Faltan
pocos días para que la Iglesia Católica en Venezuela celebre los 125 Años de su Consagración al Santísimo Sacramento. En razón de ello, Pedro Reinaldo Bravo, presenta un
hermoso artículo de todo el proceso que conllevó a la consagración de nuestro
país al preciado sacramento de la fe cristiana
Publicado el 24 de junio de 2024
El próximo 2 de julio del presente año 2024 se cumplirá 125 años de la Consagración de Venezuela al Santísimo Sacramento, ceremonia litúrgica que se realizó en la Catedral de Caracas el 2 de julio de 1899, presidida por Monseñor Críspulo Uzcátegui, Arzobispo de Caracas y a partir de ese día nuestra nación es la República de Jesús Sacramentado porque Venezuela le pertenece a la Eucaristía, sacramento por excelencia instituido por el mismo Cristo.
El Sacramento de la Eucaristía
La
Eucaristía que significa acción de gracia es el sacramento instituido por
Jesucristo el Jueves Santo mientras celebraba la Última Cena con los apóstoles:
Mientras comían tomo pan, pronunció la bendición, lo partió y lo dio a sus discípulos, diciendo: “Tomen y coman; esto es mi cuerpo.” Después tomó una copa, dio gracias y se la pasó diciendo: “Beban todos de ella: esto es mi sangre, la sangre de la Alianza, que es derramada por muchos, para el perdón de los pecados. (Mt. 26, 26-28).
En la
Eucaristía conocida también como Santa Misa, el Redentor está verdadera y
realmente presente en cuerpo, sangre, alma y divinidad en las especies del pan
y vino consagradas por el sacerdote durante la celebración, y se actualiza su
único sacrificio en la cruz de manera incruenta para la salvación del mundo. Se
entrega como alimento espiritual de la humanidad para la vida diaria y luego se
queda en el sagrario y en las exposiciones para la adoración y oración.
Por
tales motivos el Papa San Juan Pablo II en su Encíclica Ecclesia de Eucharistía refiere:
La Eucaristía, presencia salvadora de Jesús en la comunidad de los fieles y su alimento espiritual, es de lo más precioso que la Iglesia puede tener en su caminar por la historia.
El
Santo Padre nos enseña que la Eucaristía es el gran tesoro a la que hay que
amar porque este sacramento que es también el misterio del amor de Dios, Cristo
está real y sacramentalmente presente para estar cerca de su pueblo,
acompañarlos en su caminar terrenal hacia el encuentro con Dios en la vida
eterna.
Los Beatos Venezolanos y la Eucaristía
Ante
la grandeza de la Eucaristía todos los santos y beatos de la Iglesia profesaban
un gran amor en todo momento. A pesar de sus grandes ocupaciones asistían y participaban
tanto de la Misa dominical como también en la semana, y buscaban tiempo para visitar
al Señor en el sagrario para adorarle, hablarle y tener consuelo y fortaleza
ante las dificultades de la vida.
En
Venezuela nuestros beatos venezolanos no eran la excepción: la Beata María de San José
quien fundó la Congregación Agustinas Recolectas del Corazón de Jesús, y fue
superiora de la misma durante 59 años, participaba en la Santa Misa con
devoción, buscaba tiempo para visitar y orar ante Jesús Sacramentado, elaboraba
las hostias con cariño y las distribuía gratuitamente a los sacerdotes. Sus
escritos espirituales están llenos de expresiones de amor hacia la Eucaristía.
La
Beata Candelaria de San José
profesó un gran amor al Santísimo Sacramento desde joven y posteriormente como
fundadora y superiora de la Congregación de las Hermanas Carmelitas Venezolanas.
Buscaba tiempo en medio de sus responsabilidades para estar en oración ante Jesús
en el sagrario y participaba en la Eucaristía con mucha devoción.
La Beata Carmen Rendiles
también profesó durante su vida un gran amor a la Eucaristía. La congregación Siervas
de Jesús que ella fundó tiene como carisma el culto y adoración a Jesús Hostia como
también ayudar a los sacerdotes en sus obras de apostolados y elaborar las
hostias para las celebraciones eucarísticas.
El Beato José Gregorio Hernández
Cisneros en medio de sus ocupaciones como médico y profesor
universitario, asistía y participaba en la Eucaristía todos los días en la
mañana y comulgaba diariamente. En cualquier momento del día entraba a Santa
Capilla en el centro de Caracas para orar ante el Santísimo Sacramento que
estaba expuesto durante todo el día para la adoración de los fieles.
Los
demás venezolanos que están en proceso de beatificación y canonización también
se distinguieron por su amor a la Eucaristía entre ellos tenemos a Monseñor
Salvador Montes de Oca quien fue segundo Obispo de Valencia en Venezuela. Luego
ingresó en la Orden de la Cartuja en Italia y murió mártir durante la segunda
guerra mundial el 6 de septiembre de 1944. Este gran Obispo vivió
circunstancias muy difíciles y expresó lo siguiente: “…me queda el consuelo que por donde vaya, habrá un altar, sobre el altar
un sagrario, y dentro del sagrario un Amigo que no me traiciona”.
El presbítero Juan Bautista Castro y la
Eucaristía
En la
historia eclesiástica de Venezuela hubo muchos sacerdotes que se distinguieron
por su amor a la Eucaristía, piedad y celo pastoral, entre ellos el presbítero
Juan Bautista Castro quien promovió el culto y adoración a Jesús Sacramentado y
la Consagración de Venezuela al Santísimo Sacramento.
