo. No tenemos miedo a las amenazas, a los insultos y descalificaciones,
porque sabemos en quien sí hemos puesto nuestra confianza. Nunca hemos perdido
la confianza en Ti, que en el bonito ícono del Santo Cristo de la Grita te
reconocemos como el único y verdadero protector del Táchira y de Venezuela:
protector auténtico que no emplea violencia, ni cierra puentes ni destruye
ilusiones… al contrario eres puente y fuente de verdad y amor. Confiamos sólo
en Ti y en quienes actúan en tu nombre.
¡SAGRADO CORAZÓN DE JESUS EN VOS CONFIO!
¡VIVA CRISTO REY!
+ Mons Mario Moronta, Obispo de San Cristóbal
0 Comentarios
Comentarios de Nuestros Visitantes
Agradecemos sus comentarios, siempre en favor de nuestra Fe Cristiana Católica y de manera positiva. Si considera válido su comentario para ser publicado, se agradece no usar una cuenta anónima o desconocida.