El presidente
de CONINDUSTRIA enfrenta la dura realidad de Venezuela con una actitud positiva.
Es la convicción del emprendedor y creyente católico que viene desde abajo y
dirige al importante gremio, tratando de influir para superar la crisis,
aseguró en conversación con Aleteia
Publicado el 24 de enero de 2023
Los obispos de la Conferencia Episcopal Venezolana (CEV) escucharon una exposición social y económica impartida por Luigi Pisella, presidente de la Confederación Venezolana de Industriales, CONINDUSTRIA. Se trata de un importante vocero que busca influir para que se entienda la crisis del país suramericano y se pueda superar.
Luigi Pisella
nació en Caracas y desde chico vivió en el oeste de la ciudad que, con sus
entramados barrios, rodean una exitosa zona industrial en Catia, Propatria y
otros lugares. En esas barriadas Luigi jugaba con los amigos, alimentando el
sueño de ser empresario.
Había sido
invitado a la asamblea por monseñor Raúl Biord Castillo, secretario general de
la CEV y obispo de La Guaira. Expectante a la lectura de su hoja de vida, el 7
de enero, se detuvo al lado de una proyectada imagen del beato José Gregorio
Hernández Cisneros.
Dijo sentirse “orgulloso
de que su primera aparición gremial de 2023, sea ante los obispos”; y
días después ratificó su ponencia en una conversación con Aleteia.
Ante las caídas y heridas, siempre tenía, igual que ahora, una petición para hacerle al doctor José Gregorio Hernández. En mi casa siempre hemos sido católicos, expresó.
“¿Venezuela,
realmente, se está arreglando?”
Algunas
preguntas revoloteaban en el ambiente durante su exposición: ¿Qué ocurrió en
Venezuela durante el año 2022 y qué perspectiva existe para 2023? ¿Venezuela,
realmente, se está “arreglando” como difunden el gobierno y algunos
“influencers”? ¿Qué propone el sector empresarial para mejorar al
país?”. De manera sencilla y amplia fue respondiendo.
CONINDUSTRIA le
genera a Venezuela 83 por ciento (83%) del Producto Interno Bruto en lo que
respecta al sector manufacturero”, esbozó a las primeras de
cambio. Luego abrió paso a su visión positiva de Venezuela, “comparada con el
año anterior".
Suena extraño en nuestro contexto país, decir que la industria tiene siete trimestres consecutivos creciendo. Empezamos a crecer en el año 2021 y en el año 2022, expresó afianzado en “encuestas certificadas” y publicadas en el portal del gremio. “Son avaladas por varios organismos multilaterales”, aseguró a los prelados y ratificó para Aleteia.
Ante “este
crecimiento”, no obstante, advierte: “se presta a confusión porque en
muchos casos decimos, ¿cómo es eso que tenemos siete trimestres consecutivos
creciendo? ¿Venezuela se arregló? Es la pregunta que me hacen muchos amigos”.
Pisella:
“Poquito vamos a ir ganando peso”
Luigi Pisella
sabe que el lenguaje económico no es de fácil manejo. De allí que, uno de los
ejemplos presentados ante la CEV sobre la realidad nacional, encontró un eco de
aceptación entre los asistentes al Teatro Don Bosco de Altamira.
“Venezuela
era una persona que pesaba 100 kilogramos. Hace siete años perdió 75 kilogramos
de peso. En el año 2020 estábamos en 25 kilos de nivel corporal. En el año
2021 el PIB alrededor de un 4%, creció, y eso nos ubica en unos 26 kilitos. Y
el año 2022, más o menos crecimos un 10%, es decir, estamos en 30 kilogramos de
peso. Eso es lo que es la Venezuela de hoy en día. ¿Nos hemos recuperado?
No, para nada; pero sí tenemos un camino donde poquito a poquito vamos a ir
ganando peso”, expuso Pisella.
Citó una
encuesta de CONINDUSTRIA de 2022, donde el 64% de los afiliados expresó haber
producido y vendido un poco más que en el mismo trimestre de 2021.
Pasamos de una capacidad instalada en el último trimestre del año 2022, del 31% al 38% de utilización. ¿Esto es bueno o es malo? Bueno, en el 2020 estábamos 19%, hoy en 38,5%; pero si nos comparamos con países hermanos como Colombia y Brasil, trabajamos en el 82% de su capacidad instalada. Esto es el camino que tenemos que ir recorriendo.
¿Cuánto gana un
trabajador de las empresas privadas?
Respecto a los
trabajadores de las empresas vinculadas a CONINDUSTRIA, en contraste
con los empleados públicos, jubilados y pensionados del seguro social, afirmó
que un 68% logró mantener su capacidad de empleo y un 20%, lo aumentó.
