Durante
los últimos días se ha desatado la polémica ante la publicación por parte de la
editorial vaticana de un volumen con las actas de un congreso de 2021
auspiciado por la Academia Pontificia para la Vida y en el que se recoge el uso de métodos anticonceptivos no naturales en
determinadas circunstancias que “harían irresponsable” tener hijos.
Javier
Lozano/Religión
En Libertad
Publicado
el 23 de julio de 2022
Esta publicación no es un cambio de postura de la
Santa Sede ni siquiera de la propia Academia, tal y como insiste
Mónica López Barahona, que pertenece a la junta directiva de este organismo
vaticano. Ha recordado que hubo
voces discrepantes y contrarias a esta afirmación, y denunció que no se
debería haber publicado sin la revisión de Doctrina de la Fe.
En realidad, lo que trasciende tras
este nuevo intento de incluir los anticonceptivos como moralmente aceptables es
otro ataque más a la Humanae Vitae de San Pablo VI, tan profética
como vilipendiada durante este último medio siglo.
A lo largo de estos días están surgiendo
voces por todo el mundo que inciden en este carácter profético. Una de ellas es Michele Chronister, teóloga,
escritora y trabajadora del centro de planificación familiar de la Diócesis de
San Luis (EEUU).
“Por qué la Humanae
Vitae todavía tiene razón”, titula su experiencia contada en Catholic Exchange. Desde
hace seis años esta mujer trabaja en la Oficina de Planificación Familiar
Natural de su diócesis.
De cara a la semana de concienciación
sobre la importancia de que en la Iglesia se conozcan los métodos naturales
entrevistó a familias, médicos, etc. Y ha podido ver el bien que esta encíclica
y todo lo que se desprende de ella hace a las personas.
Cada persona con la que hablé reflexionó de alguna manera sobre cómo la planificación natural familiar es a la vez difícil y, sin embargo, tan buena. En mis casi trece años de utilizarla, mientras intentaba concebir con infertilidad secundaria o mientras intentaba evitar el embarazo debido a algunas razones graves de salud, he encontrado lo mismo. No es lo más fácil de practicar en el mundo, pero la bondad que proviene de ella, como la salud física para la mujer, salud relacional para la pareja, la oportunidad para que el hombre se sacrifique por el bien de la salud y el bienestar de su esposa, etc. hacen que la lucha valga más que la pena, comenta.
De este modo, Michele asegura en la
oficina hay dos comentarios que escuchan de las mujeres una y otra vez. La
primera es: "¿Por qué no
lo supe antes?". Explica que “criadas en una cultura que ve la
fertilidad como un inconveniente en el mejor de los casos y una maldición en el
peor, la mayoría de ellas nunca aprende la verdad completa sobre cómo funcionan
sus cuerpos y cuán buenas e increíbles son sus hormonas y ciclos. ¡Simplemente no hay excusa para
ocultar esta información básica de salud a las mujeres!”.
Además, recuerda que los métodos
anticonceptivos son igualmente mandados para supuestamente resolver problemas
de salud.
A las mujeres jóvenes y sanas se les ofrece rutinariamente esta forma de ‘cuidado de la salud’ que les priva de los beneficios naturales de sus cambios y ciclos hormonales. Esto puede provocar efectos secundarios graves en el momento, pero también puede generar problemas importantes en el futuro. Los cuerpos de las mujeres no están resquebrajados, y fingir que lo están no es atención médica real.
El otro comentario que escuchan
constantemente de muchas mujeres que pasan por la oficina es: "¡Por primera vez,
sentí que no todo estaba en mi cabeza!”.
Michele Chronister habla de la Naprotecnología,
técnica muy eficaz de fertilidad y de cuidado de la mujer desde un punto de
vista ético. Es una alternativa poco conocida pero que ha abierto una vía
importante en las directrices dominantes de la ginecología.
