Los médicos
venezolanos ejercen un “sacerdocio sin sotana, pero sí con una bata blanca”.
Ellos tienen 822 víctimas a causa del Covid-19, ya que como “verdaderos
guerreros” están en la primera línea, aunque piden “evitar triunfalismo” ante
la pandemia
Publicado el 15 de marzo de 2022
Edgar Oliva es un
médico anestesiólogo sobreviviente del COVID-19 en Venezuela. Está jubilado,
pero el servicio a sus pacientes en diversos centros de salud públicos y
privados, los realiza con el mismo entusiasmo del primer día de sus prácticas
universitarias.
Comentó que entre
tantas idas y venidas a los hospitales y clínicas no sabe dónde se contagió de
coronavirus. “Fue una experiencia terrible”, dijo para Aleteia.
El domingo 13 de marzo, asistió a la “Misa de las Batas Blancas” para agradecer a Dios por su salud.
“Me recuperé bastante bien y las secuelas son muy pocas”,
aseguró. “Mi recuperación es un motivo de agradecer a Dios, pero también
de estar alerta y pedirles a los ciudadanos que no bajen la guardia con las
medidas preventivas”.
Desde que se declaró
la pandemia en Venezuela, el 12 de marzo de 2020, hasta el 13 de marzo de 2022,
han fallecido 5.658 personas por el terrible virus. De ellos, 822 eran miembros
del equipo de salud (según datos hasta el 22 de febrero), dice el mensaje
de Médicos Unidos de Venezuela, MUV, leído en más de 50
eucaristías.
Contexto. - Durante los dos
años de la pandemia, un estimado de seis millones de personas murieron por coronavirus
en el mundo. Aunque los organismos sanitarios piden no relajar las medidas de
bioseguridad, Venezuela sigue inmersa en una profunda crisis humanitaria, en la
que sus cifras oficiales y estrategias sanitarias son cuestionadas.
De hecho, Nicolás Maduro al “celebrar” el segundo año de la pandemia dijo en su cuenta de Twitter: “A 2 años de la llegada de la Covid-19 a Venezuela, podemos decir que hemos vencido”. Tanto entusiasmo no es admitido por Médicos Unidos de Venezuela.
Debemos evitar el
triunfalismo ante la pandemia
La organización llama
a evitar “triunfalismos” ante la pandemia y otras enfermedades. El doctor Jaime
Lorenzo en conversación exclusiva para Aleteia ratificó que en encuentros
anteriores han manifestado su “angustia y preocupación” por la situación de enfermos
y la grave situación en la que se encuentra el sistema de salud del país.
Lorenzo sostiene que esta situación no ha cambiado, sino todo lo contrario, y agrega:
La COVID-19; las enfermedades que teníamos anteriormente; la desnutrición de niños y ancianos; la larga espera para un trasplante de órgano; la falta de insumos hospitalarios; la migración forzada de valiosísimos compañeros del equipo antes de la epidemia; la búsqueda de nuevas formas de sustento por parte de miembros del equipo de salud en la actualidad, la ha empeorado.
Indicó que, aunque la
pandemia parece estar entrando en un ciclo en el que pudiera ser controlada,
“tenemos nuestros temores y reservas”. “Primordialmente porque al activarse
hace un año las vacunas, algunos pensaron que la pandemia desaparecería, pero
¿qué pasó? Mutó el virus y aparecieron otras variantes”, dijo el director
ejecutivo de MUV.
“Nuestro temor
es ese. Los virus van cambiando, van mutando y debemos evitar el triunfalismo
innecesario y seguir cuidándonos no solo contra el coronavirus sino contra
otras enfermedades que ya conocíamos en Venezuela”, indicó.
Igualmente sostiene que “las cifras oficiales del gobierno en materia de salud” -como en otras áreas- “no son creíbles porque entran en contradicción, por ejemplo, en el caso de las vacunas, con las que emite la OPS” (Organización Panamericana de la Salud).
Los médicos son grandes “guerreros” de la salud
Al menos cincuenta
galenos se reunieron en la ciudad de Guatire, estado Miranda para agradecer a
Dios por los seis años de la “Misa de las Batas Blancas”. Además, la
iniciativa se repitió en 35 ciudades de Venezuela y al menos en 10 países de
Latinoamérica y Europa; en Estados Unidos y México, según publicó MUV.
Monseñor Tulio Luis Ramírez Padilla, al presidir una de estas misas, el 13 de marzo, en Guatire, estado Miranda, indicó que el amor está cifrado en la caridad. “El amor es dar también a los demás la verdadera salud tanto del cuerpo como del alma. En la salud del cuerpo nos ayudan los médicos; la salud del alma, la da Dios Nuestro Señor”, dijo.
Los médicos son grandes guerreros y triunfadores. Siempre van adelante y no les importa, incluso, dar su propia vida por la atención a los demás, expuso.
La idea surgió en el compartir de un café
El doctor Ricardo Escalante,
cirujano coloproctólogo, uno de los asistentes a la iglesia de Guatire,
ratificó que “la idea de la Misa de las Batas Blancas surgió hace seis
años” durante la tertulia de un café junto al doctor Jaime Lorenzo y
monseñor Tulio Ramírez.
Ellos estaban en la
búsqueda de mecanismos de evangelización dentro del sector de los médicos. La
idea tenía el empuje que desde entonces se le comenzó a dar a la causa de
beatificación de José Gregorio Hernández, un venezolano apreciado por todos
ellos.
Monseñor Tulio
presentó la idea al cardenal Jorge Urosa Savino, entonces arzobispo de Caracas,
quien gustoso aprobó la iniciativa. “La primera misa se hizo en la Iglesia de
Nuestra Señora de Guadalupe en La Florida, Caracas. Posteriormente, la idea se
extendió por toda Venezuela y parte del mundo”, expresó el doctor Escalante.
Desde entonces cada
año, en el marco del Día del Médico de Venezuela (que se
celebra el 10 de marzo), el gremio celebra también la “Misa de las Batas
Blancas”.
“La idea es unir lo
que nosotros llamamos médicos de cuerpo, que somos los profesionales vinculados
al sector de la salud, con los médicos del alma, conformados por el clero y el
episcopado nacional”, argumentó ante esta peculiar unidad.
Explicó, no obstante,
que no hay contradicciones entre la fe y la ciencia vinculadas a la salud. “En
absoluto. Una se afianza con la otra y ambas se fortalecen”, añadió.
“Todos tenemos un objetivo común que es el bienestar del ser humano. Eso fue lo que nos motivó a iniciar este tipo de actividad que, con satisfacción, hoy, seis años después está dando sus frutos”, expresó Escalante.
El doctor Jaime Lorenzo declaró así:
Hoy estamos llamados a ejercer nuestra vocación y nuestro sacerdocio sin sotana, pero sí con una bata blanca que nos representa. Ahora más que nunca, vamos a ejercer estas dos misiones, nada ni nadie podrá impedirlo.
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