Un grupo de feligreses se pusieron en marcha en camiones identificados
con el nombre de la Virgen de las Nieves, la Sagrada Familia y el Divino Niño
hasta coronar el páramo “que nadie había visitado”
Elba
Fernández // Pastoral de Medios
El mundo necesita de locos
arriesgados que vivan y transmitan el amor del hombre que fue capaz de cambiar
la historia de los seres humanos, gracias a esa entrega muchos hombres y
mujeres dan testimonio de ello en los lugares menos esperados y más recónditos
de los páramos merideños.
El padre Jhon Emir es uno de
ellos contagia su locura, su amor a Dios, vocación, entrega, entusiasmo y
testimonio de vida a todos los demás, tanto es así, que esta fue la tercera
subida al Paramo de los Conejos con un grupo de 150 personas que se encaminaron
con este personaje a vivir una experiencia única en la historia.
La Plaza de Jají fue el
escenario para que todos recibieran la bendición con el Santísimo y la oración
de envío que dio paso a la aventura que emprendieron hombres, mujeres y niños
que desafiando el clima y la distancia se pusieron en marcha en los tres
camiones identificados con el nombre de la Virgen de las Nieves, la Sagrada
Familia y el Divino Niño.
Este transporte fue
utilizado por los feligreses para trasladarse a esta tierra bendita que
esperaba la llegada del Divino Niño en una lancha.
Una pequeña isla sirvió de
escenario para celebrar la eucaristía que estuvo presidida por el padre Jhon
Emir Dugarte, quien en un ambiente de fe, neblina, lluvia y sol , consagró y
entronizó la imagen que hoy se visualiza en ese lugar para que sea presencia de
bendición y protección al pueblo merideño.
Laguna Albarregas consagrada al Divino Niño
Hay momentos únicos e
importantes y significativos en la vida de cada ser humano y este es uno de
esos momentos. Según el padre Jhon, pisar un terruño de isla es una bendición...
“Pienso que nadie la había pisado, bueno eso es lo que creo, eso es lo que
supongo. No puedo dejar de expresar que sentí temor, nervios y alegría, era la
primera vez que emprendía este viaje aventurero en una lancha plástica dentro
de la laguna Albarregas, sin saber lo que sucedería, solo admiraba la cantidad
de metros de agua y el misterio que se esconde en ella, pude observar la
naturaleza y di gracias a Dios y al equipo de bomberos que me acompañó, al comité
organizador y todos los que colaboraron para que este encuentro fuese posible
para la gloria de Dios. También dijo que con alegría, convicción y sin temor,
“el que rema mar adentro llega a donde tiene que llegar”.
Uno de los momentos más
significativos para todos lo que coronaron el páramo y en especial para el
Señor Manuel, quien tenía una enfermedad grave y gracias a la intervención
divina se recuperó milagrosamente logrando llegar hasta el sitio prometido, por
eso él fue el escogido para entronizar al Divino Niño a la Isla de la Laguna.
Los presentes alzaron las
manos y la voz para reconocer que este niño es hijo de imposible y que cada uno
debe nacer de lo imposible, creer en que el milagro está por darse, pero que
sólo hace falta creer, dejar el miedo, ser capaces de apostar todo por él y
remar mar adentro.
Dios presente en medio de la naturaleza
Cuando Dios está presente,
no hay que tener miedo a lo novedoso porque en lo novedoso está su presencia, y
en este caso Jesús viajó en lancha para llegar a encontrarse con su pueblo que
lo esperaba con cantos y jubilo. El todopoderoso honró el sacrificio y la
locura de un sacerdote que cargó y subió a una lancha que fue utilizada para
trasladar a un buen número de personas que participó en la eucaristía dentro de
la isla y también llegó a la gente que estaba en la orilla.
Y por último, Grisela
Hernández feligrés de Jají , dijo que “Jesús tiene una manera muy peculiar de
hablar, Él nos acaricia y habla de diferentes maneras, algo surgió al momento
de la consagración, la neblina cayó, llovió y salió el sol de manera
sorprendente, Dios está diciendo continúen, en la nube del santuario está la
gloria", dijo.
"Hoy nosotros nos arriesgamos a vivir la experiencia espiritual, saber
que la divinidad te apapacha, te arropa y recibe las intenciones y compromiso
que hemos traído hasta este páramo, sirva para entender que en tus manos están
puestas todas las cosas y nosotros te dejamos en este lugar para que bendiga y
proteja a Mérida, tú has dicho, pedid y se os dará y el que pide recibe”.
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