“Hemos escuchado innumerables
historias de mujeres con períodos dolorosos o irregulares a quienes los
ginecólogos comunes les
dijeron que la única solución que podían ofrecerles era ‘tomar la píldora’. Por
supuesto, esto solo enmascaró los síntomas y no curó la causa principal”,
relata esta mujer.
Pero la Napro ha abordado numerosos
problemas de la mujer desde un aspecto moralmente aceptable y sin recurrir a
los anticonceptivos. Gracias a esta técnica, “las mujeres que han vivido con
dolor durante años pueden
tratar la causa de su dolor y mejorar su calidad de vida”.
Precisamente, la Naprotecnología fue
creada por el doctor Thomas
Hilgers, que fascinado por la Humanae Vitae decidió
ponerla en práctica en su profesión. Fue denostado y
sacrificó una carrera de éxito, pero ideó una ayuda que ha cambiado la vida
a miles de familias.
Por ello, Chronister cree que “si la Iglesia ‘cambiara su
enseñanza’ sobre la anticoncepción, estas mismas mujeres, sin duda, se
encontrarían con aún más dificultades en su camino hacia la salud y la curación.
Es probable que la familia y los amigos los presionen para que ‘simplemente
tomen la píldora’, y se sentirían tontas o sin apoyo si hicieran lo contrario”.
De este modo, gracias a la oposición
de la Iglesia a la anticoncepción ha podido nacer la Naprotecnología y crearse
los centros de planificación natural familiar, “una herramienta -según agrega esta
teóloga- para que las
mujeres (y sus esposos y médicos) aprecien, entiendan y cooperen con la forma
en que funcionan los cuerpos de las mujeres”.
Según ella, si la planificación
natural se practica correctamente, “ese sacrificio es el sacrificio de estar abierto a lo
desconocido de una nueva vida humana (y posible pérdida) o el
sacrificio de tener graves motivos para evitar el embarazo, aun cuando la
pareja reconoce la bondad de los hijos”.
“El amor auténtico nace del
sacrificio por los demás. Y esto
permite a las parejas discernir a qué sacrificios Dios las está llamando,
convirtiéndose en buenas administradoras de los tiempos fértiles e infértiles
en el ciclo de una mujer. He escuchado a personas preocupadas por la
práctica de la PFN con ‘una mentalidad anticonceptiva’. Si bien supongo que
tales parejas podrían existir, todavía tengo que conocer a una pareja que haya
practicado la planificación natural familiar de esa manera. ¡Simplemente hay
demasiado sacrificio involucrado! Evitar el embarazo nunca es conveniente, y
aun cuando se utilice un método para evitarlo, esta técnica siempre deja la
puerta abierta a que Dios sorprenda a una pareja con un embarazo”, agrega.
Esta forma natural que defiende
Michele Chronister es, en su opinión, “buena para los matrimonios porque obliga a las parejas a dejar
de tratar de controlar estrictamente sus vidas y, en cambio, a estar abiertas a
donde Dios las está guiando, de ciclo en ciclo. Al reconocer
que, en última instancia, Dios tiene el control, el esposo y la esposa pueden
experimentar juntos la verdadera libertad. Pueden vivir su matrimonio como un
regalo y recibir a los hijos que vengan como lo mismo”.
Por otro lado, Michele insiste en que la anticoncepción “no es
buena para alma”. “No estamos destinados a ser Dios. Estamos
destinados a ponernos en las manos de Dios, al mismo tiempo que hacemos uso del
intelecto y el conocimiento que él nos ha dado. Estamos llamados a ser buenos
administradores de nuestros cuerpos, haciendo lo que podamos para mantenernos
sanos y completos. Y estamos destinados a unirnos, verdadera y profundamente,
con nuestros cónyuges, de una manera que permita que Dios sea parte de la
unión”, señala.
“Nada esto es posible con la
anticoncepción. La verdad
de la enseñanza de la Iglesia (como se encuentra en Humanae Vitae)
puede ser un desafío, pero sigue siendo verdadera y buena”, concluye.
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