Durante la misa celebrada en Roma por el descanso
eterno de Hugo Chávez, el Purpurado venezolano expresó su pésame “a la familia
del presidente, a sus allegados y seguidores”, y pidió a los venezolanos mantenerse
unidos para que “el país pueda seguir en paz”.
Ramón Antonio Pérez
@GuardianCatolic
Roma, 8 de marzo de 2013.- El Arzobispo de
Caracas, Cardenal Jorge Urosa Savino expresó que los “seres humanos no somos
como las flores que se marchitan; como los grandes palacios que pueden ser
destruidos: tenemos un alma inmortal, y estamos llamados a vivir para siempre (…),
a resucitar gloriosamente al final de la historia”, porque “la muerte no es el
final absoluto del camino vital del hombre sino el paso definitivo al lugar del
consuelo, de la luz y de la paz”.
Sus palabras
forman parte de la homilía: “Yo soy la resurrección y la vida”,
que el Purpurado pronunció este viernes 8 de marzo, durante la misa que celebró
por el eterno descanso del Presidente de la República Bolivariana de Venezuela,
Hugo Rafael Chávez Frías, en la Iglesia de Santa María dei Monti, en Roma.
La muerte desde los ojos de la Fe
Luego de agradecer
la presencia del párroco, padre Francesco Pesce, por “su gentileza al abrirnos
las puertas de este templo para nuestra piadosa celebración”, el Purpurado
habló de la muerte desde los ojos de la fe.
Urosa explicó
que la “muerte es parte integrante de la existencia humana”.
“Con toda su
carga trágica y dolorosa, es consecuencia del pecado original. Pues bien: Cristo
vino al mundo precisamente para vencer no sólo al mal, al pecado y al demonio,
sino también a la muerte”, añadió.
Luego, con base
en el Evangelio de San Juan, el Arzobispo de Caracas, indicó que “aunque todos
pasamos por el trance de la muerte, si morimos unidos en la fe a Cristo
redentor, tenemos la garantía de la resurrección en el día final de la historia
humana”.
Iglesia protegió y ayudó a Chávez
El Cardenal
Urosa hizo un llamado en su condición de Obispo de la Iglesia de Dios “a orar
para que el Señor le conceda el eterno descanso” al Presidente Hugo Chávez, en
el entendido que “Cristo es la resurrección y la vida”. Y, además, pidió a Dios
“le perdone los pecados que pueda haber cometido, y lo lleve a gozar de la
eterna gloria”.
También recordó
que en momentos difíciles de su existencia, cuando Chávez, “en 1992 estuvo
preso en el Cuartel San Carlos, y luego en los sucesos de abril de 2002, varios
Obispos venezolanos estuvieron cerca de él para protegerlo y ayudarlo”, señaló.
Urosa no se considera “papable”
El Arzobispo de
Caracas expresó su pésame “a la familia del presidente, a sus allegados y
seguidores” y pidió a los venezolanos mantenerse unidos. “Oremos también,
hermanos, con mucho fervor por nuestra querida Venezuela, para que podamos
todos convivir como hermanos, miembros de un solo gran pueblo, y para que
podamos resolver nuestros conflictos en paz”, dijo.
Cabe señalar que
el Cardenal Urosa Savino participa en las congregaciones previas al cónclave
del próximo 12 de marzo, en el que debe ser elegido el próximo Sumo Pontífice,
por el cual también elevó sus oraciones a Dios.
Por otra parte,
al ser abordado por los periodistas señaló que, “pese a no considerarse
papable, Latinoamérica está más que preparada para ofrecer un Papa al mundo“.
Cabe señalar que
la iglesia de Santa María ai Monti le fue otorgada al Cardenal Jorge Urosa
Savino, en 2006, por el Papa Benedicto XVI, como su parroquia en Roma. Esto
ocurre igual que a los 207 cardenales que hoy tiene la Iglesia católica, y que
son titulares de una parroquia romana.
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HOMILÍA COMPLETA
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YO SOY LA RESURRECCIÓN Y LA VIDA”
Homilía en la Misa por el
eterno descanso del Presidente Chávez
Iglesia de Santa María dei
Monti, Roma, 7 de marzo de 2013
CARDENAL JORGE UROSA SAVINO,
ARZOBISPO DE CARACAS
Queridos hermanos:
¡Yo soy la
resurrección y la vida! Movidos por nuestra fe en Cristo Misericordioso y
resucitado, y por sentimientos de cristiana piedad, nos encontramos en esta querida
Iglesia romana de Santa María dei Monti para ofrecer la Santa Eucaristía por el eterno descanso del alma del Cdno. Presidente de nuestra amada República
Bolivariana de Venezuela, Hugo Chávez Frías, recientemente fallecido luego de
haber sufrido una larga y penosa enfermedad. Agradezco de corazón al venerable
Párroco, Don Francesco Pesce, su gentileza al abrirnos las puertas de este
templo para nuestra piadosa celebración.
