Fray Marcos García, es un religioso
dominico venezolano que se abrirá paso en Master Chef, desde el próximo lunes 27
de marzo. Quiere demostrar la presencia de Dios en las ollas y fogones. Un
nuevo reto por superar
Publicado el 24 de marzo de 2023
¿Qué busca un sacerdote en Master chef?, le pregunta Pepe Rodríguez a fray Marcos García, en el video promocional de la undécima versión del famoso reality show culinario de España. La respuesta fue inmediata, precisa y convincente: Santa Teresa de Jesús que decía: en los pucheros y las ollas también está Dios.
La temporada 11 se estrena el lunes
27 de marzo por RTVE (La 1) y el 28 de marzo será la segunda entrega en un
nuevo formato llamado “XL” que implica mayor cantidad de participantes.
Seguramente logrará cifras récord de audiencia, ya que las nuevas normas y
estrategias lo harán altamente competitivo, según sus organizadores.
Y sí, allí estará el sacerdote
venezolano Marcos Julio García Sánchez, fraile dominico de la Orden de los
Predicadores, de 44 años de edad. Un apasionado de la cocina.
Después de recibir más de 70.000 solicitudes, vosotros formáis parte de los 1.000 mejores de toda España, resalta el anuncio oficial.
Fray Marcos no perdió tiempo y replicó
el aviso aunque sin entrar en detalles en sus redes sociales donde con el
tiempo se ha convertido en algo más que un “influencer” llamado “Mi amigo el fray”. Su pasión por la cocina, seguramente le dará una
gran confianza para enfrentar las exigencias del nuevo formato de la
competencia culinaria.
“Antes que religioso fue primero cocinero”, escribe de él Mater Mundi TV, un canal citado por Aleteia ante el interés de conocer quién es el arriesgado sacerdote venezolano.
Una premisa: la participación de Marcos García en el programa de RTVE, será otro reto superado como ha sido su caminar junto a Dios en la vida.
Enamorado de Dios y del periodismo
Fray Marcos nació en Mucuchíes,
estado Mérida (Venezuela), en abril de 1978. Su vinculación temprana con la
Orden de los Predicadores (OP) viene de sus tiempos como alumno del colegio
“Perpetuo Socorro” dirigido por las dominicas venezolanas de Santa Rosa de Lima
en su pueblo. Allí descubre su deseo de donar su vida a Dios.
Con 17 años y apenas terminado el
bachillerato, ingresó a la Orden en el año 1995. Explica que en un principio no
quería ser sacerdote, sino vivir como San Martín de Porres cuya historia
conoció en el primer libro que leyó. Quería ese estilo de vida.
Yo ingresé a la Orden en el año 95, y en el año 99 me enamoré de una manera -como si me hubiese enamorado de alguien- del periodismo. Porque una chica de mi pueblo con la que mi hermana estudió toda la vida, comienza a salir como corresponsal de Mérida para un canal que luego cierra el gobierno Chávez, Radio Caracas Televisión.
Luego de esto fray Marcos García,
experimentando una especie de “crisis vocacional”, le dijo a su superior que lo
dejaran terminar filosofía, y que, en lugar de teología, estudiaría
comunicación social. Argumentaba que podría vincular el periodismo con su
vocación religiosa. “¿Se imagina Usted, con el hábito narrando noticias o
cuando diga: reportó para ustedes fray Marcos García…?”, le comentaba.
Tomó la decisión de salir de la
congregación. “A veces no escuchamos al Señor que es la voz que tenemos que
escuchar en medio de la tormenta”, describe sobre aquel instante en que
deja a su primer amor.
Después Marcos estudia comunicación
social y vive nuevas experiencias. “Fui recepcionista de un hotel, profesor,
cantante de boleros en un piano bar, vendía pan integral, daba clases de king
boxing, gimnasio, bailoterapia, artes marciales y en cuanto evento cultural
había”. Hizo de todo para ayudar a su familia y pagar sus estudios.
A sus 44 años, fray Marcos considera
que aquello “fue un momento de purificación”. Por eso agradece las oraciones y
el rezo del Santo Rosario “por las hermanas y hermanos (de vida consagrada) que
están pasando por crisis. No se lo deseo a nadie”. Y en tono de entrega a Dios,
dice: “El Señor tiene sus caminos que no son los míos”.
Un choque muy duro lo regresa a la
Orden
Pese a sus nuevas experiencias, actividades
musicales y comerciales que le dejaban buena “pasta” desde las cabinas
mediáticas y los escenarios, Dios le seguía llamando.
Eso te ayuda de alguna manera para ir abriendo camino. Pero siempre estaba en convivencias, en retiros y trabajaba en un canal de televisión cuando nombran promotor vocacional a un compañero de cuando ingresé a la congregación, expresó.
“Cuando Dios se enamora no descansa
hasta que seamos de él”, narra el dominico parafraseando a San Agustín. “Un día mi amigo el
fraile me pregunta, ¿Marquitos y ahora qué? Ya te graduaste”. Razona que
Dios se vale de todos los detalles.
