Cardenal Porras durante visita a la Olla Milagrosa de la Iglesia Nuestra Señora de Chiquinquirá en Caracas - Fotos @GuardianCatolic |
A
la iglesia Nuestra Señora de Chiquinquirá llegan centenares de venezolanos
buscando un plato de comida. “El único requisito es tener hambre, y nadie se va
sin haber comido”, dicen sus organizadores
Ramón Antonio Pérez // Ene 20,
2020
En
la Iglesia Nuestra Señora de la Chiquinquirá, en Caracas (Venezuela), y en
honor a San Isidro Labrador, un grupo de voluntarias decidió llamar “Olla Milagrosa”
a una de las obras de misericordia que cada sábado atiende entre 800 y 900
personas que buscar un plato de comida. Pero el nombre no sólo refleja la
acción concreta de la fe cristiana que las identifica, es un compromiso que
cumplen con alegría desde el 18 de marzo de 2017 , cuando asumieron esta tarea respondiendo
al llamado de Cáritas y la iglesia venezolana.
Este
18 de enero no fue distinto, porque “en cada jornada se cumple un verdadero
milagro para darle de comer a mucha gente necesitada”, relató Carmen Rodríguez
de Alarcón, una de las cinco coordinadoras que junto a Fray Luis Antonio Salazar,
llevan adelante esta iniciativa contra el hambre.
“El primer día que hicimos la olla
para 60 personas, entraron a comer 120, pero fue suficiente para todos. Desde
entonces el milagro se repite y nunca se ha quedado nadie sin comer”, aseguró
para Aleteia la auxiliar de la Legión
de María.
Alcira
de Hopkins, también de este movimiento mariano, confirma los hechos con otro
episodio de fe: “En una oportunidad estábamos necesitando dos o tres kilos de
arroz para completar la comida, pero cuando íbamos a pedírselos a los
sacerdotes con la promesa de reponérselos, llegó una persona para donar un
bulto con 24 kilos. Desde entonces crece el número de comensales y crece también el número
de colaboradores”, expresó.
Los
relatos de estas mujeres constatan lo que Caritas Venezuela,
afirma desde 2016 con cifras que cada día escandalizan al mundo por la trágica
realidad que se vive en el país suramericano, pero también por la entereza con
que la iglesia busca darle respuesta.
En
el año 2019, la organización social de la iglesia benefició un aproximado de 6
millones de personas, proporcionando 87.294 raciones de comida a través de 865
Ollas Solidarias y la entrega de 3.000 bolsas de alimentación, de acuerdo con el
balance presentado por el cardenal Baltazar Porras, durante la asamblea de la Conferencia Episcopal Venezolana.
Pero
no se trata de una fría estadística sin el calor humano, la dureza del momento
obliga a continuar con este trabajo caritativo desde la visión humana y
cristiana de la iglesia. El mismo cardenal Porras, en el marco festivo por los
70 años de la Legión de María en
Venezuela, aprovechó su presencia en la iglesia Nuestra Señora de Chiquinquirá,
este sábado 18 de enero, para compartir con voluntarios y comensales de la Olla
Milagrosa.
Su
mensaje no pudo ser más oportuno, de acuerdo a lo que pidió a los legionarios: “estar
cerca de los más pobres es la presencia amable y tierna de María Santísima”.
“Ustedes son ese apostolado de vanguardia, en el que hay que unir esa oración,
formación y acción -como hemos escuchado- ¿Para qué? Para ser ese rostro amable,
sencillo, hospitalario y samaritano que tanta falta está haciendo en medio de nuestra
sociedad”, indicó Porras.
Nadie se va sin haber comido
Nuestra
Señora de Chiquinquirá es un ejemplo de la “iglesia de puertas abiertas” que ha
motivado el Papa Francisco desde que llegó al Vaticano, recordaba una de las
coordinadoras de la Olla Milagrosa. “Aquí viene gente de todas partes, no sólo
de nuestra comunidad parroquial; llegan desde de los Valles del Tuy, Guarenas, Guatire
y La Guaira. El único requisito es tener hambre y nadie se va sin haber comido”,
afirmó Alcira.
“Nosotros
no rechazamos a nadie porque todos somos hijos de Dios”, expresó la voluntaria
María Auxiliadora Richimond, al detallar el trabajo que realizan. “Estas
personas se sienten satisfechas, que les damos cariño y los tomamos en cuenta”,
expresó más adelante la señora Beyla, una colaboradora que funge como “capitana
de mesa”.
La
dinámica de la “Olla milagrosa” implica trabajar durante toda la semana, porque
es necesario recabar los insumos, pero tiene su momento más fuerte los días
viernes cuando limpian granos y verduras, así como tener el gas y el agua al
día. Durante el almuerzo, desde temprano se acercan los comensales y forman una
hilera. Ingresan al patio para lavarse las manos y esperan debajo de un toldo
mientras se inicia la entrega de la comida.
El gobierno ha intentado sabotear
el proyecto
No
todo ha sido fácil para llevar adelante la Olla Milagrosa en esta iglesia de
Caracas. El 31 de marzo del año pasado, no se pudo realizar por la acción de la
Guardia Nacional Bolivariana al impedir que llegara un camión cisterna para
abastecer de agua el tanque del que se sirven para preparar los alimentos. El cardenal
Porras Cardozo, denunció el hecho y sostuvo que continuaría a pesar del
“escollo de autoridades que a veces lo han impedido”.
“Es
novedoso y curioso que en algunas zonas populares se ha amenazado a la gente
que ayuda en la parroquia para la olla solidaria, por ejemplo. Hacer eso es
visto como si fuese una acción en contra del Gobierno”, expresó entonces el
purpurado venezolano.
De
acuerdo con el informe presentado a la Conferencia Episcopal por el cardenal
Porras, para este año 2020, son muchos los retos que se tienen en la iglesia
venezolana, entre los cuales se puede mencionar la necesidad que tienen las
Cáritas Diocesanas y Parroquiales de buscar autofinanciamiento para el sustento
de sus proyectos y actividades.
“De
esta manera, iniciativas como la Olla Milagrosa se fortalecerán y podrán ser
replicadas en muchas comunidades pobres”, expresó una de las colaboradoras en
la Chiquinquirá.
Video en el Facebook de Ramón Antonio Pérez
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