Personas de la tercera edad asisten con frecuencia a la Iglesia Santa Capilla de Caracas donde reciben un almuerzo para mitigar el hambre. Foto @GuardianCatolic |
Más
de cuatro millones y medio de “adultos mayores” exigen pensiones dignas para poder
tener una vejez decente y no vivir de las ficciones virtuales o las promesas incumplidas
de los líderes políticos
Jul 22, 2019
En
tiempos en que las redes sociales acrecientan el deseo de conocer cómo serán en
el futuro los rostros de las personas jóvenes y de mediana edad de esta época,
tal como lo permite la aplicación FaceApp, en Venezuela, la realidad de los “verdaderos viejitos”
supera con creces, la ficción de los arrugados pero sonrientes semblantes de
quienes buscan el futuro en el mundo virtual. Basta recorrer Caracas y
otras ciudades para comprobar a los verdaderos ancianos con gestos de tristeza,
enfermedades y abandono.
Nada
que ver con el mundo digital que solo genera falsas ilusiones. La realidad es
esta: a pesar de que de Nicolás Maduro ha decretado varios aumentos en el
salario mínimo, igualando las pensiones y jubilaciones de los hombres y mujeres
de la tercera edad con los trabajadores activos, su poder adquisitivo ha
disminuido, tanto, “que ya no se lo puede considerar como un salario de subsistencia”,
reconoce la Alta Comisionada para los derechos humanos de la ONU, Michelle Bachelet.
“El gobierno nos mata de mengua”
“Sencillamente no alcanza para nada, y se convierte
en una declaración de muerte lenta, en una eutanasia progresiva y pasiva a los
pensionados que reciben el monto correspondiente al salario mínimo”, consideró
Edgar Silva, un incansable luchador por los derechos de los ancianos en
Venezuela.
“Las pensiones no sirven para absolutamente nada, sino comprar dos o
tres productos. Si compras las medicinas que cuestan más de 40.000
bolívares, no puedes comprar los productos alimenticios”. Es
una “declaración de muerte lenta para los ancianos”,
reiteró el luchador social, con quien coincidió la profesora jubilada Amelia
Zambrano, de 74 años de edad, al salir de una misa a la que concurrió junto a
otros ancianos.
“Nuestra realidad no es virtual; es verdadera. No es un juego de
computadoras lo que vivimos los ancianos en Venezuela”, dijo.
“La
comida y los medicamentos; y hasta los productos de aseo personal son
inalcanzables para los adultos mayores”. “Por más que la Iglesia y algunas
organizaciones no gubernamentales intentan aplacar el hambre con ollas
solidarias, farmacias parroquiales, y operativos sanitarios, eso no es
suficiente”, dijo Amelia.
Expresó
que a pesar de estar jubilada y pensionada lo que recibe “se va en poca comida
y medicamentos”. “La verdadera respuesta debe estar en el Estado y en las
acciones del gobierno”, explicaba como si una cátedra de formación estuviera
impartiendo.
La reserva moral de los pueblos
En
Caracas, los ancianos asisten con frecuencia a las convocatorias de las
organizaciones que los agrupan. Primero participan en las misas y luego se
concentran frente a la sede del Ministerio Público y de otras instituciones del
Estado. “El gobierno mata de mengua al adulto mayor”; “Los jubilados y
pensionados también comemos”; “Nos matan con pensiones miserables”, repiten en
su consignas.
Emilio Lozada, presidente de la Federación de Jubilados y Pensionados de Venezuela, denuncia que los Adultos Mayores mueren de mengua en Venezuela. Foto José Cohén |
Emilio
Lozada, presidente de la Federación de Jubilados y Pensionados de Venezuela,
recordó que el 29 de mayo pasado, justo el Día Nacional del Adulto Mayor, entregaron
al Ministerio Público un documento denominado: “La Reserva Moral le habla al país”,
en el que denunciaron los atropellos y violaciones a los derechos humanos que
sufren los adultos mayores por parte del régimen que gobierna el país
bolivariano.
“Estamos
padeciendo las inclemencias impuestas por este régimen dictatorial, como son:
el hambre, la mala alimentación, la carencia de medicina, la mala atención
médica; transporte y servicios públicos destruidos. Estamos soportando una
diaria e inimaginable situación, que no nos permite vivir una vejez digna y con
júbilo, cual era nuestro sueño; razón por la cual insistimos que, por la Patria
que construimos con nuestra juventud hoy, mañana y siempre, estamos dispuestos a enfrentar -desde la
calle- esta política genocida”, reza el documento conocido por Aleteia.
Explica
que los adultos mayores están dentro del 94 por ciento de la población
venezolana que no cuenta con los ingresos mínimos necesarios para cancelar los
precios de la canasta alimentaria. Están dentro de los 18,7 millones de
personas con condiciones de salud de mayor prevalencia, incidencia y mortalidad
sin garantías de acceso, diagnóstico, tratamiento médico de ninguna
especialidad, con un alto riesgo de fallecer en un hospital público por las condiciones
de atención precarias.
“Esto
es una demostración de la flagrante violación de los derechos humanos en la que
están sometidos unos 4 millones 560 mil ciudadanos en condición de pensionados”,
dijo Lozada para Aleteia, que los
acompañó en esta ocasión.
El pueblo debe escuchar a sus
abuelos
Padre Gerardo Salas, sub secretario de la Conferencia Episcopal Venezolana comparte con los ancianos en una ceremonia en la Iglesia La Candelaria de Caracas. Foto José Cohén. |
El
padre Gerardo Salas, sub secretario de episcopado los acompañó ese día y resaltó
las virtudes de los abuelos. Aprovechó de mencionar las consideraciones que
hace el Papa Francisco con este grupo humano, a quien califica como uno de los
“tesoros” de la familia por su vasta sabiduría de lo que es el transitar de la
vida.
“Un
pueblo que no escucha a sus ancianos, es un pueblo que muere, ya que ellos
tienen la experiencia de cómo salir adelante ante las dificultades que se nos presentan
en nuestra existencia”, dijo el padre Salas en su mensaje.
“Desde esta casa de
Dios, sientan el apoyo de la Iglesia Católica para que sigan sembrando la
esperanza a nuestro país en estos tiempos difíciles en el cual atravesamos”, concluyó.
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