Según el estudio psicosocial realizado por la Escuela de Psicología de la UCAB, la mayoría de la población se considera optimista, pero 20% sufre niveles moderados o altos de ansiedad y depresión, 89% desconfía del otro, 37% percibe miedo colectivo y menos del 10% acude al psicólogo o psiquiatra. A partir de los resultados de la encuesta, los investigadores presentaron cinco propuestas para promover la salud mental y reconstruir el tejido social
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Nueve de cada 10 venezolanos presentan algún grado de
vulnerabilidad, esto según refleja el informe de resultados de Psicodata
2024, retrato de la situación
psicosocial de la población del país elaborado por la Escuela de Psicología de
la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB). La encuesta fue presentada
oficialmente el martes 2 de julio en el campus Montalbán.
El miedo difuso colectivo, la desesperanza y la
desconfianza; el poco apoyo social percibido de instituciones públicas; la ansiedad y depresión; la poca asistencia
al psicólogo o psiquiatra, además de estresores como la situación económica y
de salud, se cuentan entre los factores que están impactando negativamente a
los habitantes del país.
En contraste, el estudio también muestra que la
mayoría de los ciudadanos son resilientes, se perciben optimistas, dicen contar
con la familia en momentos difíciles, se apoyan en la religiosidad, sienten que tienen control personal, quieren
participar en actividades sociales y se encuentran satisfechos con su propia
vida.
El estudio se levantó,
entre mayo y junio de este año, a partir de entrevistas telefónicas a
2.000 personas con edades comprendidas entre 19 y 90 años de edad,
participantes en la ENCOVI de 2022 y 2023. La muestra incluyó a mujeres (51%) y
hombres (49%) de la región capital,
central, andina, centroccidental, oriental, Guayana y Los Llanos. Entre los encuestados
participaron amas de casa, trabajadores del sector público, trabajadores de
empresas privadas, trabajadores independientes, jubilados, desempleados y
estudiantes.
PSICODATA 2024:
SABER QUÉ OCURRE EN EL PAÍS PARA TRANSFORMARLO
El objetivo de Psicodata es «presentar un retrato
psicosocial, basado en datos nacionales, para tomar decisiones y asumir
estrategias más efectivas en proyectos o iniciativas que toda organización o
población general quiera emprender y consolidar en Venezuela». Así lo define el
grupo investigador que realiza este estudio, único en su tipo, desde 2023.
Durante la presentación, el rector de la UCAB, Arturo Peraza S.J., señaló que la encuesta
-así como la ENCOVI y otras investigaciones desarrolladas por la institución-
está inscrita en la misión de la universidad, que «siente una gigantesca
responsabilidad por dar cuenta de lo que está ocurriendo en el contexto país y
por dar respuesta y encontrar soluciones a lo que está ocurriendo en el país»,
dijo.
«En cualquiera de nuestras investigaciones la pregunta
es cómo en Venezuela viabilizamos un camino que permita efectivamente que una
persona sea tratada con dignidad. Por eso esa investigación está ordenada
dentro de esa estructura de comprensión humanística y desde la perspectiva de
derechos humanos. (…) La universidad se hace una pregunta trascendente: ¿Cómo
está el ciudadano venezolano? Y lo intentamos de estudiar desde diferentes
dimensiones. Esta (la psicológica) es una fundamental y a veces olvidada (…) No
solo nos preocupa saber, sino transformar, cambiar y poner nuestro granito de
arena», señaló Peraza ante profesores, estudiantes, embajadores, representantes
de ONG y periodistas.
El grupo de investigadores de Psicodata -al igual que
el año pasado- estuvo conformado por el director de la Escuela de Psicología,
Danny Socorro, S.J.; la psicóloga y
decana de la Facultad de Humanidades y Educación, Luisa Angelucci; el doctor en
Ciencias políticas, psicólogo y docente, Ángel Oropeza; Adle Hernández,
psicóloga y directora de Extensión Social de la UCAB; Celibeth Guarín,
psicóloga, docente de la UCAB y secretaria general de la Federación de
Psicólogos de Venezuela, y José Eduardo Rondón, psicólogo, docente y
coordinador académico y de gestión en la Escuela de Psicología de la UCAB.
