La periodista
Macky Arenas, a propósito de la aparición de la encíclica del Papa Francisco: Laudato Si´
sobre ecología y cuido del medio ambiente, da cuenta en RCL, Reporte Católico Laico invita a
conocer el testimonio de un empresario católico sobre las vicisitudes para
adelantar un trabajo, inspirado en el compromiso con la minería responsable, en
escenario doméstico.
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Es un empresario
de larga y exitosa trayectoria. Se llama Ramón Pimentel. Desde el siglo
antepasado su familia produce café, pero él se impuso la meta hacer algo
diferente y fue así como pensó en el desarrollo de la minería científica.
Siempre vio con preocupación a la minería informal que devasta el ambiente y un
día apareció la posibilidad de involucrarse en avanzados proyecto. Fue cuando
estableció contactos con dos empresarios norteamericanos claves en la
actividad: Palmer Bedsole y Roberto Cooper. Este último, amante de la
naturaleza, deportista y con espíritu abierto a las experiencias en la selva,
viene a Venezuela, se estableció en el estado Bolívar y comenzó a explorar.
Pimentel, nos cuenta esta extraordinaria historia para los lectores de ABC de
la Semana.
—
¿Qué encontró Cooper allí?
— Fue tan interesante lo que iba
descubriendo que decidió traer a un grupo de científicos de alto calibre, PHD
en minería, fundamentalmente de Canadá –aunque también vinieron de otros
países– y comienzan todos a explorar. Consiguen indicios de algo que nunca se
pensó podría existir en Venezuela: la fuente originaria del diamante.
— ¿Cómo
es eso?
— Siempre se ha creído que el
diamante que existía en Venezuela, de manera abundante a nivel aluvional en las
capas superficiales, venían de hace miles de años atrás, cuando todos los
continentes que se conocen estaban unidos en uno solo. Actualmente existen las
fuentes originarias del diamante, que son las chimeneas de kimberlita o
volcanes, las cuales vienen de 150 kilómetros de profundidad. Los volcanes que
conocemos como tales vienen de poca profundidad -5, 7 o 10 kilómetros- mientras
que las chimeneas de kimberlita son el equivalente a un volcán pero
extremadamente profundas.
—
¿Qué impulsa los diamantes hacia la superficie?
— A grandes profundidades y como
consecuencia del calor y las fuertes presiones, el carbono se transforma en
diamante. En las épocas geológicas remotas, el diamante afloraba a la
superficie por acción volcánica. Hay muchas chimeneas de este tipo en el mundo,
son ventanas hacia el centro de la tierra; pero muy pocas contienen diamantes.
Cuando el diamante llega a la superficie, por acción de los ríos o de remezones
sísmicos, se van dispersando en la superficie y ese es el diamante que existía
en Venezuela, sólo que se creía que había sido arrastrado por los ríos en la
época en que África y Suramérica formaban un solo continente. Es por eso que
cuando uno ve los mapas de ambos continentes, si los juntas, encajan como
piezas de rompecabezas.
—
¿Hablamos de la mítica “Pangea”?
— Así es. Al principio toda la Tierra
era un solo continente. Por obra probablemente de sismos o cataclismos
diversos, esa enorme mole se fracturó en los seis continentes que hoy
conocemos. Los ríos corrían al revés. Era el mundo perdido donde se ubicaba el
paraíso terrenal que Arthur Conan Doyle, en su famosa obra (The Lost World),
sitúa en Guayana, en nuestra Guayana venezolana. Guayana es una de las
formaciones geológicas más antiguas. Al cesar nuestro trabajo de exploración en
la zona se ha interrumpido una secuencia científica que ha podido cambiar la
historia geológica del mundo, pues podría habernos llevado al conocimiento de
cómo se separó Pangea en diferentes continentes.
—
Siempre se ha creído que África es el continente diamantífero por excelencia…
— En la costa occidental africana
hay varias chimeneas de kimberlita y se pensaba que el diamante venía de esas
chimeneas. En esa época, corriendo los ríos en sentido inverso al actual, se
suponía que habían arrastrado esos diamantes por lo cual, aún hoy en día,
después de que los continentes se separaron, aparecían en territorio
venezolano. Por primera vez, con estas exploraciones que llevamos adelante, se
descubrió, como una revelación científica de primer orden, que esos diamantes
que se estaban encontrando en Venezuela eran originarios de nuestro propio
país. Para ello es indispensable que acá existan chimeneas de kimberlita y
jamás se creyó eso posible. Pero a través de nuestras exploraciones
científicas, de altísimo calibre, se comienzan a encontrar, por primera
vez, indicios de que esos diamantes eran originarios de nuestro territorio.
