Alfredo Gómez revela algunos datos poco conocidos del Beato José Gregorio Hernández


El Beato Dr. José Gregorio Hernández estudiante del Colegio Villegas 1880

Alfredo Gómez Bolívar es reconocido en Venezuela como uno de los biógrafos del beato doctor José Gregorio Hernández Cisneros. Esta vez aborda nuevos datos que, seguramente, llamarán la atención de los lectores de El Guardián Católico

Algunos datos poco conocidos de la vida del Beato Dr. José Gregorio Hernández

Alfredo Gómez Bolívar
Caracas, 21 de septiembre de 2022

Cuando tenía 12 años y estando aún en Isnotú su tierra natal, escribe un opúsculo que él mismo había confeccionado y lo tituló: “Modo Breve y Fácil para oír misa con devoción.”

Advertencia. - El Ilustrísimo Benignísimo Señor Doctor Juan Hilario Bosset, Dignísimo Obispo de Mérida, concede cien días de indulgencia por cada llana de este libro que se lea con devoción. 

*Se le ha colocado color a la imagen del Sagrado Corazón de Jesús y obviamente no pertenece al opúsculo, la misma fue tomada de la obra de su sobrino titulada: “Nuestro tío José Gregorio” y allí su sobrino Ernesto Hernández Briceño nos informa que esta pintura fue un regalo que le hizo su tío el Dr. Hernández a su madre, Doña Dolores Briceño de Hernández.

El Contenido es el siguiente:


1) Al salir de la casaYo voy, Oh buen Jesús con vos al Calvario hacerme partícipe de la Caridad que allí os lleva.

2) Al entrar en la iglesia: Señor por tu misericordia infinita entraré en tu casa y en tu santo templo te adoraré con reverencia y alabaré tu santo nombre.  Amén Jesús.

3) Al tocar agua bendita: Por esta agua bendita se me perdonen mis delitos. 

4) Al empezar la misa: A este Santo sacrificio deseo y quiero asistir con pureza de conciencia, para lo cual digo así:  

5) Se dice la confesión: Yo, pecador, me confieso, etc...

6) Ofrecimiento: Señor; esta misa y las demás que en este templo hoy se dicen os las ofrezco a honra y gloria vuestra a bien y provecho de mi alma y de todos los prójimos, vivos y difuntos, y por lo que más agradable os sea, Amén.

7) Al besar el sacerdote el altar. Adoro este altar sagrado con devota sumisión; Perdóname mis pecados, Benignísimo Señor.

8) Los Kiries: Perdón, padre piadoso; Hijo divino, perdón; perdón, soberano espíritu; Dios trino y uno, perdón.

9) La Gloria: Gloria a Dios en las alturas, Paz en la tierra a los hombres, los ángeles os alaben, Todos, mi Dios os adoren.

10) Las primeras oraciones: Por intercesión del santo y santos del día de hoy os ruego por mí y por todos los que tengo obligación, como son por mis padres, hermanos y parientes.

11) La Epístola: La doctrina que enseñáis en esta santa lección la deseo practicar con espíritu y fervor

12) El Evangelio: La evangélica doctrina de este y demás evangelios la deseo practicar y ajustarme a sus consejos.

13) Al Credo: Creo en Dios Padre etc...


14) Al ofrecer la Hostia:

Esa inmaculada Hostia
os ofrezco con amor
en descuento de mi culpa
y ofensas hechas a Vos.


15) Al ofrecer el Cáliz:

Este licor o ese Cádiz
 os ofrecemos, Señor,
suplicando a tu clemencia,
 gracia, salud y perdón.


16) Al lavatorio:

Más que mis manos, mis culpas
 quisiera lavar, Señor,
 con agua de penitencia
 y lágrimas de dolor.


17) Al Orate frates:

Por intersección del santo
 y santos del día de hoy,
os ruego por mí y por todos
 los que tengo obligación.
(Como son por el Papa, Obispos y Sacerdotes y demás ministros de la Iglesia.)


18) Al Sanctus:

Santo-sois, Eterno Padre,
 Santo sois, Divino Verbo;
 Santo sois Sagrado Espíritu
 y yo, ser santo deseo.