CLIMA
SOCIOEMOCIONAL COMPLEJO: ALEGRÍA Y DESESPERANZA EN EL AMBIENTE
De acuerdo con el profesor Ángel Oropeza, la
vulnerabilidad social es el foco de Psicodata. Y ésta se refiere a un conjunto
de factores del entorno que influyen en las reacciones conductuales de la
gente. A su vez, está relacionada con la posibilidad de sufrir trastornos
psicológicos y de salud.
Para determinar esta situación, la investigación
planteó una serie de preguntas
fundamentales a los encuestados en distintas dimensiones que incluyeron, entre
otras, la percepción sobre asuntos como ansiedad y depresión, factores
estresores, desesperanza, resiliencia, confianza en el otro, control personal,
religiosidad, apoyo familiar y social,
miedo colectivo, disfunción social y clima socioemocional.
Sobre este último, es decir, respecto a las emociones
colectivas predominantes en el contexto social del país, la encuesta encontró
percepciones positivas y negativas.
En lo positivo,
75,7% de la población afirmó que el ambiente es de esperanza, 60% lo
percibió como de solidaridad o ayuda mutua, 60% de tranquilidad para hablar y
54% de alegría. Sin embargo, solo 3 de cada 10 (33%) dijeron que el ambiente
general afectivo del país es muy bueno y 1 de cada 4 (14%) afirmó que la
situación económica es muy buena.
En lo negativo,
54% afirmó que el ambiente nacional es de miedo o ansiedad; la mitad
(50%) piensa que es de enojo, hostilidad y agresividad en la gente y, también,
50% opina que el estado de ánimo es bajo (tristeza, pasividad).
La desesperanza fue otro de los temas sobre los que se
pidió opinión. En este mismo ámbito, la mayoría de la población reportó bajo
(53%) o ningún (7%) nivel, mientras 38% refirió niveles moderados. Sin embargo, casi la mitad (49%) de las
personas con un nivel educativo bajo registró moderada o alta desesperanza, en
comparación con los de nivel educativo alto (32%).
Las amas de casa son las más desesperanzadas (59%), en
comparación con trabajadores públicos y privados (35%). Lo mismo ocurre con los
adultos mayores de 65 años: 57% tienen este sentimiento versus 28% de los
jóvenes entre 18 y 24.
Por regiones, los
habitantes de los estados andinos
y el Zulia presentan mayor percepción de desesperanza: Táchira, Mérida y
Trujillo reportaron 47,2% y Zulia 47%, esto versus los de región capital (35,5%) y Guayana (36,2%).
LA DESCONFIANZA
EN AUMENTO
En 2023, Psicodata alertó que 8 de cada 10 venezolanos
desconfía del otro. Un año después la cifra es aún más compleja: 89% considera
que no se puede confiar en la mayoría de las personas. De ese total, 62% cree
que la mayoría se aprovecharía de ellos si tuvieran la oportunidad y quienes
menos confían son aquellos entre 35 y 44 años. En contraste, los que más creen
que los demás pueden ser justos con ellos son los mayores a 55 años.
«Somos el país con mayor desconfianza en
Latinoamérica, el continente con más desconfianza del mundo», advirtió el
profesor Ángel Oropeza sobre estos números.
Los investigadores señalaron que la alta desconfianza
puede acarrear consecuencias negativas en la productividad, comunicación,
colaboración y el bienestar general dentro de cualquier comunidad u
organización.
Adle Hernández indicó que, ante este clima, es posible
y necesario reconstruir tejido social, entendiendo que las situaciones son
únicas y se deben enfrentar desde sus propias complejidades.
«Tenemos que estar, meternos en la comunidad, trabajar
con la gente. La confianza se construye trabajando con el otro, desde el
respeto, la dignidad humana y entendiendo que si nos comprometemos con algo eso
se debe cumplir y no generar falsas expectativas. El tejido y la confianza se
construyen estando con el otro y no aislándonos. Nos necesitamos los unos a los
otros», afirmó.
Oropeza mencionó que existen programas estructurados
de intervención psicosocial diseñados para revertir los efectos de este
problema, «aunque están pensados para grupos pequeños». Dijo que, a partir de acciones ya probadas,
«se podrían desarrollar estrategias adaptadas a cada contexto para mitigar los
niveles de desconfianza y promover el bienestar psicológico».
