Lo importante no es la
rehabilitación de la Teología de la Liberación, sino la del Evangelio, sostiene
el padre de la Teología de la Liberación en el Vaticano
“Para
mí hacer teología es escribir una carta de amor al Dios de mi fe, a la Iglesia
a la que pertenezco y a mi pueblo”, dijo el padre de la ‘Teología de la
Liberación´ este martes 12 de mayo en la Oficina de Prensa del Vaticano en la
presentación de la Asamblea General de Cáritas Internationalis.
Con el Papa Francisco hay un
nuevo clima en la Iglesia, “pero, la rehabilitación de la Teología de la
Liberación no es lo importante. En cambio, sí lo es la rehabilitación del
Evangelio”, explicó el teólogo peruano que realizará esta semana una
conferencia ante 164 representantes de la Caritas -con título emblemático y que
retoma las palabras del Papa Francisco: Una Iglesia pobre para los pobres-
durante la Asamblea internacional de Caritas que se realiza del 12 al 17 de
mayo en Roma.
Para explicar esta prioridad
sostuvo: “En la Biblia yo estuve buscando por mucho tiempo dónde podía decir
que hay que ir por este mundo haciendo teología. No lo encontré (risas de los
periodistas) En cambio, sí existe la expresión "vayan por el mundo y hagan
discípulos de todas las naciones”, dijo el autor del libro Del lado de los
pobres, escrito con el cardenal Gerhard Ludwig Müller, actual prefecto de la
Congregación para la Doctrina de la Fe.
La teología, continuó, “es
una reflexión sobre la práctica de la caridad, de la compasión y de la justicia. Vista de ese modo, la
teología puede ayudar a dar cierta visión a quien está comprometido en la
práctica de la justicia y de la caridad”.
“Lo importante del cristiano
es seguir a Jesús y poner en práctica la enseñanza del Evangelio, lo que
llamamos espiritualidad -prosiguió-. La teología es algo secundario, menos
importante que el vivir la fe, pero necesaria. Porque es conveniente pensar y
hacer eficaz la práctica”.
Sin menospreciar la teología
– como sostuvo- pero dando prioridad al Evangelio, Gustavo Gutiérrez afirmó que
la “reflexión teológica debe estar enteramente relacionada con la vida
cotidiana de las personas…La teología no es una metafísica religiosa”.
El teólogo de más de cuatro
décadas de profesión ha dicho que la noción central de la Teología de la
Liberación es la que llamamos “opción preferencial por los pobres. Esto abarca
el 90 por ciento” de esta teología nacida a inicios de los años setenta en América
Latina.
Gutiérrez, de 86 años,
señaló que la atención por los pobres es evidente en las Conferencias
Latinoamericanas: “Medellín, Puebla, Santo Domingo, Aparecida que tienen el
mismo sentido preferencial”.
Asimismo, subrayó que esta
opción es clara en el testimonio del Papa Francisco y citó las palabras del
Pontífice sobre “la opción preferencial por los pobres como una cuestión
teológica central”. Al mismo tiempo, señaló que el Papa habla del Evangelio más
allá de un aspecto netamente teológico. “Si abres la Biblia, los pobres están allí”.
¿La Teología de la Liberación ha sido condenada por la Santa Sede? ¡No!
“En 40 años yo no he hablado de los pobres por
la teología, sino por el hecho de que soy cristiano y he querido vivir como
cristiano; después está la teología”.
“No ha habido nunca una
condena a la Teología de la Liberación. Si los medios de comunicación lo han
dicho ¡No es verdad!” y admitió “que es verdad que ha habido un diálogo muy
crítico con la Congregación de la Doctrina de la Fe en Roma” y añadió con
vehemencia, pero “nunca hubo una condena”.
Bienestar para los pobres o
más pobreza para todos son, para Gutiérrez, dos aspectos que van juntos.
“Quisiera mencionar un texto de Aparecida: “No tenemos una verdadera
solidaridad por los pobres si no somos amigos de los pobres”, dijo. Y remarcó
que “esta noción de amistad es muy importante. Es estar cerca a las personas;
hablar así tiene muchas consecuencias políticas y económicas. La gente tiene
otras aspiraciones. Es una distinción verdadera”.