“Descubrimiento científico de primer
orden”
Revelaciones científicas
—
¿Quién hace el descubrimiento?
— Uno de los geólogos, de gran prestigio
internacional, que trabajaba con nosotros en esas exploraciones. Nos dedicamos
a llevar eso a fondo, con mucha seriedad, Cooper en el terreno mismo, Bedsole y
yo dando apoyo. Es como nace Guaniamo Mining Company, a principios de los años
80, pero ya llevábamos tiempo explorando, así que es justamente por esos
importantes indicios que se crea la compañía. Hicimos considerables
inversiones, no sólo nosotros tres, sino también empresarios de otros países
entusiasmados por nuestro hallazgo: por primera vez podíamos pensar en
diamantes originarios de Latinoamérica, en este caso de Venezuela.
—
¿Es Venezuela considerada un país diamantífero importante?
— Sí, pero para probar que posee
chimeneas de kimberlita –lo cual lo colocaría en la lista mundial de los más
importantes– habría que ubicar la chimenea propiamente dicha, precisamente de
la que nosotros encontramos los indicios. Eso requiere aún más inversiones en
una planta piloto para poder llevar a cabo lo que se llama una prueba de
bulto. Ella permite procesar varias toneladas de mineral y entre esas varias,
encontrar las piezas para poder evaluar. Es el equivalente a lo que ocurre con
el petróleo: puedes tener reservas probadas, las que son económicamente
explotables con las técnicas actuales; y probables, estas últimas te
permiten saber que allí está el petróleo pero no puedes evaluar sus cantidades.
De la misma manera, para poder calibrar una chimenea de kimberlita tienes que
hacer esas pruebas de bulto para transformar aquello de probable a probado y
eso le daría a Venezuela una importancia gigantesca desde el punto de vista de
la minería diamantífera en el mundo.
—
Esas son palabras mayores. El financiamiento tendría que ser muy importante.
¿Concretamente qué aportó su trabajo para estimularlo?
— Que el diamante que se consigue en
Venezuela se originó en nuestro territorio y que en un área determinada se
ubican las chimeneas de kimberlita, pero para afirmarlo de manera científica
hace falta llevar a cabo las pruebas de bulto en esa misma área. Son
extensiones grandes que requirieron de nuestra parte inversiones gigantescas y
se necesitará mucho más. Pero después de dos décadas y media trayendo expertos
-los geólogos más importantes del mundo han pasado por Venezuela- y ubicado
todo el potencial que allí existe, en un momento determinado el gobierno,
simplemente, cancela las concesiones. Ello pone en riesgo el que un fenómeno
económico y científico de tanta importancia para el país, se pierda.
— Vamos al contrario: ¿qué haría
falta para estimular los financiamientos en esta área?
— Las inversiones que se requieren
son tan grandes que no solo hace falta accionistas, sino también colosales
financiamientos los cuales solo se abren cuando pasas de tener reservas
probables a reservas probadas. La prueba de bulto es lo que hace esto posible
pues permite determinar la cantidad y calidad de los diamantes que existen en
una mina. Para justificar esto nosotros trabajamos por 25 años, trayendo a
Venezuela los científicos y geólogos más reputados del planeta. Los más
destacados ingenieros en minería de las mejores universidades del mundo han
pasado por Venezuela gracias a nuestra gestión. Se hizo todo ese esfuerzo y
cuando ya habíamos llegado y estábamos a punto de coronar con las pruebas de
bulto, el gobierno cancela las concesiones, lo que hacía imposible obtener
financiamiento alguno para continuar. Es la tragedia de este país.
— Y mientras tanto, avanza la
minería informal en Venezuela…
— Da dolor sobrevolar esas áreas. Lo
que se ve es un paisaje lunar lleno de cráteres que son abiertos por los
mineros informales que llegan de otros países y literalmente devastan las
orillas de los ríos y las selvas buscando los diamantes aluviales. Cuando
vienen impulsados de tanta profundidad se desparraman en la superficie y eso es
lo que busca la minería informal. Van con monitores hidráulicos, que son
mangueras que trabajan a presiones bestiales y van destruyendo las orillas de
los ríos y la selva misma, con el fin de buscar en esa tierra arrasada los
diamantes que puedan conseguir.