MIEDO
COLECTIVO, ANSIEDAD Y ESTRESORES: ALGUNAS CIFRAS DE ADVERTENCIA
De acuerdo con el informe de Psicodata, el miedo
difuso colectivo es la «vivencia experimentada por la percepción de un peligro,
cierto o impreciso, actual o probable, que la persona siente como amenazante
para él mismo o su grupo».
Aunque el estudio reveló que la mayoría de los
encuestados (54%) dice sentirlo en un nivel bajo y 9% no
percibe ninguno, casi cuatro de cada 10
(37%) sienten miedo moderado 0 alto ante situaciones de su entorno.
Destacó la encuesta que 6 de cada 10 venezolanos (57%)
sienten temor frente al uso de su información personal; a 4 de cada 10 (41%)
les da miedo dar su opinión en grupos desconocidos, pues no saben «quién puede
estar escuchando» , y 38% confesó que no protesta por temor a la represión.
La región con mayor miedo difuso es la andina (donde
45.6% de sus habitantes declaró sentirlo) y la que menos lo reportó es la
centroccidental (29.8%).
La ansiedad y depresión, como indicadores de malestar
psicológico, también se encuentran presentes en la población venezolana. Dos de cada 10 encuestados sienten niveles moderados (18%) o altos (2%)
de estos síntomas, asociados a problemas como pérdida de sueño, tensión y
agobio, inutilidad percibida, infelicidad, desconfianza en sí mismos y
minusvalía. 60% los reporta, pero de forma baja y sólo 20% no los percibe.
Por género, las mujeres presentan en mayor medida
estos síntomas respecto a los hombres (23% frente a 16%). Y en cuanto a
regiones, el Zulia y Oriente registran el mayor número de casos (23% de la
población).
La encuesta también reveló que 49% de los venezolanos han perdido el sueño a
causa de sus preocupaciones; 36% se ha sentido constantemente agobiado y en
tensión; 31% sintió que no puede superar
sus dificultades y otro 31% opinó que se ha sentido poco feliz y deprimido.
Respecto a a las fuentes de estrés, el aspecto económico ocupa el primer lugar
(47% así lo declaró); el tema de la salud es el segundo en la lista (23%) y le
siguen los problemas personales (15%), políticos (11%) y sociales (4%).
SOLO 1 DE CADA
10 VA AL PSICÓLOGO
Ante un panorama como éste, la asistencia al psicólogo
o psiquiatra debería ser significativa. Sin embargo, Psicodata halló que una
minoría (uno de cada 10) afirmó haber acudido a un profesional de la salud
mental en los últimos dos años: 9,65% lo hizo por cuenta propia y 1,15% como requisito laboral.
Los motivos de consulta reportados fueron depresión,
duelo, ansiedad, problemas familiares, problemas personales y razones médicas
asociadas a condiciones psicológicas. Quienes más asistieron a consulta fueron
aquellos entre 18 y 24 años de edad (17.3%).
Los investigadores alertaron que las razones son
múltiples, entre ellas los prejuicios y la dificultad de acceso. «El
reduccionismo no nos ayuda. Cuando uno va al barrio se da cuenta de que hay un
montón de gente que busca ayuda, ir al psicólogo, pero a veces se encuentra con
un acceso difícil. A nivel público es muy limitado el acceso, los costos en lo
privado también son una gran limitación. Además, el tema de los tabúes, los
mitos: ‘Solo va al psicólogo quien está loco’. Tenemos mucho por lo que
trabajar para que el venezolano tenga salud mental. Todos tenemos que articularnos»,
comentó Danny Socorro, S.J., coordinador del estudio.
FAMILIA Y RELIGIÓN COMO FUENTES DE APOYO.
PARTICIPACIÓN ALTA, EXCEPTO EN POLÍTICA
Además de los factores de riesgo, Psicodata da cuenta
de los elementos de protección de la salud mental del venezolano.
Dentro de los refugios reportados en la encuesta, la
religiosidad es uno de los más importantes: 85% reza o hace oraciones
personales siempre o casi siempre, y 55%
asiste al culto de su religión.
