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El
Cardenal Urosa, en una de sus últimas tareas como Arzobispo de Caracas, clausuró
la etapa diocesana del proceso informativo sobre la vida, virtudes y fama de
santidad de la Madre Ysabel Lagrange Escobar, quien fundó a las Franciscanas
del Sagrado Corazón de Jesús
Ramón
Antonio Pérez // @GuardianCatolic
Caracas, 09 de julio de 2018
“Para
mí ha sido un gran honor presidir la sesión de clausura del proceso informativo
de la causa de beatificación de la Madre Ysabel Lagrange Escobar, una mujer
venezolana, religiosa, caraqueña, de familia cristiana muy meritoria; quien
desde niña manifestó una intensa vida de piedad que la llevó a tener una
vivísima y ardiente caridad hacia el prójimo, porque
el amor a Dios se manifiesta en el amor al hermano. Además, la Madre Ysabel Lagrange
fue fundadora, en 1880, junto al padre Calixto
González, de la Congregación Hermanas Franciscanas del Sagrado Corazón de
Jesús”.
Así
lo dijo el Cardenal Jorge Urosa Savino, el pasado 30 de junio, durante el acto
de clausura del proceso diocesano para la causa de beatificación de esta
religiosa nacida en Caracas el 21 de
diciembre de 1855, y fallecida “en olor de santidad”, el 29 de abril de 1933 en
la misma ciudad, según la documentación presentada, en la que fue una de
las últimas actuaciones administrativas del ahora Arzobispo Emérito.
“Ella,
movida por ese amor a Dios, fue que comenzó a tener la preocupación por las
niñas pobres de Caracas del Siglo XIX que vivían en una situación de gran
abandono, miseria y precariedad; y entonces, se entusiasmó y animó a hacer una
obra para atender a esa niñas pobres. ¿Todo eso por qué? Porque ella tenía una
intensa vida espiritual que es muy importante”, apuntó Urosa en torno a la vida
de Madre Ysabel.
Durante
el acto de clausura, el cardenal Urosa estuvo acompañado de la Hermana Judit
Castillo, superiora general de las Franciscanas del Sagrado Corazón de Jesús;
la Hermana María del Pilar Yragorri, vice postuladora de la causa; monseñor
Paul Butnaru, secretario de la Nunciatura Apostólica; el padre Carlos Luís
Suárez, quien ha sido “delegado del arzobispo en este trabajo”; el padre
Octavio Rodríguez, promotor de justicia; y la notaria de la causa, doctora
Mildred Coromoto Porras, entre otros.
La beatificación no es cualquier
cosa
Urosa
habló de lo que significa para la Iglesia católica un proceso de beatificación.
“Una persona que no ha vivido esto no tiene idea de lo exigente que es
realmente”, dijo. En tal sentido, mencionó “la cantidad de documentos que hay
que firmar, la presencia del Notario, de un Juez y los testigos; y la cantidad
de requisitos que hay que cumplir para que se lleve a cabo; y el proceso para
que se pueda ser aceptado allá en la Santa Sede, en la sagrada Congregación
para las Causas de los Santos”.
Comentó
que el proceso de la Sierva de Dios, Madre Ysabel Lagrange, cursa ante el
Vaticano desde el 1 de mayo de 2012, cuando requirió el correspondiente nihil
obstat ante el prefecto de la congregación para las causas de los santos. Por
tanto, “es un acto que, como ustedes han visto se ha cumplido con una gran
solemnidad; con gran precisión y una serie de elementos que indican la
autenticidad de lo actuado”, expresó.
De
igual manera, dijo: “manifiesta la importancia que la Iglesia
católica da a lo que es una Causa de Beatificación. Un proceso y un acto de
beatificación no es cualquiera cosa”.
“Hoy hemos visto entre nosotros,
el interés y la importancia que la Iglesia les da a este tipo de procesos,
porque se trata, nada más y nada menos que de garantizar la autenticidad de la
declaración de virtudes, de santidad, etcétera, que pueda hacer el Papa con
respecto a una persona. Yo no sabía que esto era así tan exigente”.
Son procesos largos...
El
arzobispo de Caracas felicitó a la Hermana Pilar Yragorri, quien tuvo que
acudir a Roma desde octubre de 2008 hasta marzo de 2009, al curso de
postuladores de las causas.
“Fue una alumna muy aplicada y muy aprovechada”,
dijo de la religiosa franciscana. “Ella, realmente maneja esto con una gran
habilidad, con gran precisión, cumpliendo los pasos y haciéndolo con un gran
cariño”, acotó el cardenal Urosa. Recordó,
además, que el proceso no ha sido fácil porque se ha cumplido en medio de las
dificultades que tiene Venezuela actualmente.
“Han sido dificultades de todo
orden, por ejemplo, el año pasado no hubo el trabajo que se pudo efectuar
porque durante unos meses no habían casi posibilidades de reuniones, de viajar,
debido a la agitación política que hemos estado viviendo, especialmente en el
año 2017. Pero gracias a Dios todo ha ido marchando bien. Estoy seguro que el
Señor nos va a bendecir”.
Explicó
que estos procesos suelen ser largos, sin embargo la causa de beatificación de
la Madre Ysabel Lagrange, se abrió solamente hace seis años.
“En
abril de 2012, me pidieron las Hermanas que yo hiciera el Edicto, una
publicación o un escrito manifestándole al pueblo católico caraqueño que se iba
a abrir la causa de beatificación de la Madre Ysabel Lagrange Escobar. Bueno,
no ha pasado mucho tiempo, a pesar de las dificultades que como les he dicho todos
hemos tenido para hacer el recorrido que estamos realizando en este momento”.
El
cardenal Urosa dio gracias a Dios por la clausura del proceso informativo de la
Madre Ysabel Lagrange. “Vamos bien y podemos sentirnos muy satisfechos. Especialmente,
las Hermanas Franciscanas del Sagrado Corazón de Jesús, pueden sentirse
satisfechas de que el estudio de la vida y virtudes de su fundadora se van
llevando a cabo con bastante celeridad y con bastante éxito”, concluyó.
Fama de santidad desde su muerte
La
fama de santidad persigue a la Madre Ysabel Lagrange Escobar desde que falleció
la noche del 29 de abril de 1933, en Caracas.
Había nacido en la misma ciudad
el 21 de febrero de 1855. Fueron 78 años de entrega plena a Dios y a los más
necesitados. En 1934 surgen los primeros testimonios de quienes dicen haber
implorado su intercesión por problemas de enfermedad y otras necesidades, con
respuestas favorables.
Es
el caso de la señora Olga Camargo que relata a puño de letra, la superación de
una “bronquitis que ya se me había hecho crónica”, y por más tratamientos que
les hacían los médicos, esta no cedía. Estando en la misa de cuerpo presente de
la Madre Ysabel, su progenitora clamó a la religiosa y, aunque luego vio un
especialista, su convicción es que sanó gracias a la fundadora de las
Franciscana del Sagrado Corazón de Jesús.
“Y
espero me seguirá protegiendo como hasta ahora, pues en este año (1934) son
varios los favores que he recibido de su corazón maternal (…) para mí ha sido
una verdadera madre desde que tuve la dicha de conocerla”, concluye en una de
las muchas cartas publicada en la web de las Hermanas Franciscanas del Sagrado Corazón de Jesús.
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