El
arzobispo emérito de Caracas invitó a “asumir con determinación, la promoción
del laicado en la vida pública del país, su protagonismo y compromiso en la
construcción de una nueva sociedad”
Ramón Antonio Pérez // @GuardianCatolic
Caracas, 6 de noviembre de 2019
“Estamos
asediados por un secularismo agresivo y antirreligioso, especialmente anti
católico; y el relativismo religioso presente también entre nosotros los
católicos; por la guerra de la ideología de género y de la anticultura del
descarte humano y de la muerte, promoviendo el aborto y la eutanasia”.
Estos
fueron algunos de los mensajes de alerta expresados por el cardenal Jorge Urosa
Savino, a los seglares convocados por el Consejo Nacional de Laicos de
Venezuela (CNL), reunidos en Caracas, del 1 al 3 de noviembre.
Era el Día de
todos los santos, una fecha importante para la iglesia católica en el mundo,
cuando el arzobispo emérito de Caracas, presidió una misa durante la instalación
de la asamblea anual del CNL, a la que consideró “realmente interesante” debido
al tema central que motivó la convocatoria: “Los desafíos del cristiano en
tiempos de cambio”.
Durante el
inicio de su mensaje, hizo un reconocimiento a los asistentes porque “sorteando
muchas dificultades de diverso tipo” llegaron de varias regiones, “para
participar en este importante encuentro para la vida de la Iglesia en Venezuela”.
Más adelante habló
de “los
problemas de la corrupción, del deterioro moral, de las injusticias y de la
opresión gubernamental sobre un pueblo que cada vez sufre más atropellos”,
que se viven en el país, según el documento enviado a El Guardián Católico.
Urosa distribuyó
su mensaje en tres partes: primero, al “desafío de la santidad”; segundo, al “reto
de la acción en el campo político y social”; y tercero, hacia la “espiritualidad
y renovación de asociaciones”, en las que llamó a “considerar y afrontar
decididamente” la transformación y fortalecimiento de los movimientos de
apostolado seglar.
Sus palabras
fueron sencillas y directas. “Especialmente ustedes, que son líderes laicos de
la Iglesia, están llamados a vivir esta vocación sublime del cristiano”,
enfatizó en la capilla de la Casa Madre Emilia que dirigen las Hermanitas de los Pobres en Montalbán.
Para ello se afianzó en algunos textos del Concilio Plenario de Venezuela, precisamente
en el documento sobre el Laico Católico.
Igualmente fundamentó
su mensaje en las palabras de “el gran
San Juan Pablo II”, expresadas el 28 de enero de 1985, cuando “tuvo un
maravilloso encuentro con los laicos en la Catedral de Caracas”. Era la primera
de dos visitas que el Santo Padre de origen polaco hizo a Venezuela.
“Allí, en
un breve pero impactante discurso, subrayó, además del compromiso del laico con
la transformación de mundo, dos cosas muy importantes que hemos de tener
presente, si queremos tener éxito en
promover el compromiso laical con la transformación de nuestra actual realidad”,
citaba el cardenal Urosa Savino.
De llamado de Juan
Pablo II, extrajo en primer lugar el fomento de una intensa espiritualidad en
los seglares. “El Papa en su discurso llamó a los laicos a “crecer en el
Señor”. Se trata de fomentar la vida de fe, la religiosidad, la profundidad
espiritual y la piedad de nuestros fieles en nuestras comunidades parroquiales
y escolares”. Y en segundo lugar, lo que el Papa Viajero denominó: “revitalizar
los movimientos laicales”.
Urosa argumentó
que en Venezuela “tenemos muchísimos, antiguos, recientes y nuevos, a Dios
gracias”. Consideró necesario darles, especialmente a los menos recientes, un
nuevo impulso.
“Para ello es preciso animarlos, acompañarlos, apoyarlos a fin
de que vivan cada uno su carisma especial, y participen activamente en la vida
y en la acción pastoral de nuestra Iglesia en Venezuela”. “Los dirigentes de
esos movimientos y asociaciones de fieles”, dijo Urosa, “están llamados a trabajar
intensamente en el desarrollo de sus instituciones”.
El arzobispo
emérito de Caracas invitó a tener presente y asumir con determinación, “la
promoción del laicado en la vida pública del país, su protagonismo y compromiso
en la construcción de una nueva sociedad”.
“Porque sin una sólida vida de fe, sin una práctica religiosa profunda, no
habrá motivación para mantener ante un mundo relativista, materialista y
corrompido, los valores de verdad, libertad, honestidad, justicia y paz, del
evangelio de Nuestro Señor Jesucristo”.
A continuación
su mensaje íntegro, dirigido al laicado venezolano:
Desafíos
del laico en estos tiempos de cambio
Santidad, compromiso social y
apostolado laical
Homilía en la Misa en la Asamblea
Nacional de Laicos 2019,
Caracas, 1 de noviembre de 2019
+Jorge L. Urosa Savino, Cardenal
Arzobispo de Caracas
Mis
queridos hermanos:
La
solemnidad de Todos los Santos
Qué
alegría compartir esta Eucaristía en la solemnidad de Todos los Santos, con
ocasión de la Asamblea del Consejo Nacional de Laicos de Venezuela. Felicito a
la directiva del Consejo, y les agradezco de corazón la amable invitación a
compartir con ustedes el gozo de ser
llamados a la santidad por Jesucristo, nuestro Divino Salvador.
