El padre José Berno, de origen italiano, vivió en Venezuela desde 1929
Macky Arenas | Jun 11, 2018
Este 10 de junio de 2018, a la edad de 107 años, partió a la casa de Dios Padre el sacerdote salesiano José Berno. Descansa en la paz del Señor, la que tanto añoró y por la que tanto esperó.
Monseñor Johnny Reyes, obispo de Amazonas, escribió este mensaje en el grupo de WhatsApp de la iglesia en Puerto Ayacucho: “Desde Ayacucho-Amazonas, donde el P. José Berno gastó su vida SALESIANA y misionera- nos unimos a toda la gran Familia SALESIANA por este día de gloria!! Saludos fraternos y bendiciones agradecidas! Unidos en la oración!!!”
Nació el 24 de febrero de 1911 en Riese Pío X, una localidad y comuna italiana de la provincia de Treviso, región de Véneto. Sus padres Martino Berno y Antonia Giacomazzi deciden ponerle por nombre “Giuseppe”. “Sí – dice la madre – se llamará Bepi, como el Papa (San Pío X), porque quiero que mi hijo sea sacerdote, como él”. ¿Una profecía de madre? ¿Un sueño de la familia? ¿Una llamada de Dios? Lo cierto es que el P. Bepi en 1929, con tan solo 18 años, parte para Venezuela como misionero. Era el salesiano más anciano de la Congregación.
Ingresa a la Orden Salesiana y hace su Profesión Religiosa el 01 de septiembre de 1929 en Padova, Italia. Ese mismo año viaja a Venezuela, la que consideraba en su segunda patria. Aquí continúa su formación como salesiano. Realiza sus votos perpetuos el 11 de septiembre de 1932. Se ordena de Diácono en 1937 y es Consagrado Sacerdote el 11 de septiembre de 1938 en La Vega, Caracas, por imposición de manos de Monseñor Luis Centoz, Nuncio Apostólico.
En 1961, con cincuenta años, el padre Berno recibe una invitación de Mons. Segundo García, Vicario Apostólico de la Amazonia y el alto Orinoco: “¿Por qué no vienes conmigo a las misiones? ¡Hay mucho que hacer!”. Aceptó inmediata e incondicionalmente. La selva sería, a partir de entonces, su “patria chica”. Entre indígenas y naturaleza exuberante, pasó muchos años de inclemencias y privaciones, pero también de grandes satisfacciones como educador y como hijo de Don Bosco.
Pasó los primeros siete años en Puerto Ayacucho, la Sede Episcopal y capital de la Amazonia venezolana. Fue Vicario Apostólico, monseñor y director de la obra salesiana. En 1967 junto con otros dos grandes misioneros: el P. Cocco y el P. Bonvecchio, el P. Berno ingresa a la selva virgen de la Amazonia en Venezuela y permanece durante 20 años.
“Solo Dios y María Auxiliadora – escribía uno de sus exalumnos – conocen la vida de sacrificios de un misionero, sobre todo cuando se trata del primer viaje de exploración, el primer contacto con las diferentes tribus: la Guaikos, los llamados Yanomami, los Yekuanas, la tribu Makiritare e incluso otras tribus como los Jibis, los Piaroas, y una gran variedad más”.
Aprendió los dialectos. Era querido y respetado por las tribus y sus jefes.“En la selva –cuentan sus contemporáneos- a veces no había gasolina para las barcazas. Entonces el P Berno y su acompañante, se dejaban caer del cansancio sobre la curiara. Se dormían y las corrientes del río los llevaban hacia la misión, a mucha distancia de navegación, río abajo. Y así llegaban. Molidos pero puntuales”. Los salesianos más jóvenes escuchaban los relatos del P. Berno con curiosidad y admiración. “Es una inspiración para nosotros”, dicen. Sobre todo para aquellos que desarrollan vocación para el trabajo con indígenas, quienes proliferan entre los salesianos. Su esfuerzo ha llevado a que les sean confiadas, bajo su pastoreo, las Vicarías y Diócesis indígenas en Venezuela.
Ya muy anciano, viviendo en su comunidad caraqueña, el P. Berno bromeaba: “Yo pasaré de los 103 años. Mamá siempre me lo decía…”
Quienes lo veíamos a menudo, circulando en su silla de ruedas, atravesando el patio salesiano camino a misa, bromeábamos con él: “Padre, lo vamos a invitar a almorzar fuera y no se preocupe por la silla, lo vamos a llevar en parihuela!!!”… Y se reía de buena gana, con una carcajada silente, discreta, sus ojos brillantes a pesar de la vejez y su expresión tan sana, casi ingenua de hombre bueno, de hombre de Dios.
“Con 107 años de vida, 89 años en Venezuela, 86 años de profesión religiosa perpetua y 80 años de vida sacerdotal. Convertido en el salesiano más anciano del mundo, fallece el Padre José Berno”, divulgaron los salesianos venezolanos en sus cuentas oficiales de redes sociales. No tenemos la menor duda de que este insigne sacerdote, de vida impecable y entrega total a su ministerio, está gozando de la presencia de Dios.
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