La familia, además, constituye el pilar fundamental de
los ciudadanos ante las situaciones críticas: 88% manifestó sentir respaldo
alto o moderado de su núcleo sanguíneo en momentos de dificultades.
En momentos complicados, los venezolanos también se
sienten respaldados emocionalmente por los amigos (72.8% así lo manifestó) y
los vecinos (58.4%). Entre las
instituciones, las organizaciones
religiosas son las que se perciben como que más apoyo prestan (45.3%), seguidas
por los compañeros de trabajo (40.3% de los encuestados así lo afirmó),
organizaciones educativas (26.9%) y organizaciones sociales (23.9%).
En contraste, solo 16% de los ciudadanos piensan que
pueden contar con las organizaciones
gubernamentales para resolver una situación de crisis, 14,9% cree que las
organizaciones políticas pueden ayudarles y 13,7 afirma que la empresa privada
puede respaldarlos (13.7%).
Más allá de esto, la oportunidad de involucrarse en
diversos tipos de iniciativas de su entorno sigue siendo importante para la
mayoría. De hecho, ocho de cada 10 están interesados en participar en
actividades recreativas (85%), de crecimiento espiritual (80%) y sociales
(78%).
«Contrario al cliché de muchos de que este es un país
que tiró la toalla, que no quiere participar en nada, los datos demuestran lo
contrario. El venezolano está dispuesto a participar», apuntó Ángel Oropeza.
Sin embargo, el estudio revela que solo 25% quiere
formar parte de actividades políticas.
De este grupo, los empleados públicos son los que más se involucran
(34%), mientras solo 19% de los
trabajadores de empresas privadas lo hacen.
CONTROL Y
AFRONTAMIENTO: ALGUNOS DATOS
El venezolano, destaca Psicodata 2024, no tiene
disfunción social, caracterizada como la incapacidad para realizar las
actividades diarias y enfrentar adversidades producto del malestar psicológico.
Así lo percibe 97% de los encuestados, que reportó
valores bajos o nulos de este problema. En contraste, 11% confesó que no se
siente razonablemente feliz considerando todas las circunstancias, 10% afirmó
que no está jugando un papel útil en la vida y 8% expresó que no ha sido capaz
de disfrutar de sus actividades diarias.
De cara a los problemas a los que debe hacer frente,
los encuestados cuentan con diferentes estilos de afrontamiento, «un conjunto
de estrategias para manejar situaciones difíciles o estresantes».
Entre otras herramientas, el venezolano (61%) busca
siempre el lado positivo de lo que ocurre; 59% reportó el humor como mecanismo
y 56% manifestó que siempre o casi
siempre se critica y culpabiliza por lo que pasa.
Llama la atención que 40% (es decir, cuatro de cada
10) recurre siempre o casi siempre a la negación de los problemas, mientras 28%
manifestó que nunca aplica el desahogo como método de afrontamiento, es decir,
tres de cada 10 no expresan sus sentimientos negativos. Los hombres son los que más apelan a esta
represión (34%) versus 24% de las mujeres.
En cuanto al locus de control externo (percepción de
que los eventos de la vida son manejados por fuerzas externas, como el azar y
personas con poder) Psicodata encontró
que 39% de los venezolanos, es decir, 4 de cada 10, considera que el azar es
responsable de lo que ocurre en su vida (en un nivel moderado o alto).
Según la investigación, los encuestados respondieron
afirmativamente a premisas como éstas: «Como yo soy sortario, siempre las cosas
me salen bien» (44%), «tener pocos o muchos amigos depende del destino de cada
uno» (48%) o «he descubierto que, si algo va a suceder, ello sucede
independientemente de lo que yo haga» (61%).
RESILIENCIA Y
SATISFACCIÓN CON LA PROPIA VIDA
A pesar del panorama complejo -sobre todo por los
indicadores de aspectos psicosociales negativos- el venezolano se considera a
sí mismo como resiliente, es decir, con capacidad para desarrollar habilidades
adaptativas en entornos hostiles y adversos.
Esta característica es reportada por 98% de los
encuestados (75% dice tener resiliencia moderada y 23% alta). Solo dos de cada
10 venezolanos dicen no poder adaptarse.