Hoy
celebramos a los santos del mundo entero y de toda la historia. Las lecturas
que hemos escuchado nos hacen presente la alegría y la gloria y la dicha de ir
por el camino del Señor, de seguir la palabra de Cristo, “de blanquear nuestros
mantos en la sangre del Cordero” en palabras del Apocalipsis. Y recordamos que
el camino de la felicidad y de la gloria es el camino del amor, como lo dice el
Señor Jesús en las bienaventuranzas que hemos escuchado (Mt 5, 1-12). Y como lo
repite más tarde al responder a aquella mujer del pueblo que había alabado a su
madre diciendo: “dichoso el vientre que te llevó y los pechos que te
amamantaron”. Jesucristo le respondió con estas palabras que son una exigencia
y una promesa de felicidad para todos nosotros: “dichosos más bien los que
escuchan la Palabra de Dios y la cumplen” (Lc 1m 28).
La
Asamblea Nacional del CNL
Sorteando
muchas dificultades de diverso tipo han venido Ustedes de varias regiones del
país, para participar en este importante encuentro para la vida de la Iglesia
en Venezuela. Por todo ello damos gracias a Dios. Y los felicito efusivamente.
El
tema central de esta asamblea es realmente interesante “los desafíos del
cristiano en tiempos de cambio”. Sin duda en el curso de la asamblea Ustedes
considerarán varios desafíos importantes en estos tiempos de crisis religiosa,
social, cultural y política del mundo entero y de Venezuela. Estamos asediados
por un secularismo agresivo y antirreligioso, especialmente anti católico; y el
relativismo religioso presente también entre nosotros los católicos; por la
guerra de la ideología de género y de la anticultura del descarte humano y de
la muerte, promoviendo el aborto y la eutanasia. Y entre nosotros,
especialmente los problemas de la corrupción, del deterioro moral, de las
injusticias y de la opresión gubernamental sobre un pueblo que cada vez sufre
más atropellos. Yo me detendrá solamente en tres desafíos que me parecen
importantes.
EL DESAFÍO DE LA SANTIDAD.
El
desafío religioso, básico y fundamental para cada uno de nosotros es: alcanzar
la santidad. Ser perfectos como nuestro Padre celestial es perfecto (Cfr. Mt 5,
48). Escuchar y cumplir la palabra de Dios (Cfr. Lc 11,28).
Creo
que, en medio de todos los problemas graves que estamos padeciendo es
importante que recordemos esta llamada que nos hace el Señor, este privilegio
que tenemos, de ir por el camino del bien, del seguimiento de Cristo, de
alcanzar la perfección cristiana. Especialmente ustedes, que son líderes laicos
de la Iglesia, están llamados a vivir esta vocación sublime del cristiano. Para
ello quiero recordar algunos textos de nuestro Concilio Plenario de Venezuela.
Precisamente en el documento sobre el Laico Católico.
Nos dice el Concilio Plenario:
64.
La vocación a la santidad constituye la primera y fundamental vocación del
cristiano (Cf. Chal 16). Siendo llamados por Dios y fortalecidos por la acción
del Espíritu Santo, desde la experiencia de la vida nueva que se obtiene por el
Bautismo, el laico debe tener conciencia de la gran responsabilidad personal de
ser santo. En la Iglesia estamos todos llamados a la santidad según lo dicho
por el apóstol: “Esta es la voluntad de Dios, que sean santos” (1 Ts 4,3).
Cristo ha sido muy claro al afirmar la necesidad que tenemos todos de
participar de su vida de santidad. “Yo soy la vid: ustedes los sarmientos. El
que permanece en mí y yo en él, ese da mucho fruto; porque sin mí no pueden
hacer nada” (Jn 15,5).
67.
Cristo es la fuente y el origen de todo el apostolado de la Iglesia. Por eso
afirma: “Como el sarmiento no puede dar fruto por sí mismo si no permanece en
la vid, así tampoco ustedes si no permanecen en mí” (Jn 15, 4). “La fecundidad
del apostolado seglar depende de la unión vital de los seglares con Cristo” (AA
4). El Papa, en su visita de 1985, recordaba: “Sé que no es poco lo que os pido
a vosotros y a los laicos venezolanos que representáis. Por eso, para estar a
la altura de todas esas exigencias de vida cristiana integral, creced siempre
en el Señor. Creced hacia la plenitud de Dios (Cf. Ef. 3,19)” (Catedral de
Caracas, 28-01-85).
Estas
palabras son suficientes para animarnos a ir por el camino de la santidad.
EL RETO DE LA ACCION EN EL CAMPO POLÍTICO Y SOCIAL
Otro
desafío es actuar en el campo de lo político y social. Vivimos en una situación
realmente trágica. No abundaré en describir los rasgos de esta terrible
situación de dolor y muerte, que todos conocemos.