CRISTO: RESURRECCION Y VIDA
Acabamos de
escuchar en el evangelio las consoladoras palabras de
Cristo, quien se proclama a sí mismo la
resurrección y la vida. El nos dice también: “quien crea en mí, aunque haya muerto vivirá”.
¡Qué
grande es nuestra fe! Sabemos que Jesús es realmente la resurrección
y la vida pues luego de haber pronunciado estas palabras se dirigió al sepulcro
de su amigo Lázaro y con voz potente lo llamó a salir de las sombras de la muerte,
para restituirlo a su familia. Y así sucedió, provocando el asombro de los
presentes, y la fe de muchos de ellos. Pero más aún, luego de haber muerto en
la cruz para librarnos de nuestros pecados, el Señor mismo resucitó
triunfalmente, mostrando así la gloria de su divinidad. Cristo es Dios, nuestro
Salvador único e irrepetible. Y por ello, las palabras que pronunció a
continuación, también son verdaderas y tienen sentido: “el que crea en mí,
aunque haya muerto vivirá”.
LA MUERTE A LOS OJOS DE LA FE
La muerte, mis
queridos hermanos, es parte integrante de la existencia humana. Con toda su
carga trágica y dolorosa, es consecuencia del pecado original. Pues bien:
Cristo vino al mundo precisamente para vencer no sólo al mal, al pecado y al
demonio, sino también a la muerte. Y lo hace muriendo, ofreciéndose por
nosotros a Dios en la cruz, para destruir esa pesada carga que perturba a la
humanidad, y para convertirla en el paso hacia la eternidad feliz.
Por eso, aunque la
muerte es dolorosa, no es algo definitivo. Los seres humanos no somos como las flores
que se marchitan; no somos como los grandes palacios que pueden ser destruidos:
tenemos un alma inmortal, y estamos llamados a vivir para siempre. Y
estamos llamados a resucitar gloriosamente al final de la historia. “La muerte no es el final absoluto del camino vital
del hombre sino el paso definitivo al lugar del consuelo, de la luz y de la
paz. …la muerte del bautizado es absorbida en la victoria de Jesucristo, su
resurrección (Cf. 1 Cor. 15, 54-57). Por tanto, aunque todos pasamos por el
trance de la muerte, si morimos unidos en la fe a Cristo redentor, tenemos la
garantía de la resurrección en el día final de la historia humana (Cf. Jn
11,25-26).
Nuestra fe cristiana,
pues, nos enseña a ver la muerte como una transición, como el paso de la vida temporal
a la eterna. Y esto por la misericordia de Dios, manifestada abundantemente en
Jesucristo, quien venció a la muerte; sabemos que la muerte temporal no es el
fin de nuestra existencia humana porque tenemos un alma inmortal, y por la
misericordia de Dios, que está siempre dispuesto a acogernos en sus brazos,
como al hijo pródigo, para hacernos partícipes del reino de los cielos.
CONCLUSIÓN
Mis queridos
hermanos:
¡Cristo es la resurrección y la vida! Oramos, pues con viva fe y
confianza en Dios, inmensamente misericordioso, por el eterno descanso del alma
del Presidente Chávez. En mi condición de Obispo de la Iglesia de Dios los invito a orar
para que el Señor le conceda el eterno descanso, le perdone los pecados que
pueda haber cometido, y lo lleve a gozar de la eterna gloria. Es bueno recordar
que en momentos difíciles de su existencia, cuando en
1992 estuvo
preso en el Cuartel San Carlos, y luego en los sucesos de
abril de 2002, varios Obispos venezolanos estuvieron cerca de él para
protegerlo y ayudarlo.
Como ya hemos afirmado en nuestro comunicado del Arzobispado de Caracas
fechado el 5 de marzo, día de la muerte
del Presidente Chávez, y en el comunicado de la Presidencia de la Conferencia Episcopal
Venezolana de la misma fecha, manifestamos nuestras sinceras condolencias a sus
padres, hermanos, hijos y demás familiares, a los poderes públicos, y a sus
amigos y seguidores.
Al proseguir esta Eucaristía, oremos también, hermanos, con mucho fervor
por nuestra querida Venezuela, para que podamos todos convivir como hermanos,
miembros de un solo gran pueblo, y para que podamos resolver nuestros
conflictos en paz.
Oremos también para que el Señor nos conceda pronto un nuevo Romano
Pontífice, Sucesor de San Pedro, según el corazón de Dios.
Nos ayude a ello la maternal intercesión de nuestra madre amorosa la
Virgen de Coromoto, Madre de la Iglesia, Patrona de Venezuela.
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