El Papa a la Iglesia en Venezuela: "No actuar solos, autosuficientes, con agendas encubiertas"

Francisco envió un mensaje alentando a los obispos y sacerdotes venezolanos que participan en un encuentro virtual conjunto, en el que intercambian sus experiencias en este tiempo de pandemia

Ramón Antonio Pérez // @GuardianCatolic
Caracas, 19 de enero 2021
NdP y Fotos @CEVmedios

No se fracturen hermanos. No se fracturen. Siempre hay una posibilidad de unirse”, fue el llamado del papa Francisco a través de un video mensaje dirigido a los obispos y sacerdotes venezolanos que este martes 19 de enero iniciaron un encuentro virtual conjunto. 

De acuerdo con la información aportada por el departamento de medios de la Conferencia Episcopal Venezolana (CEV), el Pontífice se dirigió a los participantes del encuentro, invitándoles “a amar y a servir, desde el ministerio que ejercen”.

Fue así como a través de este video mensaje, el Papa les recordó que “es una ocasión para compartir, en espíritu de fraternidad ministerial, sus experiencias sacerdotales, sus cansancios, sus incertidumbres, como también sus anhelos y su convicción de llevar adelante la obra de la Iglesia, que es la obra del Señor”. 

Tomando como referencia el Evangelio de Marcos (Mc 6, 30-31),  indicó que como Pastores de la Iglesia "No podemos actuar solos, autosuficientes, con agendas encubiertas", citan otras fuentes del Vaticano. Por el contrario, es “indispensable” volver siempre a Jesús, reunirse “en fraternidad sacramental, para contarle y contarnos entre nosotros «todo lo que hemos hecho y enseñado», con la convicción de que no es obra nuestra sino de Dios”.

Ser especialistas en amar a los demás

Francisco señaló, a propósito de la asamblea, dos principios fundamentales “que nunca se deberían perder de vista y que garantizan el crecimiento de la Iglesia”: el amor al prójimo y el servicio de los unos a los otros. “Amor y servicio juntos, sino, no va”, precisó.

Así nos quiere el Señor: especialistas en la tarea de amar a los demás”, manifestó el Obispo de Roma, exhortando a amar desde la sencillez de los actos cotidianos y a servir a los hermanos, dice la nota de la CEV. “Hay que reavivar en la vida el deseo de imitar al Buen Pastor y aprender a ser ‘siervos’ de todos, particularmente de los hermanos y hermanas menos afortunados y tantas veces descartados”, cita.

De acuerdo con la información, Francisco invitó a los prelados y sacerdotes “a trabajar con gozo y decisión en su labor pastoral”, y agradeció “su testimonio de amor y servicio a los venezolanos, desde la atención de la Iglesia en tiempos de pandemia”.

“Con gratitud les aseguro mi cercanía y mi oración, a todos ustedes, que llevan adelante la misión de la Iglesia en Venezuela, en el anuncio del Evangelio y en las numerosas iniciativas de caridad hacia los hermanos extremados por causa de la pobreza y la crisis sanitaria. A todos los encomiendo a la intención de Nuestra Señora de Coromoto y de san José”, expresó el Santo Padre.

Concluye con un llamado a los obispos y sacerdotes venezolanos: “No se fracturen hermanos. No se fracturen. Siempre hay una posibilidad de unirse”.

Encuentro Virtual Conjunto

El encuentro virtual conjunto finaliza este miércoles 20 de enero, indica la CEV. Entre los objetivos está reflexionar sobre la vivencia y ejercicio ministerial durante este tiempo de pandemia; así como proyectar las acciones pastorales a realizar frente a la emergencia sanitaria en Venezuela, se conoció en la redacción de El Guardián Católico.

Desde la CEV reiteran que “se trata de una oportunidad para conocer las necesidades de la Iglesia en medio de las circunstancias difíciles que se suscitan en el país”; y “tomar en cuenta las vivencias que los presbíteros han experimentado durante este tiempo de aislamiento social”.

Video mensaje del Papa a los Obispos y Sacerdotes Venezolanos

Queridos hermanos Obispos y Sacerdotes:

Agradezco al Señor la oportunidad de poder dirigirme a ustedes en este día, en el que comienzan un encuentro de manera virtual. Teniendo en cuenta las dificultades que agobian también a tantos de nuestros hermanos y hermanas en Venezuela y en el mundo entero, esta es una ocasión para compartir, en espíritu de fraternidad ministerial, sus experiencias sacerdotales, sus cansancios, sus incertidumbres, como también sus anhelos y su convicción de llevar adelante la obra de la Iglesia, que es la obra del Señor.

