La escasez
de alimentos y medicinas podría generar “una crisis humanitaria”, la Iglesia
exhorta al gobierno y a la oposición “al diálogo, la reconciliación y la paz”
La tarde del miércoles 13 de enero, el cansancio
era notorio en el rostro de Carmen Luisa Aponte. La mujer llevaba más de
24 horas sin dormir ni comer bien. Descansó a la intemperie, frente a los
Abastos Bicentenario de Plaza Venezuela, en Caracas, lugar al que llegó desde
un caserío cercano a la población de Cúpira, estado Miranda.
Fueron más de 170 kilómetros que hizo para
recorrer con mediano éxito varios expendios de alimentos antes de llegar al
Bicentenario.
Aprovechó que el miércoles es su turno de comprar
en el supermercado del Gobierno, según lo establecen los terminales 4 y 5 en la
cédula de identidad de cada ciudadano para este día.
“Antes, yo compraba mi comida en
cualquier lugar de Cúpira pero ahora obligatoriamente debo ir a Guarenas y
Guatire, en esta ocasión tuve que venir a Caracas. Es un calvario; en los
pueblos no hay comida y tenemos que salir a las grandes ciudades”,
comentó mientras esperaba el bus que la regresaría a su casa.
Es la historia que se repite en Venezuela desde
hace más de año y medio, cuando la escasez de alimentos tocó el estómago de los
venezolanos.
La crisis ha generado un desplazamiento forzado
desde las zonas más alejadas y periféricas, por eso tienen que ir hacia las
capitales de los estados y municipios a comprar los alimentos.
La Iglesia asume la realidad de Venezuela
Este 13 de enero, Diego Padrón Sánchez,
presidente de la Conferencia Episcopal de Venezuela (CEV), a través de la
exhortación pastoral Asumir la realidad de la Patria, que leyó
junto al arzobispo de Mérida, Baltazar Porras Cardozo, llamó al Gobierno y a la
oposición al diálogo.
“El problema alimentario y la
insuficiencia de medicamentos e insumos para atender la salud, pueden provocar
una crisis humanitaria de amplias proporciones y gravísimas
consecuencias a la que tenemos la obligación de dar solución a tiempo y de
manera decidida”, alertaba en uno de los apartados del mensaje.
Ollas solidarias y comunitarias
Los obispos indicaron que como ciudadanos no
pueden ser indiferentes ante los problemas de Venezuela. Por tanto, invitaron a todas las instituciones
públicas y privadas “a implementar, con creatividad y coraje, gestos y
acciones que nos hagan vivir y gustar con alegría y sacrificio, los frutos de
la solidaridad y la fraternidad”.
Recomendaron una “mayor atención a los pobres, a
los enfermos, a suscitar con creatividad iniciativas para la paz y para llenar
los vacíos ante la escasez de alimentos y medicinas, tales como “las ollas
solidarias” o cualquier otra forma de atención a las necesidades de la
comunidad”.
Padrón comentó a los periodistas que “si
en Caracas cuesta conseguir comida y medicamentos, muchos más cuesta obtenerlos
en Cumaná, Chacopata o en Cariaco, en el estado Sucre, de manera que la
situación es sumamente grave”.
Por su parte, Baltazar Porras dijo que algunos
países de América Latina vivieron situaciones parecidas a las que se viven en
Venezuela.
“Allí se implementaron olas comunitarias”,
dijo. Acotó que “en muchas parroquias de nuestro país se están
implementado con el apoyo de Caritas y de grupos de apostolado fundamentados en
la generosidad de la gente, especialmente de los lo que menos tienen”.
Una tregua en los desencuentros
Los últimos días en Venezuela han sido de mucha
tensión entre el Ejecutivo, la Asamblea Nacional (AN) y el Tribunal Supremo de
Justicia (TSJ).
El oficialismo solicitó el
desconocimiento de tres diputados luego que estos fueran juramentados en el
seno de la AN a pesar de la impugnación que cursaba en el TSJ, que le dio la
razón al Gobierno.
Sin embargo, la mañana de miércoles, para
facilitar el diálogo y el ejercicio propio de cada instancia de poder, la
oposición aprobó la “separación temporal” de los tres diputados
indígenas del estado Amazonas, “admitiendo la sentencia del TSJ”.
La tregua permitirá al presidente Nicolás Maduro
presentar este viernes 15 de enero la Memoria y Cuenta ante los diputados, y no
ante el TSJ como había amenazado.
Igualmente, en teoría, debería facilitar la
presentación y discusión de una Ley de Emergencia Económica
que el Gobierno necesita para dar respuestas a las necesidades del país, y en
la cual se deben tomar en cuenta los aportes de la oposición.
“El pueblo espera que realmente sea un proyecto
incluyente de todos los actores económicos del país, que mire al bienestar de
la población, y no un instrumento político que favorezca intereses parciales o
ideológicos y exija al pueblo más sacrificios”, dice la exhortación de la CEV
en relación a esta propuesta del gobierno.
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