25 de noviembre de 2021
En
el amanecer del 15 de noviembre dejó de existir en Caracas, Mons. Adán Ramírez
Ortíz, Vicario General, Deán de la Catedral Metropolitana. El cáncer de
tiroides lo fue consumiendo por más de un año en el que la tenacidad de vivir y
servir, sin mayores sobresaltos no exentos de momentos de desánimo que fueron
compensados con la purificación de su deseo de ser sacerdote para siempre y
útil a los suyos.
Por
eso, le preocupaba estar postrado y no poder colaborar más y mejor. Eso lo
llevó a ofrecer cursos vía digital sobre liturgia, una de sus materias
preferidas y que dominaba, tratando de comunicar el sentido comunitario,
esperanzador y motor de la vida creyente.
Me
impresionó en esta última etapa de su vida, el deseo, mejor la convicción de
vivir, pero sin sobresaltos ni rechazo a la muerte que lo acechaba. La víspera
de su deceso, cuando era necesario llevarlo a la clínica para una más solícita
atención, me dijo antes de ser conducido a la ambulancia que me acordara de él
y le diera una parroquia, pues se iba a restablecer pronto. Fueron sus últimas
palabras para conmigo, musitando una solicitud de bendición que lo acompañó en
sus últimas horas.
Su
deceso generó una lluvia de notas de duelo y expresiones de cariño y de fe de
numerosas parroquias de la Arquidiócesis a la que sirvió toda su vida, y de
compañeros de otras diócesis que lo estimaban y gozaban de mutua amistad.
La
manifestación de fraternidad del clero es digna del mejor encomio, pues es
signo de esa sinodalidad, el caminar juntos, en comunión, en las buenas y en
las malas. Bálsamo para todos, esta manifestación de cariño que, a pesar de las
restricciones de bioseguridad, desbordaron los aforos permitidos. Sus restos
reposan en el Cementerio del Este, en el sector donde yacen los cuerpos inertes
de numerosos hermanos sacerdotes.
Personalmente,
tengo mucho que agradecer a Mons. Adán por la diligencia en ayudarme en esta
etapa, en la configuración de un servicio ministerial acorde con las
necesidades del momento. No fue nada nuevo ni ocasional, pues en tiempos
pasados gocé de su aprecio e invitaciones a presidir celebraciones en Santa
Teresa, a los pies del Nazareno de San Pablo, a quien le profesó especial
devoción y entrega.
Adán nació en Caracas el 23 de febrero de 1964, el mayor de tres hermanos del matrimonio de Carlos José Ramírez y Edelmira Ortiz de Ramírez.
Bachiller en
ciencias, cursó hasta el cuarto semestre en Geografía e Historia en Instituto
Pedagógico, que cambió por el camino sacerdotal, ingresando al Seminario
Interdiocesano de Caracas en 1983 hasta julio de 1990. Recibió la ordenación
sacerdotal de manos del Cardenal José Alí Lebrún el 1 de septiembre de 1990.
Párroco
de San Juan Bautista (1992-1997), de Santa Teresa (1997-2015), arcipreste de
Catedral y Deán del Capítulo Metropolitano desde el 2015. Canciller del
Arzobispado desde el 2001 hasta el presente. Juez del Tribunal Eclesiástico.
Sirvió con entrega sincera a sus superiores, el Cardenal Lebrún, el Cardenal
Velasco del que fue secretario privado, y del Cardenal Urosa. A todos ellos les
manifestó alegre obediencia y diligente disposición. En estos últimos años fue
uno de mis vicarios generales.
Descanse
en paz, servidor bueno y fiel, humilde y servicial, querido por la gente
sencilla que llora su ausencia. Todas las parroquias de la Arquidiócesis le
celebran novenario por su eterno descanso.
65.-
15-11-21 (3451)
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