19) Al momento de los vivos. Ofrezco este sacrificio por el Papa, Obispo y grey: por lo que a él contribuyen, y os pido que os acordéis de mis padres y de hermanos, hijos, amigos y parientes, y demás necesidades de la Iglesia.


20) Al alzar la Hostia:

Santo y soberano cuerpo
 de mi Señor Jesucristo,
 yo os adoro y que os adore
 todo el mundo solicito.

(Se dicen los actos de fe, esperanza y caridad)


21) Al alzar el Cáliz.

Santa y soberana sangre

de mi Señor Jesucristo,

yo os adoro y que os adore

todo el mundo solicito.


22) Al momento de difuntos:

Aceptad, Padre piadoso,
este santo sacrificio,
más que el de Abel y Abraham,
puesto es de vuestro hijo.
Llenadnos de bendiciones
a cuantos a él asistimos
y sacad del purgatorio
a todos los que os pido.
Como son las almas de mis padres y demás de la familia.


23) Al Nobis quoque peccatorum:

También, Señor, antes
 que aquí presente estamos,
 llevadnos a vuestra gloria
 para veros y gozaros.


24) Al Pater noster:

(Lo dirá.) Padre nuestro que estás, etc.


25) Al Agnus dei:

Dirá tres veces:
Oh Señor, que perdonáis
  a los que os han ofendido!
Perdóname a mí también
 que con dolor os lo pido.
Con eficaces deseos
  os pretendo recibir.
 ¡Oh quién tuviera el amor
de un ardiente serafín;
  quien tuviera la pureza
 de un ángel, de un querubín,
 las lágrimas de San Pedro
 para llorar y decir.


26) A la comunión:

Señor mío Jesucristo, Yo no soy digno ni merecedor de merecer vuestra gloria, y vuestro amor. Amén Jesús.

*Se sigue diciendo tres veces y luego se dice esta oración*

¡Oh dulcísimo Jesús! A Ti sean dadas infinitas gracias y alabanzas por las veces que amoroso y liberal os habéis dignado entrar en el pecho de este vilísimo y asqueroso gusanillo de la tierra y os suplico por vuestro amable corazón comuniquéis  a mi alma en esta espiritual comunión los afectos de vuestra real presencia y concediéndome  una hambre dichosa y eficaces deseos con que viva siempre hambriento y deseoso de recibiros, dándome las llamas de vuestro fuego para que,  con mi alma abrazada, con mi corazón ardiente y con mi pecho encendido, me llegue con pureza a recibiros sacramentado. Amén.

27) Al sumir el cáliz: Haced, Señor, que con esta comunión espiritual, participe los efectos que hace la   sacramental.

28) A las últimas oraciones: Por intercesión del santo y santos del día de hoy os ruego por mí y por todos los que tengo obligación, como son mis padres, parientes y las autoridades constituidas de la nación. Amén Jesús.


29) A la bendición: Por medio de estos ministros, acepto la bendición de toda la Trinidad. Sea para bien del Señor.


30) Al último evangelio: Por los méritos sagrados de vuestra vida y pasión que la misa representa, os pido Señor, perdón de lo mal que la he oído; la enmienda ofrezco, Señor.


31)   Oración:

¡Oh Creador del cielo y de la tierra! yo, el más vilde todos los pecadores, te ofrezco juntamente con la iglesia este santo sacrificio que es tu precioso Hijo, por los pecados que he cometido y todo el mundo, que sea por modo y sufragio de las benditas almas del purgatorio. Amén Jesús.

(Se concluye con: un credo y una salve.)

Visita al Sagrado Corazón de Jesús

Pintura* al óleo del Sagrado Corazón de Jesús realizada por el Beato Dr. José Gregorio Hernández


Corazón de mi Señor Jesucristo, yo te ofrezco mi corazón porque
 Tú quedaste entre nosotros sacramentado.
 Por los beneficios que me has hecho cuando te he recibido en mí pecho.
 En desagravio de los ultrajes que te hacen los infieles herejes.
En desagravio de las irreverencias que te hacen los cristianos.
 Por acompañarte en la soledad que padecen en los pueblos cristianos.