En ese tiempo, hace 16 años, Marcos
García estaba a ocho días de recibir el título de periodista. Sus familiares
regresan de la misa de acción de gracias y sufren un accidente de tránsito,
donde falleció la “Nana”. Ella crio a la madre del fraile, a él y a sus
hermanos.
“Yo cubría sucesos para ese canal de
televisión”. Recuerda que cuando llegó al lugar del accidente la ve en el piso
cubierta con una sábana. También llegan los bomberos y preguntan: “¿Dónde
están las cámaras?”. Alguien comentó: “No, es la abuelita de él”.
Reconoce que este hecho “fue un
golpe bastante duro, pero de mucho aprendizaje, donde la fe tambalea para
después quedarse mucho más firme y tener una base más sólida”.
Dios sí lo veía como sacerdote
Volvamos atrás con el testimonio de
Marcos García. Ante la insistencia de su amigo religioso, regresa a la Orden y
dura dos años y medio en San Cristóbal, trabajando como pastoralista en un colegio.
De allí lo envían a estudiar teología primero a Bogotá y después en Medellín,
aunque insistía ante el superior en que no se veía cómo sacerdote.
Bueno, yo no me veía como sacerdote, pero Dios sí. Para mí el ser sacerdote revestía de algo especial. Eso no lo entendía. Fíjate todo lo que el Señor llamó y llamó.
Más adelante comentó el significado
de esa donación total a Dios:
Tú puedes ser el hombre más pecador del mundo, pero In persona Christi, es Cristo. El sacramento es santo no por el sacerdote y no depende de la santidad del sacerdote sino de la santidad de quien nos ha dejado ese sacramento que es Cristo. Y Cristo se hace presente allí; Cristo se hace persona allí a través de tus manos que, sin mérito alguno propio, el Señor las ha escogido y a través del Obispo te ha consagrado sacerdote.
Durante su estancia en Colombia realiza simultáneamente trabajos periodísticos y participa en la organización de actividades y equipos de comunicación vinculados a la iglesia.
Cerca de los
tres años, es llamado nuevamente a Venezuela y esta vez sufre una nueva
dificultad, pero no es vocacional sino de salud. Varias hernias en su espalda
le crean una situación que se empeoró por la crisis humanitaria y sanitaria del
año 2016.
Sale nuevamente hacia Bogotá con
permiso de usar el hábito, aunque prefirió no hacerlo. Comienza a trabajar como
periodista en la cadena NTN-24, y de nuevo las puertas del éxito se vuelven a
abrir económica y socialmente, pero también volvía la nostalgia vocacional. “De
nuevo purificación, puliendo el Señor los dones”, rememora.
Cuando caducó el contrato en NTN-24
regresa a Venezuela a pesar de seguir teniendo el permiso otorgado por la
congregación. “Yo quiero regresar ya”, le dijo al superior general que
visitó el país, refiriéndose a su reincorporación a la Orden de los
Predicadores. Este le responde: “Le tengo una propuesta en la que usted
trabajará con redes sociales, tecnología y medios. Yo lo voy a mandar lejos, a
Ávila, España”.
“¿Por qué no te has ordenado
sacerdote?”
Así fue enviado en enero de 2020 al
histórico monasterio de Ávila. A los pocos días de su llegada a España se
desata la pandemia del Covid 19, que azota mortalmente al mundo entero. Pero se
va adaptando a sus nuevas responsabilidades y adicionalmente rememora los
grandes santos de la iglesia que pasaron por el convento dominico.
Entre sus motivaciones buscó la
serie Teresa de Jesús (1984), protagonizada por Concha Velasco. Dice que
arrodillado en sus oraciones sentía como si la Doctora de la Iglesia
católica le pregunta: “¿Por qué no te has ordenado sacerdote?”.
El 15 de noviembre de 2020, con 42 años de edad fue ordenado diácono transitorio por monseñor José María Gil Tamayo, obispo de Ávila.
La ceremonia fue casi a puertas cerradas por la pandemia. Se sentía
alegre pero la imposibilidad de que su madre no asistiera a la ceremonia de
ordenación sacerdotal, parecía generar un quiebre emocional. Aquí llegó la
plena madurez vocacional en la vida de Marcos García.
Se dirige al superior y pide
posponer la fecha de ordenación. “¿Otro tiempo?”, le responde el
superior. A su vez. Éste le pregunta: “¿Hay vuelo de España para Venezuela? No
¿Hay vuelos de Venezuela para España, su madre puede venir? No ¿La pandemia
está controlada? No. Haga la carta. No haga esperar más al Señor”.
No hubo manera de evadir el
siguiente paso en su vida y dice que le costó mucho.
Con llanto a las tres de la madrugada ante el Santísimo, escuché a la voz de la conciencia que es la voz de Dios dentro de nosotros cuando verdaderamente la escuchamos; escuché ese Dios de misericordia acariciando el alma, que decía: ‘Tantos años te he esperado, tantos años dejé que lo hicieras a tu manera, déjame a mí hacerlo ahora a la mía’. Es que a la manera de Dios duele mucho porque no entendemos.
Así, el 24 de mayo de 2021, fue ordenado sacerdote por monseñor Gil Tamayo.
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