En conversación con los periodistas, el arzobispo de Caracas
exigió al Ejecutivo y al resto de los poderes públicos “que no haya saboteo sobre
la Asamblea Nacional y se respeten sus atribuciones”
Ramón
Antonio Pérez / @GuardianCatolic
Caracas,
21 de febrero de 2016.- El cardenal
Jorge Urosa Savino, presidió una misa este domingo, en la catedral
metropolitana de Caracas, en la que realizó la oración consecratoria e impuso
sus manos sobre siete nuevos diáconos, a quienes invitó a “ser instrumentos de la
misericordia divina, y testigos valientes y fieles de Jesús”.
El arzobispo de Caracas estuvo acompañado de los
obispos auxiliares, monseñores: Jesús González de Zárate, Tulio Luis Ramírez Padilla
y José Trinidad Fernández, además de los rectores de los seminarios “Santa Rosa
de Lima” y Redemptoris Mater”, presbíteros
Francisco Morales Villegas y César Hernández, respectivamente.
Los nuevos miembros del diaconado de la
iglesia de Caracas, y que con esta ordenación quedan a un paso de ser consagrados
sacerdotes, son: Luis Aldama, Miguel
Galdámez, Jesús Godoy, José Luis Irazu,
Alexander Morales, Ronny Pérez y Rolando Rojas.
Al
servicio de los pobres
Durante su homilía, el cardenal Urosa explicó
que como diáconos, “se comprometen para siempre al servicio de Dios y de su
santa Iglesia, en una entrega total, que implica la consagración religiosa a
Dios, nuestro Señor, la vivencia del amor total al Señor en la renuncia al
matrimonio, y el servicio a sus hermanos, especialmente, a los más pobres”.
Indicó que la Iglesia, y particularmente los
ministros del altar, “debemos estar siempre al servicio de todos, pero
especialmente de los más pobres, tal como nos lo enseña el Señor, y como ha
sido la tradición viva de la Iglesia en el curso de la historia”.
“Allí debe estar el sacerdote: en las
periferias, como dice el Papa Francisco,
porque el sacerdote debe estar donde están los fieles. Y la mayoría de
nuestros fieles están precisamente en los barrios populares”. Comentó que de
las seis parroquias que ha creado en estos diez años en Caracas, cuatro están
ubicadas en zonas populares.
Insistió en la necesidad de que los católicos
de la iglesia arquidiocesana “redoblemos nuestros esfuerzos y nuestras labores
de acción social en medio de los pobres”.
“Jóvenes,
no tengan miedo”
Alexander José Morales quien nació en
Caracas, el 25 de agosto de 1977, es uno de los nuevos diáconos de Caracas.
Explicó que su vocación es producto de la fe enseñada por sus abuelos; del amor
a la Eucaristía y el testimonio de vida que vio en el padre Carlos Porras; así
como en las enseñanzas recibidas en su parroquia San Benito. “Ahí está la clave
de mi vocación sacerdotal”, acotó.
Afianzado en las palabras que el papa Juan
Pablo expuso al inicio de su pontificado, envió un mensaje a los jóvenes pidiéndoles
que “no tengan miedo”.
“El mundo ofrece muchas cosas, mayormente apegadas
a lo material, sin embargo, el ofrecimiento de Jesucristo es mucho mayor y
satisfactorio; es eterno, y a los jóvenes también nos gustan las cosas
eternas”, dijo el joven diácono.
Respeto
para la Asamblea Nacional
Al finalizar la eucaristía, el cardenal Urosa
habló con los medios de comunicación, y sus palabras fueron insistentes, en
pedirles tanto al poder Ejecutivo como a la Asamblea Nacional que trabajen unidos por el bien de Venezuela,
porque “los políticos tienen en sus manos” la resolución de los problemas que
agobian a los venezolanos.
En ese
contexto, pidió que “haya respeto”. Es
decir, “que el gobierno respete a la Asamblea Nacional, que se respeten las
atribuciones. Que no haya un saboteo de las actividades del Parlamento y se
busque el mejor bien de todos los venezolanos”.
Recordó que “la iglesia trabaja intensamente”
por el bien del país, “manteniendo, en primer lugar, la presencia viva de Dios
en nuestra patria, lo cual es muy importante”, según dijo. “Los venezolanos -y
el mundo- necesitamos saber que Dios está con nosotros, y eso lo hace,
precisamente, la Iglesia a través del servicio de los sacerdotes, de los fieles
y de los movimientos de apostolado seglar”.
Finalmente, mencionó que “la Iglesia está
procurando ser un elemento de unión, de diálogo, de entendimiento, de búsqueda de
los mejores caminos para resolver los actuales problemas de Venezuela”, como
son “los económicos, de desabastecimiento, de la escasez, y de tanto odio y violencia”.