(Padre nuestro y Gloria patri.)

Al retirarse de la iglesia:

Soberano Señor sacramentado, arde mi corazón en vivos deseos de recibiros. 

Amén Jesús

FIN

(Pertenece a Gregorio Hernández. Libertad, 28 de julio de 1876)

Nota: Este libro de papel, cortado y cosido por José Gregorio, en él que copió de su puño y letra, el modo breve para oír la Santa Misa, lo usó y conservó José Gregorio toda su vida. Ernesto Hernández Briceño.

Su herencia cedida

Cuando muere su padre Don Benigno María Hernández Manzaneda en 1889, nuestro Beato renuncia por ley a la parte de su herencia, y se la cede a sus únicos sobrinos que tenía en ese momento, que eran los hijos de su hermana María Sofía Hernández de Carvallo y Don Temístocles Carvallo.

La Alumna del Beato José Gregorio Hernández

La primera dama en inscribirse en la UCV en la facultad de Medicina fue: la Dra. Virginia Pereira Álvarez, aunque ella previamente ya era una profesional, porque ya había estudiado para ser maestra normalista en el año 1903. El Dr. Hernández formó parte del grupo de profesores que ella tuvo, cuando le dictó el Curso N° 20 - Cuadro N° 35. Que se realizó en los años 1910-1911. Titulado: Cátedra de Histología y Microbiología siendo los preparadores: el Br. Rafael E. López y Juan E. Barroeta. *

* Datos correspondientes de la Universidad Central de Venezuela, Archivo Central. Medicina. Libro No.22 Folios 7 y 7 bis.

Desafortunadamente no se gradúa de médico en Venezuela por el cierre de la UCV en aquél tiempo y se vio obligada a emigrar a los Estados Unidos para continuar sus estudios, obteniendo el título de médico en el Woman´s Medical College of Pensylvania, el año de 1920.

Estos datos están citados igualmente en el libro del Dr. Fermín Vélez Boza de su libro titulado: "José Gregorio Hernández, Maestro" del año 1977.

Se puede encontrar más información de ésta ilustre Doctora en esta dirección: https://es.wikipedia.org/wiki/Virginia_Pereira_%C3%81lvarez

La Ignorancia de algunos Artistas

Es lamentable que artistas brillantes hayan honrado con sus obras la imagen de nuestro Beato el Dr. José Gregorio Hernández, y no se hayan informado bien antes de hacer sus obras, de cómo eran sus costumbres y su vida ordinaria, cuando lo han representado. Y lo más lamentable es, que éste fenómeno viene y continúa ocurriendo, desde hace bastante tiempo.

El Dr. José Gregorio Hernández “NO” usaba estetoscopio, ni maletín médico.

En cuanto al estetoscopio, lo conocía y otros médicos lo usaban, pero él, que tenía un oído privilegiado, siempre optó por un pañuelo de seda, que colocaba sobre el paciente, apoyaba su oído sobre el mismo y así realizaba las auscultaciones a sus pacientes. Esto lo han manifestados varios biógrafos de nuestro Beato, entre quienes encontramos al prestigioso médico, Dr. Miguel Yáber, quien lo afirma en varios de sus escritos.

Sin embargo, en el caso del “maletín médico” si tenía uno, aunque no lo usaba habitualmente, el mismo lo había adquirido en España en el año 1917. Como un dato adicional al momento de su fatal accidente lo único que se recuperó de su persona en el sitio del accidente, fue su sombrero, el cual fue entregado por una persona al empleado de la farmacia de Amadores, y en ese momento, ese mismo empleado se dio cuenta, que se trataba del Dr. Hernández ya que él antes no lo había reconocido cuando lo vió desde la farmacia, y al ver el sombrero lo reconoció como el del Dr. Hernández.

Volviendo a su estancia en Madrid, ese mismo año, le había escrito una carta a su sobrino Benjamín, donde le informaba que le mandaba de regalo, un maletín médico. Este sobrino era el hijo mayor de su hermano Cesar, que estaba en ese tiempo estudiando la carrera de medicina en la UCV. 