Renuevo
lo afirmado en otra ocasión:
“Pues
bien: en la medida de nuestras posibilidades nosotros debemos actuar frente a
esos problemas. En cuanto podamos hemos de ayudar a nuestros hermanos, y hemos
de agruparnos para defender nuestros derechos y los derechos de los demás.”
“Tenemos
ante esto un compromiso claramente afirmado en el Concilio Plenario de Venezuela,
en nuestro documento “La contribución de la Iglesia a la gestión de una nueva
sociedad”, que afirma en el n. 80: “Por esto, la Iglesia en Venezuela está
urgida a renovar la unión con Dios y a volcarse con la fuerza del amor a una
intensa y eficaz acción transformadora de la sociedad, saliendo de círculos
cerrados. La invitación del Señor Jesús a sus discípulos, a ser sal de la
tierra y luz del mundo, de manera que al ver sus obras los demás puedan dar
gloria al Padre celestial (Cf. Mt 5,13-16), la compromete como discípula y
testigo del Señor a afrontar con decisión los desafíos que le plantea la
realidad venezolana” (Homilía en la Misa celebrada en el Congreso Nacional de
Laicos, 30 de marzo de 2017).
ESPIRITUALIDAD Y RENOVACIÓN DE
ASOCIACIONES
Ahora
voy a reiterar algo que ya dije en una ocasión semejante. Un tercer desafío que
creo que debemos considerar y afrontar decididamente es la renovación y
fortalecimiento de las asociaciones de apostolado seglares.
“Esto
es muy importante pues tiene que ver también con el protagonismo y compromiso
del laico en la renovación y crecimiento del Reino de Dios en Venezuela. Para
ello voy a traer ante Uds. al gran San Juan Pablo II. El 28 de enero de 1985, el Papa Juan Pablo II tuvo un
maravilloso encuentro con los laicos en la Catedral de Caracas. Allí, en un
breve pero impactante discurso, subrayó, además del compromiso del laico con la
transformación de mundo, dos cosas muy importantes que hemos de tener presente,
si queremos tener éxito en promover el
compromiso laical con la transformación de nuestra actual realidad.
Lo
primero: fomentar una intensa
espiritualidad en los seglares. El Papa en su discurso llamó a los laicos
a “crecer en el Señor”. Se trata de fomentar la vida de fe, la religiosidad, la
profundidad espiritual y la piedad de nuestros fieles en nuestras comunidades
parroquiales y escolares.
Y
en segundo lugar, lo que el Papa Juan Pablo II denominó “revitalizar los
movimientos laicales”. En Venezuela tenemos muchísimos, antiguos, recientes y
nuevos, a Dios gracias. Y será necesario darles, especialmente a los menos
recientes, un nuevo impulso. Para ello es preciso animarlos, acompañarlos,
apoyarlos a fin de que vivan cada uno su carisma especial, y participen
activamente en la vida y en la acción pastoral de nuestra Iglesia en Venezuela.
Y los dirigentes de esos movimientos y asociaciones de fieles están llamados a
trabajar intensamente en el desarrollo de sus instituciones.
Sólida
espiritualidad, y asociaciones renovadas. Tengamos esto muy presente al asumir
con determinación, por supuesto, la promoción del laicado en la vida pública
del país, su protagonismo y compromiso en la construcción de una nueva sociedad.
Porque sin una sólida vida de fe, sin una práctica religiosa profunda, no habrá
motivación para mantener ante un mundo relativista, materialista y corrompido,
los valores de verdad, libertad, honestidad, justicia y paz, del evangelio de
Nuestro Señor Jesucristo” (Homilía en la Misa celebrada en el Congreso Nacional
de Laicos, marzo 30 de 2017).
CONCLUSIÓN
De
nuevo mis felicitaciones por esta Asamblea. Tenemos que vivir a fondo nuestra
vocación a la santidad, que es la base para una presencia más eficaz en la vida
social, y un apostolado más intenso y eficaz. Hemos de intensificar nuestro
compromiso con una Venezuela mejor, más justa, fraterna solidaria y libre; por
una familia cristiana fuerte y promotora de felicidad para sus miembros y para
la sociedad; para promover una sociedad que atienda la realidad humana y las
nomas morales que regulan la auténtica sexualidad humana. Para todo esto es
importante que fortalezcamos nuestros movimientos apostólicos; que
fortalezcamos la espiritualidad de los laicos, asociados o no, con una vida
espiritual y de oración intensa, con una exigencia permanente de virtud y
santidad.
En
esta solemnidad de Todos los santos, démosle gracias a Dios por el testimonio
de entrega de tantos santos que brillan en la Iglesia, de tantas personas
buenas que conocemos. Demos gracias por
nuestra vocación a la santidad, y pidámosle al Señor que nos ayude a ir por esa
senda de gloria y de luz, y que fortalezcamos nuestra acción, tanto en las
asociaciones laicales de apostolado seglar, como en el compromiso social y
político por una Venezuela mejor.
Imploremos
para ello la maternal intercesión de nuestra madre amorosa, la Virgen de
Coromoto, Patrona de Venezuela y de nuestra Arquidiócesis de Caracas. Amén
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