Adicionalmente,
96% se considera una persona fuerte cuando se enfrenta a los retos y dificultades
de la vida; 95% cree que puede lograr sus objetivos, incluso si hubiere
obstáculos, y 93% se siente capaz de adaptarse ante los cambios.
También, la mayoría de los venezolanos se consideran
optimistas, es decir, anticipan resultados favorables. En este sentido, 6 de
cada 10 cuentan con un optimismo moderado y 33% lo reportan como alto, mientras
apenas 4% dice ser poco optimista.
Por otra parte, 75% de los participantes destacaron
que perciben un nivel moderado de satisfacción global con su vida. En este
ámbito, 86% cree que hasta ahora ha
conseguido en la vida las cosas que considera importantes.
«En América Latina hemos tenido los promedios más
altos del mundo. No se trata de una evaluación global del contexto o de que las
personas voltean a otro lado respecto a lo que ocurre alrededor. Aquí, el
encuestado está evaluando su propia vida, sus experiencias. Y el que sea alto
está asociado a fortaleza psicológica», comentó Ángel Oropeza sobre estos
resultados.
Además, 8 de cada 10 ciudadanos dijeron sentir que
tienen control personal. Esto equivale a la creencia personal sobre la libertad
de elección y dominio, y el efecto de esto sobre sus vidas. En términos
etarios, el grupo de 55 a 64 años de edad se ubicó en los peldaños más altos en
esta categoría (39.2%), mientras los jóvenes entre 18 y 24 se ubicaron en los
inferiores (23%).
TODOS SOMOS
VULNERABLES: LA PROPUESTA DE PSICODATA PARA ENFRENTARLO
Partiendo de los indicadores obtenidos de las
respuestas de los encuestados, los investigadores de Psicodata establecieron el
Índice de Vulnerabilidad Psicosocial que existe en el país, el cual está divido
en cuatro categorías: baja, moderada baja, moderada alta, y alta.
Según el cruce y análisis de datos, solo 10% de la población nacional presenta un
nivel de vulnerabilidad bajo, mientras el resto (90%) atraviesa situaciones que
afectan o influyen en la probabilidad de padecer problemas de salud física o
psicológica. De este grupo, 23% se ubica en el grupo de vulnerabilidad moderada
alta o alta y 67% están en condición de vulnerabilidad psicosocial moderada
baja.
Por género, las mujeres son las más afectadas (25%
registra vulnerabilidad moderada alta) versus el 19% de los hombres. Por
ocupación, las amas de casa son las más vulnerables (23%) y los desempleados le
siguen con 19%.
Frente a esta compleja realidad emocional de luces y
sombras, los investigadores presentaron
cinco propuestas al país:
- Llevar la salud mental de un tema personal a uno de salud pública en todas las instancias de la sociedad.
- Adelantar un programa nacional de prevención del suicidio.
- Desarrollar programas de auxilio psicológicos (PAP) en organizaciones e instituciones, para ayudar en los primeros momentos a personas afectadas por una emergencia o evento traumático.
- Ejecutar programas de atención y fortalecimiento de la salud mental en empresas.
- Adelantar programas de fortalecimiento de la ciudadanía y la reconstrucción del tejido social, que incluyan el empoderamiento de la población como agente activo de salud mental y su sensibilización para el establecimiento de relaciones interpersonales fundamentadas en los valores de respeto, honestidad, solidaridad y empatía.
«Estamos sanando, pero estamos heridos. El venezolano
es resiliente, pero es vulnerable a la vez. El principal objetivo que tenemos
es que nos unamos todos para construir el camino que nos lleve a hacer de la
salud mental un tema de salud pública. Psicodata es la importante fotografía
para no improvisar, sino para seguir luchando y abriendo caminos y construyendo
la Venezuela que queremos», concluyó el director de la Escuela de Psicología
UCAB, Danny Socorro.
El informe de resultados de Psicodata 2024 está
disponible haciendo clic en este enlace: https://psicologia.ucab.edu.ve/psicodata-2024/
Para conocer más acerca de las actividades de la
Escuela de Psicología UCAB, los interesados pueden seguir su cuenta en redes
sociales: @psicologia_ucab.
Texto: Grace Lafontant León/Fotos: Manuel Sardá (Comunicaciones UCAB)
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