Diamantes de sangre
—
¿Qué tipo de diamante se consigue en Venezuela?
— Los diamantes tienen infinidad de
calidades. La mayoría tienen fines industriales y su valor es más bajo. Pero
los de gema, que representan un porcentaje pequeño de lo que se consigue, son
realmente valiosos y los que en verdad respaldan la inversión.
— ¿Lo
contrario a lo que llaman diamantes de sangre?
— Todo lo contrario. El diamante de
sangre no se da en Venezuela. Se producen en África, en países donde hay
cruentas guerras civiles que están siendo financiadas fundamentalmente con
diamantes. Se buscan mano de obra prácticamente esclava para trabajar en las
minas, muchas veces con el mismo tipo de minería informal que hay en Venezuela,
y van devastando, consiguen los diamantes y los venden en el mercado negro. Con
ese dinero financian sus guerras.
—
¿Quién comercializa el diamante en el mundo?
— “De Beers” es
la mayor compañía comercializadora de
diamantes del mundo, es la que logra aquél eslogan genial “un
diamante es para siempre” y crean toda aquella ilusión de los diamantes para
las novias. Pero un buen día se percatan de que, cuando ellos compran
diamantes cuyo origen no conocen, pueden estar financiando esas guerras civiles
en algunos países. De allí se origina el nombre de diamantes de sangre. Es
cuando comienzan a crear acuerdos internacionales para no comprar diamantes que
no tengan partida de nacimiento, es decir, estar seguros de que no vienen de
esas zonas donde provocan tragedias.
—
Ya imagino mucha gente pensando para qué gastar tanto dinero en buscar
chimeneas de kimberlita si tenemos petróleo y oro…
— Mira,
un país es importante en la medida en que genera confianza y cuando eso ocurre
atrae inversiones. Pero esas inversiones y los ingresos de divisas no deben
concentrarse en un solo sector. Cuando haces eso pasas a ser absolutamente
dependiente de ese solo sector, como es el caso de Venezuela con el petróleo, que
nos provee el 96% de nuestras divisas. Lo interesante y lo sensato es
diversificar la economía, lo que se logra con muchas fuentes de generación de
actividad económica que aportan divisas y exportaciones. Eso es lo que nos
transforma en una economía mucho más balanceada y, por tanto, sana y sólida.
Países poderosos como Rusia, por ejemplo, tienen un interés enorme en
desarrollar sus minas de diamante; Australia pone especial énfasis en atraer
inversiones para desarrollar sus minas de diamante. Canadá está actualmente
desarrollando las más importantes del mundo.
—
Y mientras tanto, nosotros desarrollando la minería informal que destruye
nuestro ambiente…
— Nadie en su sano juicio quiere
eso. La diferencia con la minería moderna es que no destroza el ambiente, es
toda a nivel subterráneo y se hace mucho hincapié en que la empresa que haga la
explotación garantice la recuperación del ambiente. Países como Canadá, que
ponen tanto interés en la protección del ambiente, están desarrollando enormes
minas de diamante, incluso algunas bajo lagos, con características parecidas a
las que tenemos en Venezuela, sólo que para ellos es más complicado por ser
bajo el agua, lo que implica perforar galerías para llegar allí y poder
explotar aquello. No obstante, lo hacen porque es importante hacerlo, pero sin
dañar el ambiente. Todo lo contrario de lo que ocurre en Venezuela con mineros
de Brasil, de otros países e incluso venezolanos sin el menor compromiso
ambiental.
— ¿Y el
daño social que ello implica?
— Ese es otro aspecto del problema.
Nosotros, al darnos cuenta del potencial de la zona, también vimos la miseria y
actuamos. No solo generamos trabajo, sino que construimos escuelas, centros de
atención médica y contribuimos con todo aquello a alejar a los indígenas de la
pobreza extrema y la corrupción que toda esa actividad conlleva si se la
realiza de manera informal. Fue complejo, pero hicimos una labor social
extraordinaria en ese tiempo. Es una lástima que todo ello haya resultado
truncado por erradas políticas.
(Originalmente publicado en ABC de la
Semana)
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