Para dar fe de lo anterior, aquí le anexo parte de la carta, escrita por nuestro Beato.  

Madrid 16 de julio de 1917

Querido Benjamín.

…Al llegar aquí te mandé una bolsa de disección, después te mandé un Ramón y Cajal qué espero ya habrás recibido… te mando también un chevaliére, que es una sortija con el escudo de armas de la familia y deseo que siempre la tenga puesta, si tus condiscípulos te preguntan del escudo le dices: “Es un escudo que tenía mis abuelos antiguamente”; para que no se burlen de ti.

En el Ramón y Cajal te mando un atlas de bolsillo en inglés, para que te acostumbres a leer en inglés también.

Consérvate bueno, tu tío que te abraza, Grego.--Referencia: Del libro “JGH OBRAS COMPLETAS” autor: Fermín Vélez Boza - Pág. 1225 carta n° 60.

Este maletín tenía algo especial en cuanto a su manufactura y forma, ya que para la época se le conocía con el nombre del gran médico científico español y premio nobel: Santiago Ramón y Cajal y cuyo detalle, se puede apreciar en las siguientes imágenes:

Nuestro Beato salva la vida de un paciente venezolano, en la ciudad de Nueva York

Esta información está tomada de la primera biografía que se le realizó al Dr. José Gregorio Hernández realizada por el profesor José Manuel Núñez Ponte, publicada en 1924 y titulada: Dr. José Gregorio Hernández – Ensayo Crítico-Biográfico (pág.89 tercera edición). Y dice así:

…Aquel anhelo de ciencia a que no daba tregua y el de propagar la suya entre la juventud que se le había confiado, le condujo en 1917 a hacer viaje a Estados Unidos y Europa con el propósito de complementar estudios de embriología e histología, de que ya planeaba textos oportunos.

Desgraciadamente, la guerra, cuyos trastornos y perjuicios no lamentaremos nunca lo bastante, le impidió pasar de Madrid a Francia, pues el pretendía llegarse a París y aun acaso hasta Berlin, para efectuar ciertos experimentos en laboratorios que le eran conocidos. Por eso hubo de regresar a Norte América, donde en la Columbian University y en otros institutos similares, se ocupó con energía en pruebas teóricas y prácticas especiales sobre puntos que le interesaban, entre otros el empleo de la chaulmoogra como específico para la tuberculosis.

Como una digresión, queremos consignar en este punto un triunfo de su renombre científico, que se refleja sobre el de la patria. En llegando a New York, un compatriota, cliente antiguo, que se hallaba allí casi moribundo sometido a los cuidados de un excelente profesional yanqui, le hizo llamar incontinenti; y se puede asegurar que la presencia de Hernández fue providencial, pues por confesión del propio facultativo que había equivocado el diagnóstico, la muerte del enfermo hubiera sido inminente con el tratamiento que se le estaba aplicando…

¿Un milagro en vida?

Hemos encontrado en varios santos que estando en vida, han realizado hechos milagrosos y extraordinarios. Tal es el caso de nuestro excelentísimo Papa, San Juan Pablo II.

Un libro nos hace referencia de lo anterior y allí se recoge estos testimonios de artesanos, o propietarios de tiendas que trabajan junto al Vaticano, entre los que se encontraba el caso de Antonio Arellano, conocido como el zapatero del Papa, un artesano peruano instalado en Roma, quien remendaba los zapatos de San Juan Pablo II.

Este personaje nos cuenta que: «En el año 2001, estando de vacaciones en Perú, mi mujer se cayó en coche de un puente, en el río de Trujillo. Se rompió la cadera, tuvo una hemorragia interna y estuvo durante muchos días en coma. Los médicos creían que moriría».

Surgió así una cadena de oración entre los amigos Cardenales del zapatero que llegó hasta lo más alto del Vaticano. Y entonces la oración que pronunció el Papa por esta causa venció… Él afirma, que su mujer hoy le ayuda en su taller, y éste se encuentra ubicado muy cerca de la ciudad del Vaticano…

También testimonia un milagro el señor Arturo Mari, quien fue el primer fotógrafo de los Papas durante 51 años, incluyendo todo el pontificado de Juan Pablo II. Y dijo así:

«Personalmente, sé que curó a mi cuñada Mercedes, ella es ecuatoriana como mi esposa.