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Padre Gustavo Gutiérrez. Foto por Elodie Perriot/Caritas |
“Una Iglesia pobre para los
pobres”
Una de las grandes ponencias
de la Asamblea General de Caritas Internationalis, estuvo a cargo del Padre
Gustavo Gutiérrez, conocido como el Teólogo de la Liberación. En el panel sobre
“Una Iglesia pobre, para los pobres”, se refirió al papel que las Caritas deben
tener en el mundo.
“Hay una frase muy breve,
pero muy importante de Pablo VI que dice
‘La Iglesia existe para evangelizar’. Si la Iglesia no da testimonio y
comunica la buena nueva deja de ser Iglesia. La misión de Caritas es la misión
de anunciar la buena nueva. En la Biblia, “La multiplicación de los panes” es
el único texto en los cuatro evangelios que se encuentra repetido seis veces,
lo que tiene una enseñanza sobre la preocupación del Señor sobre el hambre
material y espiritual. El sentido de este relato es “compartir desde lo poco”.
¿En qué consiste la evangelización?, en compartir la realización de la palabra
de Dios y de su Reino. Muchos dicen que no tienen nada que compartir, cuando se
puede hacer desde valorar al otro, dar afecto, compartir una sonrisa, escuchar
al otro. Caritas es compartir el mensaje, comunicarlo, nadie puede decir que no
tiene nada para compartir, esto es imposible”, señaló.
La pobreza se puede cambiar
Según el P. Gutiérrez, hay
un tipo de pobreza muy presente en la Biblia que es: “La pobreza real que está
entre nosotros, que nos desafía, que representa un gran reto. En la Biblia la
pobreza no es solo un asunto económico, para la Biblia el pobre es el marginado,
el insignificante, el que no cuenta y no tiene peso, el “no persona”. Se puede
ser insignificante por el color de la piel, por ser mujer, pertenecer a otra
cultura, ancianidad, por ser niños o tener otra orientación sexual, ceo que esa
es la noción bíblica que expresa la pobreza real”, sentenció.
Para el teólogo: “La pobreza tiene causas humanas que vienen de estructuras sociales y económicas que marginan a las personas y categorías mentales: la superioridad de la civilización occidental es un ejemplo de ello. La superioridad masculina como superior a la femenina es otra categoría. La pobreza no es un destino, es una condición, no es un infortunio es una injusticia, la hemos hecho los seres humanos y por tanto, la podemos cambiar. Pensar que es un hecho complejo y que está en nuestra mano cambiarla, renueva el significado de compartir. Ya no basta la ayuda directa e inmediata a los necesitados, tenemos que ir a las causas de la pobreza y denunciarlas. Se trata de una realidad histórica, cambiable. La pobreza real significa muerte temprana, la primera violencia de la sociedad es la violencia de la pobreza porque va contra los derechos: el derecho a la vida que es el primer Derecho Humano. Los pobres son los que mueren por enfermedades al no tener acceso a los medicamentos, pero también hay muertes culturales, si se desprecia una cultura, se mata a una comunidad. La cuestión ambiental es otra que está entre la vida y la muerte, la creación es un tratado de vida”, afirma.
La opción preferencial por
los pobres
Según Gutiérrez: “La
confluencia de la pobreza real, más la espiritual, es lo que nos lleva a
adoptar una vida sencilla, cercana a los pobres. Reconocemos que la pobreza
real, siempre y sin excepción, es un mal, lo que nos lleva a la reacción
inmediata de eliminarla. Esto nos lleva
a la “Iglesia pobre para los pobres”. El prójimo se hace, cuando nos
preocupamos por el otro, cuando nos aproximamos, nos acercamos. Es una pena ver
cómo la palabra caridad se ha ido perdiendo, se confunde con limosna del rico
al pobre. Debemos recuperarla, reconocer que la justicia es el primer paso de
la caridad, es reconocer la dignidad de las otras personas, es un acto de amor
a esa persona. Al mismo tiempo este amor tiene una profundidad muy grande y
global. No confundamos la legalidad con la justicia, no siempre la legalidad es
justa. Creo que debemos recuperar el sentido de la Caridad, no podemos imponer
nuestro amor, debemos comprender el profundo sentido de la caridad. No hay
Caridad sin justicia”.
Finalmente, el Teólogo de
la Liberación concluyó señalando que debemos
crear las condiciones para tener justicia social, ir más allá de ser la voz de
los sin voz: “Tenemos que buscar que, los que no tienen voz hoy día la tengan,
porque es un aspecto esencial de la dignidad humana”.
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