Monseñor William Delgado, obispo
de la Diócesis de Cabimas tuvo la responsabilidad de Ordenar al nuevo sacerdote,
durante una eucaristía que fue concelebrada por buena parte del clero diocesano que,
junto a familiares y amigos, se apersonaron en el templo parroquial para esta
importante ocasión.
Ramón Antonio Pérez
@GuardianCatolic
Con PRENSA Diócesis de Cabimas
Foto: Magdy Zara
Cabimas, 24 de septiembre de 2013.- En el marco del año jubilar por el
Tricentenario aniversario de la parroquia Nuestra Señora de Altagracia en el
municipio Miranda, se celebró la ordenación sacerdotal del ahora presbítero
Heberto Ávila, quien al concluir la ceremonia muy emocionado dijo: “hoy solo
puedo agradecer a Dios, gracias por mi familia, por haberme elegido para que te
sirviera, por mis docentes y formadores, por mis compañeros de seminario, por
mi Obispo, gracias Dios gracias”.
La eucaristía fue presidida
por Monseñor William Delgado, obispo de la Diócesis de Cabimas y concelebrada
por buena parte del clero diocesano, quienes junto a una multitud de amigos,
familiares y amigos, se apersonaron en el templo parroquial para esta
importante ocasión.
Luego que el rector del
seminario menor “El Buen Pastor” presbítero Néstor Ulloa presentara al diácono
Heberto Ávila e informara a monseñor Delgado que el elegido era digno para la
ordenación presbiteral, el obispo diocesano efectuó su homilía.
“Hoy Heberto dice como el
evangelio de Juan 10-17 “…me desprendo de mi vida para ganarla de nuevo” y eso
hace Heberto toma una vida dedicada al ministerio sacerdotal, para ganarla de
nuevo”, apuntó.
Este es un día de fiesta –
continuó diciendo- para la Iglesia peregrina de la Costa Oriental del Lago, pues
Dios distingue a uno de sus hijos con la ordenación sacerdotal. Él es una
ofrenda de su familia, de su parroquia, de su comunidad para el plan divino de
Dios.
Seguidamente el prelado
agradeció a Heberto Ávila, por su participación en la investigación de la
historia de la parroquia Nuestra Señora de Altagracia y toda la colaboración en
la organización de del año jubilar del Tricentenario parroquial.
Al concluir el obispo de
Cabimas le dirigió un mensaje personal “Heberto tienes que ser un sacerdote
mariano, entrégate a la Madre de Dios, a la madre de los sacerdotes para que
ella te guíe y te proteja, recuerda que eres hijo de una parroquia mariana y en
honor a la Virgen debes mantener en ti su presencia durante tu vida
sacerdotal”.
Seguidamente se continuó con
la ceremonia, que se caracteriza por varios pasos muy específicos y
significativos.
Entre ellos la “imposición
de las manos” del Obispo sobre la cabeza del ordenado, luego la “oración
consegratoria” en la que se le pide a Dios la efusión del Espíritu Santo y de
sus dones para el ministerio, la postración en el piso como señal de humildad;
al nuevo presbítero se le ungen la manos con el Santo Crisma, como signo de la
unción especial del Espíritu Santo y se le hace entrega de la patena y el cáliz
como símbolo de la eucaristía.
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