“Fe y Alegría comienza donde termina el asfalto,
donde no gotea el agua potable, donde la ciudad pierde su nombre”
@GuardianCatolic
“Son
muchísimos los niños y niñas, jóvenes y adultos que se están formando y se han
formado como seres humanos, y que han salido al mundo a sembrar semillas de Fe
y Alegría. Como semilla buena, el movimiento se ha sembrado por el mundo, y hoy
estamos en 21 países y tres continentes. Gracias por todo eso, Señor, por
hacernos instrumentos de tu amor y ser esperanza de los que menos tienen”.
De
esta manera se expresó Manuel Jaime Aristorena (SJ), conocido como el “Padre
Piedra”, durante la eucaristía que se realizó el 12 de marzo, en el templo de
San Francisco de Caracas, agradeciendo a Dios por el arribo de Fe y Alegría a
sus 60 años de fundada, como un movimiento al servicio de la educación popular
integral.
El
Padre Piedra, quien es director nacional de esta organización, habló de tres
claves en las que se ha asentado la filosofía de trabajo de la institución.
La
primera es “la educación de los pobres como condición para superar la pobreza”,
luego explicó que “es un movimiento de educación popular y promoción social, que mediante
la educación de las clases populares quiere transformar la realidad”.
En
tercer lugar habló de la “capacidad para responder a las necesidades
de la comunidad a las que deseamos servir”, destacando que “la
respuesta tiene que ser adecuada a las necesidades de cada grupo, miembro o
participante”.
Trabajar por un
futuro más justo
Cada
año en Fe y Alegría elaboran un lema para motivar sus proyectos y acciones. “En
2015 tiene que ver con el futuro: ¡Trabajamos por el futuro!”, dijo en la
homilía.
“El
futuro lo vamos construyendo con el esfuerzo del presente, por eso decimos que
trabajamos con el futuro. Hay mucha gente que trabajó y trabaja para que Fe y
Alegría exista como hoy nosotros la conocemos”, sostuvo el Padre Piedra.
Entretanto,
José Rafael Roca, sub director nacional, comentó que en esta organización trabajan
por el ser humano de manera integral, “para que desde la formación que reciben los
alumnos, se pueda construir una sociedad más justa y más fraterna”.
Los números más
allá de donde termina el asfalto…
José
Rafael Roca recordó una expresión que los ha caracterizado: “Fe y
Alegría comienza donde termina el asfalto, donde no gotea el agua potable,
donde la ciudad pierde su nombre”, es decir, donde no llega la atención
oficial del Estado.
Detalló
algunos datos estadísticos de la gestión 2013-2014, en que detallan no solo lo
atinente a la educación básica o secundaria, sino también de adultos mediante
el Instituto Radiofónico Fe y Alegría, IRFA y cinco institutos universitarios,
entre otros.
“En
Venezuela atendemos directamente 170 centros educativos, pero a ellos sumamos
jóvenes y adultos a través del IRFA, con lo cual llegamos a 500 centros. En
total son alrededor de 150 mil niños y 20 mil jóvenes y adultos que habían
quedado fuera del sistema educativo en el país”, dijo.
En relación a los Institutos
Universitarios Jesús Obrero, IUJO, mencionó a los existentes en Catia, Petare,
Maracaibo, Barquisimeto y Guanarito, en los que “se atiende un estimado de 10
mil alumnos”.
Fuera
de Venezuela atienden millón y medio de personas, aproximadamente. “Los más
recientes han sido Haití, en el Caribe; el Chad y Madagascar, en África donde
replican el proyecto de Fe y Alegría de acuerdo con la realidad de cada país”,
precisó.
Historia de Fe y
Alegría
Roca
relató que el 5 de marzo de 1955 comienza la historia de Fe y Alegría, cuya
primera escuela se fundó en un sector muy pobre de Caracas, que luego será
conocido como el “23 de Enero”. “El nombre de la primera escuela fue Abraham
Reyes”.
Refirió
que “el punto de partida fue la parte alta de un rancho cedido por el obrero
Abraham Reyes y su esposa Patricia, a un grupo de estudiantes universitarios
encabezados por el joven sacerdote jesuita, José María Vélaz, cuando
catequizaban en ese sector caraqueño”, dijo. “La primera escuela recibió 120 niños”,
declaró.
Abraham
Reyes nació el 15 de marzo de 1915, en el seno de una familia muy pobre y
numerosa, en un poblado conocido como Los Dos Caminos, entre los estados Falcón
y Lara, refiere el profesor Antonio
Pérez Esclarín en “Raíces de Fe y Alegría”.
De
su tierra natal se mudó a Caracas, donde comenzó junto a su esposa a realizar vida
propia en ese sector pobre de la ciudad. “Entonces aparecieron por el barrio los
estudiantes universitarios, muchachas y muchachos, con el P. Vélaz”,
cuenta Reyes.
“Mire,
Padre, nosotros aquí tenemos muchísimos problemas; problemas con el agua, con
la luz, no los podemos enumerar, pero el problema más grave que aquí tenemos es
que por todo esto no hay escuela y los muchachos no tienen donde estudiar.
“Mire,
Padre, yo tengo aquí un rancho muy grande que construí con mi mujer. Está a la
orden. Si quiere verlo... Esto es suyo, esta casa es suya”. El padre Vélaz muy
contento respondió: “Pues claro, aquí está, aquí está la escuela”. “Y cuando el
Padre aceptó mi casa, yo comprendí que era la Virgen quien la estaba aceptando.
Entonces sentí una gran alegría de poder colaborar con las cosas de Dios, con
el servicio”, contó el albañil.
Los
familiares de Abraham Reyes estuvieron presentes durante la eucaristía en
Caracas, siendo el foco de atención de niños, jóvenes y adultos que agradecidos
les tributaron un sonoro aplauso y cantaron el feliz cumpleaños, con mucha Fe y
Alegría.
La Hermana Natividad una de las fundadoras de Fe y Alegría |
0 Comentarios
Comentarios de Nuestros Visitantes
Agradecemos sus comentarios, siempre en favor de nuestra Fe Cristiana Católica y de manera positiva. Si considera válido su comentario para ser publicado, se agradece no usar una cuenta anónima o desconocida.