¡Adiós, Manuel Da Silva! Falleció el Sacristán de la Catedral de Caracas



Tenía más 60 años en la Iglesia Primada de Caracas, habiendo conocido y trabajado junto a varios arzobispos desde la segunda mitad del siglo pasado. El Cardenal Urosa lo autorizó como “Ministro Extraordinario”

Ramón Antonio Pérez // @GuardianCatolic
Caracas, 10 de Septiembre de 2017

El pasado viernes 8 de septiembre de 2017, una ingrata noticia nos sorprendió muy temprano: falleció Manuel Antonio Da Silva, el sacristán de la Catedral de Caracas. Su historia en Venezuela comenzó en el año 1957, cuando llegó a nuestro país procedente de la Isla de Madeira en Portugal, tal vez buscando como muchos de sus paisanos un mejor espacio donde vivir decentemente y trabajar con ahínco, como todos ellos.

Ahora, Señor, puedes dejar a tu siervo irse en paz” (Lc 2, 22-35), escribió monseñor Adán Ramírez Ortíz, Deán de la Catedral Metropolitana de Caracas, cuando daba la noticia hace unas 24 horas. “Hoy llevamos hasta su última morada terrena a MANUEL ANTONIO DA SILVA, quien sirvió a la Catedral de Caracas por más de 60 años como Sacristán de este Templo”.

Este servidor bueno y fiel, es de esa generación de personas que trabajaron con dedicación y de manera discreta sin pretender protagonismos. Dios le premie y le dé el descanso eterno. Amen”, concluyó.

Caballero de San Silvestre Papa

La muerte de Manuel Antonio Da Silva hizo rememorar algunos momentos vividos al lado de este gran hombre y mejor cristiano, que siempre acompañaba a los celebrantes y cumplía diversas tareas para la Iglesia primada de Venezuela. 

Quizás para muchas personas, el oficio de Sacristán pasa inadvertido, pero ellos con su labor silenciosa han acompañado la historia de grandes sacerdotes y santos de nuestra Iglesia católica.

Pues bien, por primera vez desde El Guardián Católico, intercambiamos palabras con Manuel Da Silva, días antes de recibir la Orden Caballero de San Silvestre Papa que tuvo el honor de concederle el Santo Padre Benedicto XVI, en octubre de 2011.

El reconocimiento fue entregado por el Cardenal Jorge Urosa Savino, arzobispo de Caracas, durante un acto en el que fueron distinguidos tres sacerdotes con el título de Capellán del Papa: Francisco Terán, vicario general del Arzobispado de Caracas y entonces párroco de Santa Rosalía; Ángelo Mazzari y Daniel Loureiro, canónigos eméritos e insignes servidores de la Catedral de Caracas. Desde entonces, monseñores.

Entre los tres laicos que recibieron la Orden de Caballeros de San Silvestre Papa, se encontraba Manuel Da Silva, Elías Sánchez Contreras y Gonzalo Pacheco, otros empleados de la Arquidiócesis que hicieron méritos para ello por sus responsabilidades.

El Papa Benedicto XVI también reconoció en esa oportunidad con la Cruz Pro Eclesia et Pontifice, a Livia de Luy, trabajadora del tribunal arquidiocesano; y las señoras Elvia Albornoz de Figueroa y Ángela del Rosario Aguayo de Castro, madres de monseñor Saúl Figueroa Albornoz, actual Obispo de Puerto Cabello, y monseñor Fernando Castro Aguayo, obispo de Margarita, respectivamente.

El reconocimiento para Manuel Da Silva significó un fortalecimiento no sólo al desempeño de sus funciones de Sacristán, sino también al hecho de ser un claro ejemplo de la constancia y sencillez que lo caracterizaron como creyente cristiano.

Para muchos, Manuel era un “sacerdote”, y en no pocas ocasiones el llamado que le hacían algunas personas solicitando algún favor fue ese: “Padre”. Se le notaba siempre respetuoso y muy lleno de Dios. Aunque era callado, siempre mostraba una sonrisa en los labios y plena disposición para atender cualquier solicitud a la que pudiera dar respuesta. Un perfecto testigo de Cristo en estos días en los que se le quiere olvidar.

Al parecer, su corazón, cansado le dijo el viernes pasado: “¡Hasta aquí Manuel!”.Es hora de ir a atender la Catedral Celestial donde no existen la polilla, el hollín y donde la limpieza y el orden ya no son necesarios porque todos los que allí llegan, como tú, son hombres y mujeres limpios y ordenados”. Así cumplió su vida entre nosotros.

Dejo para mis lectores la reposición de la breve conversación que sostuve con este buen cristiano, elevando mis raciones para que Nuestro Padre Dios lo reciba en su Gloria.


Manuel Da Silva trabaja como sacristán de la Catedral de Caracas desde 1957, cuando llega a Venezuela procedente de la Isla de Madeira, en Portugal, de donde es originario. Todavía conserva muy arraigado el acento lusitano a pesar de que más nunca visitó su país. 

Comentó que un primo suyo quien trabajaba en el diario ‘La Religión’ le presentó a Monseñor Jesús María Pellín, para entonces director de ese periódico: “¿Quieres trabajar como sacristán en la Catedral?, me preguntó el ilustre sacerdote y periodista. Le respondí que sí, y desde entonces he trabajado en esta Catedral”, narró.

También trabajó por casi veinte años en la casa de Monseñor Pellín, en la Esquina Las Dos Pilitas, frente a lo que ahora es el Tribunal Supremo de Justicia. Allí convivió junto a otros familiares del sacerdote cumpliendo diversas tareas.

Todos los días, entre 10 y 11 de la noche, Monseñor Pellín me pagaba un taxi, para que le llevara los editoriales a la imprenta del diario ‘La Religión’ porque el periódico debía salir temprano al otro día”, nos contó Manuel en esa ocasión.

Recuerda que la palabra de Monseñor Pellín era de mucha influencia en Caracas y a su casa asistían personalidades muy importantes del país. El sacristán se mudó cuando contrajo matrimonio con una muchacha también de Portugal, de profundas convicciones cristianas, con la que duró más de treinta años casados.

El propio Monseñor Pellín me casó en la capilla de su casa”, refirió con mucha nostalgia. “Hoy tengo diecisiete años de viudo, después de treinta años de matrimonio”. A pesar de que no tuvo hijos, no obstante Manuel Da Silva estima que “el trabajo y la dedicación a la Iglesia, los considera como un regalo de Dios”.

A la Catedral de Caracas llega todos los días a las 6 de la mañana; arregla lo necesario para abrir el templo a las 7 y acompaña las actividades religiosas, de limpieza y orden.

El Cardenal Urosa también me autorizó como ministro extraordinario de la comunión”, expresó durante aquella conversación. Además, dijo sentirse agradecido de que el Santo Padre lo haya tomado en cuenta para este reconocimiento del cual no conocía su existencia. “Esa gran noticia me la comunicó el propio Cardenal Jorge Urosa”, expresó con mucho orgullo el señor Manuel Da Silva.

Monseñor Adán Ramírez Ortíz refirió que Manuel Antonioo Da Silva parte a la Casa Paterna a los 90 años.




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