“Esto trajo
como consecuencia inmediata y positiva la remuneración de nuestros trabajadores
a dólares. Ellos hoy reciben un ingreso en dólares o su equivalente en
bolívares a la tasa cambiaria para el momento de su pago. Durante el último
trimestre pasamos de 150 dólares promedio en lo que es el sector obrero o
sector operativo a 171 dólares”, acotó. “¿Esto es bueno?, se preguntó. Su
respuesta: “No. No es bueno”.
“Definitivamente
tenemos que seguir avanzando de manera tal que el poder adquisitivo de nuestra
gente que es nuestra primera preocupación, se vaya recuperando y vaya acorde
con los ingresos que deben obtener para así cubrir no sólo su sustento diario
sino todo lo que merecemos nosotros los trabajadores, y darle sentido a la
remuneración”.
¿Por qué se
vino abajo la industria nacional?
Pisella recordó
que en el año 2013, el PIB de Venezuela llegó a 322.000 millones de dólares,
razón por la cual hubo endeudamientos. “Esto trajo como consecuencia que
importamos cerca de 66.000 millones de dólares con una moneda subsidiada”.
“Nadie se quejó
porque todos éramos felices: importamos todo, teníamos un salario mínimo,
sueldos que daban para todo. Los productos importados eran regalados, pero la
industria nacional se vino abajo. Teníamos cerca de 12.700 industrias, ahora
tenemos 2.200. Cuando se acabó el subsidio generado por el petróleo nos dimos
cuenta porqué éramos pobres. No teníamos ni para comer y la industria para
pagar mejores salarios”.
Explicó que
todavía Venezuela no está en el punto donde la tasa cambiaria equilibre la
inflación. “Esto es un factor que nos hace ser menos competitivos”. Si no se
corrige paulatinamente, seguirá generando distorsión. “Es decir, si la
inflación en un mes fue de 3%, la tasa cambiaria debe acercarse a ella de
manera tal de no generar distorsión”.
Comentó que la
pobreza en Venezuela la está causando la inflación, no es la devaluación.
“Hay mucha
gente desprotegida porque sus ingresos son en bolívares. Muchos trabajadores
del sector privado pueden paliar la situación y no se ven afectados
directamente porque sus ingresos son en dólares”.
En cambio, el gran problema, son las personas que reciben sus ingresos en bolívares: los pensionados que son muchísimos y los empleados públicos como los médicos y educadores a los cuales les tenemos que prestar mucha atención.
Algunas
propuestas
Como una manera
de responder positivamente a este contexto, Luigi Pisella propone que “la
tasa cambiaria debe ir a la par de la inflación”. De esta manera, “ambos
productos competirían en igualdad de condiciones”. También sugiere que “el
Estado debe equiparar sus ingresos con sus egresos que es lo que nos está
causando la inflación”.
El empresario
habló de “los excesivos tributos fiscales y parafiscales que nos hacen ser
menos competitivos”. Como ejemplo habló de las estampillas del estado
Aragua para sacar los permisos de bomberos. “En el año 2021, una empresa que
pagaba 200 dólares, hoy puede pagar 10.000 o 20.000 dólares; la que pagaba 360,
tenemos un caso en el que una empresa pagó 1.200.000 dólares por un sello que
se saca una vez y anualmente”.
Propone
corregir el Impuesto a las Grandes Transacciones Financieras (IGTF) porque
funciona como una cascada, ralentiza el crecimiento de las empresas y dispara la
inflación.
“Arranca en la
producción con la materia prima y el 3% se va agregando a cada uno de los
procesos. Cuando llega al final, ya ha alcanzado el 18 por ciento”, expresó.
Por tanto pide que “se baje el IGTF a 0,5% dólares, el de 3%; y 0,25%, el de
bolívares”.
Como conclusión
plantea que para seguir recuperando el poder adquisitivo de los venezolanos, se
deben promover y hacer más productos nacionales. Es necesario que “las empresas
que están y hemos mantenido, que son alrededor de unas 2.200 activas, se logren
mantener y recuperen su poder adquisitivo, impulsando la producción nacional”.
Igualmente
sugiere que en lo inmediato se debe reactivar la industria del turismo con todo
lo que significa para Venezuela contar con una variada riqueza natural,
hermosos paisajes, playas y pueblos que siguen siendo los mejores del mundo.
A modo de
conclusión. Ante esta realidad, la Conferencia Episcopal Venezolana, como Luigi
Pisella, acuden a la “cercana intercesión” del beato José Gregorio Hernández “para
que continúe bendiciendo y acompañando el caminar de nuestra amada Venezuela
durante este nuevo año, por caminos de verdad, justicia, solidaridad, progreso
y paz”.
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