INSTRUMENTOS DE LA MISERICORDIA DE
DIOS
Homilía en la ordenación diaconal de Luis Aldama,
Miguel Galdámez, Jesús Godoy,
José Luis Irazu, Alexander Morales, Ronny Pérez y Rolando Rojas
Santa Iglesia Catedral de Caracas, 21 de febrero de
2016
+Jorge Urosa Savino, Arzobispo de
Caracas
En este 2do Domingo de la Cuaresma del Año de la Misericordia. Invitados
por el Padre celestial a reconocer al
Señor Jesucristo como el Hijo eterno de Dios y a escucharle, tenemos el gusto
de realizar esta sagrada ceremonia de ordenación de 7 nuevos diáconos.
Celebramos esta ordenación
en el Año de la
Misericordia , llamados por el Papa Francisco a considerar la
inmensidad de la misericordia de Dios, y a ser misericordiosos como el Padre.
Y al reflexionar sobre la realidad del ministerio diaconal y sacerdotal vemos
cómo ambos son una forma magnífica, privilegiada de practicar la misericordia
con nuestros hermanos. En efecto: vivimos en un mundo golpeado por el pecado,
por la impiedad, por la indiferencia
religiosa, por la desesperanza, el egoísmo, la crueldad, la guerra y el odio. Y los ministros sagrados
estamos llamados a derramar sobre el mundo el agua viva de la fe en la
inmensidad del amor de Dios, y el bálsamo de su gracia sanante y vivificante en
las almas de las gentes abrumadas por el
peso del pecado y de tantos males que de allí han brotado.
Estamos llamados a ser
instrumentos de la misericordia de Dios, más aún, a ser misericordiosos como
Dios Padre! Y ¡qué mayor obra de
misericordia que llevar la luz de la fe a un alma que vive en las tinieblas del
desconocimiento de Dios, y el alivio del
amor de Dios a una persona adolorida por las consecuencias del pecado! ¡Qué
mejor alimento para una persona que tenga hambre de vida que la Eucaristía ! ¡Que labor
tan hermosa, mis queridos hermanos la del diacono, el presbítero y el obispo,
dedicados totalmente al servicio de los seres humanos, especialmente de los
pobres, para hacer reinar en el mundo el amor de Dios y la caridad , la solidaridad,
la fraternidad y la convivencia social.
En
esta solemne Eucaristía damos gracias a Dios, que ha querido hacerse presente
en el mundo a través del humilde ministerio pastoral de aquellos que El mismo
ha llamado. Y vemos la respuesta de amor al Señor y a la Iglesia por parte de estos
futuros diáconos, que movidos por su
gran amor a Dios y a los hermanos, se
comprometen a servir para siempre a la Arquidiócesis de Caracas, a la cual quieren dedicar todas sus vidas, desde ahora
hasta su último aliento, para hacer presente el inmenso don de la resurrección
de Cristo y de su vida nueva en medio de nosotros, para ser instrumentos de la misericordia divina, y
testigos valientes y fieles de que Jesús es el Señor, el Hijo de Dios hecho
hombre por nuestra causa y para nuestra
salvación.
Ustedes,
queridos futuros diáconos, se comprometen para siempre al servicio de Dios y de
su santa Iglesia, en una entrega total, que
implica la consagración religiosa
a Dios, nuestro Señor, la vivencia del amor total al Señor en la
renuncia al matrimonio, y el servicio a sus hermanos, especialmente, a los más
pobres. Es conveniente que reflexionemos sobre esos elementos de su entrega.
Compromiso
religioso
En
primer lugar, yo quiero subrayar una vez más, debido al secularismo que nos
rodea y nos contamina, que los diáconos, presbíteros y obispos, escogidos del
pueblo para servir al pueblo en lo que tiene que ver con Dios, como dice la
carta a los Hebreos, nos consagramos al servicio del Señor para glorificarlo
con nuestras acciones y alabanzas, para la evangelización, para el culto, para la
predicación, para el servicio de la caridad,
y para administrar a los fieles los sacramentos del Señor. Como he dicho
en otras ocasiones, este es un compromiso religioso al servicio
de Dios, de nuestra Santa Religión y para que el mundo viva. El aspecto
espiritual, sobrenatural, teologal, trascendental, en fin, religioso, es
central en el ministerio diaconal y sacerdotal.
Contemplar
la gloria del Señor fue una experiencia invalorable para los apóstoles. Por eso
lo siguieron y se identificaron plenamente con El, Es precisamente lo que
nosotros los cristianos, pero sobre todo los llamados a ser sus ministros, sus
testigos e instrumentos de su misericordia, debemos hacer. Vivir, por la acción
del Espíritu Santo, con un intenso amor
a Dios y al Padre celestial Es muy importante que así lo comprendan mis futuros
diáconos y todos los seminaristas, y que
con esa conciencia vivan su consagración al Señor con una profunda vida
espiritual, en actitud religiosa de oblación, de acogida de la gracia,
para ser mensajeros y comunicadores de la salvación de Cristo para sus hermanos,
para ser liturgos del pueblo, maestros de oración, testigos del amor de Dios y
de los dones sobrenaturales de Cristo
Redentor.