Cuando se observaron las radiografías llegadas de Ecuador, los médicos italianos le dieron 15 días de vida. Tenemos que rezar, me dijo el Papa Juan Pablo II. Y me dio su pañuelo y su rosario, para que lo mandara a Ecuador.

Mercedes se puso el pañuelo en el pecho, y el rosario alrededor del cuello. Por quince días, y hoy después de seis años sigue viva».

Como dato curioso de nuestro Beato el Dr. Hernández en el año 1918 realiza dos hechos o gracias extraordinarias con la ayuda de Dios; uno es cuando se encontraba en las exequias de su hermano Pedro Luis y allí les anuncia a familiares y amigos, su futura muerte diciéndolo de esta forma:

Este año le tocó a Pedro Luis el año que viene me toca a mí”. El sacerdote que se encontraba presente en el lugar le dijo: José Gregorio…como broma es de mal gusto y él contestó: “Bueno ya se verá.” Y se retiró del lugar sin dar más explicación.

El otro fue una curación a una señorita… ¿adelantándose científicamente a su época? me hago esta pregunta en vista que el único tratamiento para una “apendicitis aguda” era la operación, conocida como apendicetomía, el cual se mantuvo así por mucho tiempo.

Fue entonces en 1953 cuando el famoso Dr. Harrison reportó 42 de 47 casos de apendicitis aguda que fueron tratados exitosamente sólo con antibióticos sin tener que practicárseles la operación acostumbrada. El propio Dr. José Gregorio le prescribe a la paciente unas pastillas, de las cuales se desconoce hoy en día cuáles fueron, tal vez para encubrir un poco así este milagro en vida, realizado por Dios con su intermediación. Él mismo lo narra su sobrino Ernesto Hernández Briceño en su libro “Nuestro tío José Gregorio” de 1958 así:

A finales del año de 1918 se encontraba enferma la señorita Mélida Rodríguez, hija del Doctor Orángel Rodríguez, notable jurisconsulto de Maracaibo, que había quedado viudo con sus cuatro hijos (un varón y tres niñas) él se radicó en Caracas, en la casa número 13 entre Altagracia y Cuartel Viejo. Mélida aunque muy joven, era la dueña de la casa, de mucho fundamento, y era como la madre de sus hermanos.

Mélida enfermó a fines de enero, y la junta de cuatro médicos que la examinó diagnóstico apendicitis y opinó que debía ser operada inmediatamente.

Ella no quería la operación, aunque los médicos indicaban que era de urgencia. Al saber que José Gregorio acababa de regresar de viaje de Estados Unidos, le hizo a llamar y le comunicó la determinación de los médicos que la reconocieron. José Gregorio, después de examinarla, diagnosticó igualmente apendicitis, pero la dijo que no había necesidad de operación porque él la iba a recetar unas píldoras con la que se curaría.

Efectivamente Mélida Rodríguez se curó radicalmente del apéndice. Meses después contrajo matrimonio con el entonces Teniente Rubén Dubuc y procrearon muchos hijos. El Doctor Orángel Rodríguez, con sus hijas casadas con sus respectivos maridos, y su hijo, se radicó por muchos años en París. Después de la muerte de su padre, Mélida de Dubuc, con su marido y sus hijos, se trasladó a Maracaibo, dónde murió hace pocos años. Nunca más sufrió del apéndice. Pueden atestiguar lo dicho aquí su viudo, señor Rubén Dubuc y las señoras María de Lourdes Rodríguez de Ruiz Rodríguez y Teresita Rodríguez, viuda de Rincón.**

*Foto Coloreada

**Tomado del libro de su sobrino Ernesto Hernandez Briceño Pág. 1434 “Nuestro Tío José Gregorio” Tomo segundo de 1958

Más datos de Mélida Rodríguez la consultar esta página:  




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2 Comentarios

  1. Excelente artículo, muchisimas gracias señor Alfredo Gómez por dar a conocer estos datos del Beato José Gregorio Hernández. Que Dios lo bendiga.

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