En estos momentos difíciles me viene en mente el pasaje del Evangelio de Marcos (cf. Mc 6,30-31), en los que relata cómo los apóstoles al regresar de la misión, a la que Jesús los había enviado, volvieron a reunirse con Él. Le contaron todo lo que habían hecho, todo lo que habían enseñado. Luego, Jesús los invitó a irse, solos con Él, a un lugar desierto a descansar un poco.

Nuestro ser Pastores de la Iglesia, también en el contexto actual, nos pide actuar de esta manera. No podemos actuar solos, aislados, autosuficientes, con agendas encubiertas. Es indispensable que volvamos siempre a Jesús, que nos reunamos en fraternidad sacramental, para contarle y contarnos entre nosotros «todo lo que hemos hecho y enseñado», con la convicción de que no es obra nuestra sino de Dios. Él es quien nos salva, nosotros sólo somos instrumentos en sus manos.

Esta asamblea, que se está llevando a cabo virtualmente a causa de la pandemia del Covid-19, tiene como objetivo permitir el encuentro de quienes han recibido la misión de testimoniar y extender la paternidad del Señor en el pueblo santo fiel de Dios. Quisiera, a este propósito, indicarles dos principios que nunca se deberían perder de vista y que garantizan el crecimiento de la Iglesia si nosotros somos fieles: el amor al prójimo y el servicio de los unos a los otros. Estos dos principios se anclan en las dos instituciones que Jesús lleva a cabo en la Última Cena, y que son el fundamento, por decirlo así, de su mensaje: la Eucaristía, para enseñar el amor, y el lavatorio de pies, para enseñar el servicio. Amor y servicio juntos, sino, no va.

Así nos quiere el Señor: especialistas en la tarea de amar a los demás, siendo capaces de mostrarles en la sencillez de pequeños gestos cotidianos de cariño y atención, la caricia de la ternura divina. Nos quiere también servidores de nuestros hermanos, pero servidores humildes, porque es Jesús quien nos envía y nos recuerda que el siervo no es más grande que su Señor, ni el enviado es más grande de quien lo ha mandado. Hay que reavivar en la vida el deseo de imitar al Buen Pastor y aprender a ser “siervos” de todos, particularmente de los hermanos y hermanas menos afortunados y tantas veces descartados, y que, en este tiempo de crisis, ellos se sientan acompañados, sostenidos, amados.

Queridos hermanos Obispos y sacerdotes: Los invito a seguir adelante, trabajando con gozo y decisión en su labor pastoral. A renovar el don de sí mismos al Señor y a su pueblo santo. Les agradezco el testimonio de amor y de servicio a los hermanos y hermanas venezolanos, manifestado en su atención a los enfermos, a quienes han llevado la fuerza de la palabra de Dios y la Eucaristía; manifestados en su acompañamiento al personal médico, paramédico y voluntarios que asisten a los pacientes en esta pandemia; en su diligencia por socorrer a los pobres y excluidos, por aquellos que carecen de lo necesario para sobrevivir y salir adelante dignamente. Gracias, gracias por todo esto.

Con gratitud les aseguro mi cercanía y mi oración, a todos ustedes, que llevan adelante la misión de la Iglesia en Venezuela, en el anuncio del Evangelio y en las numerosas iniciativas de caridad hacia los hermanos extremados por causa de la pobreza y la crisis sanitaria. A todos los encomiendo a la intención de Nuestra Señora de Coromoto y de san José.

Y que el Señor bendiga y acompañe; bendiga y acompañe el trabajo de ustedes, el corazón de ustedes, las manos de ustedes, las rodillas de ustedes cuando rezan. Bendiga y acompañe las ilusiones de ustedes, los buenos deseos y, sobre todo, bendiga y acompañe la unidad de ustedes. No se fracturen hermanos. No se fracturen. Siempre hay una posibilidad de unirse. Como siempre hay una posibilidad de aislarse y crear una actitud del corazón sectaria, fuera de la unidad de la Iglesia.

Que el Señor los bendiga, que los acompañe. Y, por favor, les pido que recen por mí. Gracias.

BOLLETTINO N. 0032 - 19.01.2021
[00062-ES.01] [Texto original: Español]



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