AL SERVICIO DE LOS POBRES
Los
diáconos se comprometen al servicio de la Iglesia , de manera especifica para el servicio de
los pobres en el campo de la caridad. Están especialmente pero no exclusivamente,
dedicados a las obras de misericordia corporales. Quiero subrayar este aspecto,
pues es determinante en la vida del Señor Jesús, cuya presencia se anuncia
porque “los pobres son evangelizados”. La Iglesia , y particularmente los ministros del
altar, debemos estar siempre al servicio de todos, pero especialmente de los
más pobres, tal como nos lo enseña el Señor, y como ha sido la tradición viva
de la Iglesia
en el curso de la historia. Hoy, en Caracas, nosotros la gente de la Iglesia , debemos esforzarnos más y más por hacernos más
presente entre los pobres. Para evangelizarlos, para llevarles los dones
sobrenaturales; pero también para asistirlos,
para abrazarlos con el amor generoso y desprendido de Cristo, para
ayudarlos mediante la acción social de asistencia, promoción y denuncia.
Por
ello es muy importante en los obispos, presbíteros y diáconos, la sintonía con
Jesús pobre para los pobres, y la práctica
de la pobreza evangélica: desprendimiento,
desinterés por el dinero, por las cosas materiales, por las comodidades,
disponibilidad para el servicio en cualquier parte. Por ello el Seminario debe
formar a nuestros seminaristas para que
sean hombres sacrificados, recios, de fortaleza espiritual, de pobreza
evangélica, generosos, austeros, dispuestos siempre a ir adonde se encuentran
nuestros fieles. Estos están en todas partes: en los ambientes más favorecidos,
pero también en los ambientes más necesitados. Y allí debe estar el sacerdote:
en las periferias, como dice el Papa Francisco, porque el sacerdote debe estar allí donde
están los fieles. Y la mayoría de nuestros fieles están precisamente en los
barrios populares. Por eso de las seis parroquia que he podido crear en estos
diez años en Caracas, cuatro están ubicadas en zonas populares Por eso también quiero insistir
en la necesidad de que todos los católicos de Caracas redoblemos nuestros
esfuerzos y nuestras labores de acción social en medio de los pobres.
CONSAGRADOS A DIOS EN EL CELIBATO SAGRADO
Al
consagrase al Señor en el diaconado, nuestros hermanos asumen también
voluntariamente, el compromiso de consagrar su corazón de manera total a Dios,
en la renuncia voluntaria, por amor a Dios y a la Iglesia , al sagrado matrimonio. Dios ha querido hacerlos objeto de su amor
privilegiado, para que el mundo pueda ver en ellos, de manera especial, el
rostro amoroso de Nuestro Señor Jesucristo. Ellos reciben ese don
con plena libertad, luego de varios años de reflexión y de formación. Es
una acogida del inmenso amor de Dios, que los ha llamado a la práctica de la
castidad perfecta y a compartir así el
estilo mismo de vida de Cristo y de muchísimos apóstoles y santos a través de
la historia... Por eso hablamos del
celibato sagrado, es decir, religioso pues
este no es una soltería egoísta ni lejana de los seres humanos, sino una entrega
total del corazón a Dios para dar testimonio de su amor en medio del pueblo. El
celibato es un don, un tesoro, una joya de la Iglesia. Es
identificarnos con Jesucristo para dar testimonio de los nuevos tiempos de la
resurrección, y de la inmensidad del amor de Dios a los hombres. Y así lo han
entendido ellos. Es preciso que su respuesta a esa manifestación del amor de
Dios, sea también una respuesta de amor fiel, de generosidad, de compromiso
responsable y serio. No podemos tener vacilaciones ni vivir en la ambigüedad. Y para asumir ese
compromiso esa entrega generosa, ellos se han preparado, y lo asumen libre3 y voluntariamente,
confiando también en la gracia de Dios, sabiendo que no es posible asumir el
celibato sin una vida virtuosa, a pesar
de estar en medio de un mundo materialista y erotizado.
CONCLUSIÓN
Continuaremos
ahora nuestra sagrada celebración, con el rito de la ordenación diaconal. Vamos
a pedirle a Dios intensamente por estos siete hombres que han dado este paso,
con plena conciencia y libertad, decididos a dar su vida por amor a Jesús. Que
el Señor los colme de la gracia de un amor vivo y encendido, permanente y
creciente, durante toda su existencia, para que sean santos y felices, y así
hagan presente el amor, y la luz, y la vida y la alegría de Cristo en medio de
nosotros. Que sean fieles al llamado
recibido, para que vivan a fondo su consagración al servicio de Dios y de
nuestra Iglesia caraqueña.
Oremos
también intensamente por nuestros
seminaristas de Venezuela y de Caracas, y muy especialmente por el aumento de las vocaciones al sacerdocio y
a la vida consagrada. Pidámoslo con insistencia al Señor, pues es la mayor
necesidad de nuestra Iglesia.
Encomendemos estas intenciones a
la protección maternal de Nuestra Señora de Coromoto.
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