El
padre Castro nació en Caracas el 19 de octubre de 1846, estudió en el Seminario
Santa Rosa de Lima de Caracas y fue ordenado sacerdote el 25 de diciembre de
1870 en Barcelona, estado Anzoátegui por Monseñor Silvestre Guevara y Lira, arzobispo
de Caracas, cuando el prelado iba a realizar su viaje al destierro en la isla
de Trinidad impuesto por Antonio Guzmán Blanco.
Su
ministerio sacerdotal lo ejercicio en La Guaira, La Victoria, Maiquetía y
Caracas. En la capital de Venezuela fue Rector de la Escuela Episcopal como
alternativa para la formación de los futuros sacerdotes ante el cierre de los
seminarios por el presidente Guzmán Blanco. Fue el cofundador del diario “La
Religión” el cual se convertiría en el
decano de la prensa nacional.
Por su amor a la Eucaristía estableció en Caracas la Adoración Perpetua del Santísimo Sacramento en 1882, comenzando en la Iglesia de Las Mercedes y al año siguiente tuvo que ser trasladada a Santa Capilla que fue construida para ser Santuario Eucarístico.
En
1885 es nombrado Rector de Santa Capilla y Director de la Adoración Perpetua.
Luego, en el año 1896, fundó la Congregación de las Siervas del Santísimo
Sacramento teniendo como carisma el culto y adoración a Jesús en la Eucaristía.
El
Papa Pío San Pío X lo eligió Arzobispo Coadjutor de Caracas el 28 de octubre de
1903 y el 6 de enero del año 1904 recibió la consagración episcopal en Roma. A la
muerte de Monseñor Críspulo Uzcátegui, acaecida el 31 de mayo de ese año, asume
como el octavo arzobispo de Caracas realizando también una gran labor pastoral
entre ellas convocó el primer Congreso Eucarístico en Venezuela que se realizó
en Caracas a finales de diciembre de 1907.
Monseñor
Juan Bautista Castro fue también amigo y director espiritual del Beato José
Gregorio Hernández Cisneros y falleció en Caracas el 7 de agosto de 1915
La Consagración de Venezuela al
Santísimo Sacramento
Debido
a los difíciles acontecimientos que tuvo que vivir Venezuela durante el siglo
XIX a causa de las guerras de independencia y federal, las revoluciones civiles,
y el anticlericalismo de Antonio Guzmán Blanco durante su gobierno, el Padre
Castro motivado por su amor a la Eucaristía promovió la Consagración de Venezuela
al Santísimo Sacramento como respuesta y fortalecimiento de la fe ante las
dificultades.
Para
lograr la consagración se formó una junta nacional presidida por el doctor Francisco Izquierdo Martín quien
presentó la propuesta a los Obispos de Venezuela la cual fue aprobada por
unanimidad y el domingo 2 de julio de 1899 se realizó la ceremonia con
solemnidad en la Catedral de Caracas, presidida por Monseñor Críspulo Uzcátegui
quien leyó ante el Santísimo el Acto u Oración de Consagración compuesta por el
mismo padre Juan Bautista Castro.
Importancia de la Consagración al
Santísimo Sacramento
La
Consagración de Venezuela al Santísimo Sacramente es de gran importancia porque
nuestra patria le pertenece a la Eucaristía por ser el sacramento por
excelencia donde está real y verdaderamente presente Jesucristo en el pan y
vino consagrados por el sacerdote durante la celebración eucarística.
Por
tales motivos el estar consagrado a Jesús Sacramentado significa que
reconocemos a Cristo como Dios, Rey y Señor y está por encima de todo y por lo
tanto es el único a quien ponemos y entregamos nuestras vidas y destinos y es
lo que menciona en el Acto de Consagración cuando dice: “Tú eres nuestro Dios, y no tendremos otro
alguno delante de ti, en tus manos ponemos nuestra suerte y con ella los
destinos de nuestra patria”.
En la
misma oración se pide a Jesucristo que la Eucaristía reine en toda Venezuela por ser la nación perteneciente al Santísimo
Sacramento: “Levanta bien alto tu
trono en nuestra República, a fin de que en ella te veas glorificado por
singular manera y sea honra nuestra, de distinción inapreciable, el llamarnos
la República del Santísimo Sacramento.
El
amor a la Eucaristía
Que la celebración de los 125 años de la
Consagración de Venezuela al Santísimo Sacramento sea motivo para conocer y
amar a la Eucaristía, sacramento en que Cristo se quedó hasta el fin de los
tiempos para acompañarnos y darse como alimento espiritual. Por lo tanto la
doctrina de la Iglesia Católica sobre la Eucaristía es muy hermosa por la que estamos
invitados a leer para formarnos y valorar la grandeza del sacramento que es “la
fuente y culmen de la vida cristiana” como lo señaló el Concilio Vaticano II en
Constitución Dogmática sobre la Iglesia.
El amor a la Eucaristía es también el
llamado a la conversión y a la fidelidad a Dios y a la Iglesia. Por tal motivo debemos tener
en cuenta que el mismo Jesús presente en la Eucaristía es el mismo quien
predicó el Evangelio, fundó la Iglesia Católica y redimió a la humanidad del
pecado por su Pasión Muerte y Resurrección y nos invita aceptar su plan de amor
y salvación.
Venezuela es la República del Santísimo
Sacramento, por lo tanto.es con el amor a Dios presente en la Eucaristía y con
la práctica de los valores cristianos se construye un país por caminos de
justicia, paz y progreso cristiano.
Nota: Los datos biográficos en lo referente a la vida de Monseñor Juan Bautista Castro fueron tomados del libro “El Arzobispo Castro A La Sombra Refrigerante de la Divina Eucaristía” del presbítero Ramón Vinke
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