La violencia contra la mujer es uno de los temas de
mayor sensibilidad en América Latina y que en los últimos años se ha convertido
en uno de los grandes flagelos a nivel mundial. Ningún país, en particular de
la región, ha encontrado hasta el momento la mejor puerta de salida.
Recientemente en Bolivia, el caso de una joven que su
esposo la prendió fuego mientras dormía, conmocionó a la opinión pública y
generó un rechazo unánime de todos los sectores.
Pero suelen repetirse a diarios casos de diferente
índole, quizás no tan conmovedores y que muchas veces pasan desapercibidos,
donde el insulto, la agresión sexual y los golpes hacia las mujeres se
transforman en algo común y muchas veces hasta aceptados.
Aleteia recogió a través de sus colaboradores
en la región la mirada de países como Perú, Venezuela, Colombia y
Argentina para tratar de comprender algo que en el fondo resulta inexplicable y
que hace sonar en el aire una sola exclamación: ¡Basta de violencia contra la mujer!
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Venezuela: La insensibilidad fomenta violencia contra la mujer
¿Cómo le dice una mujer
a un funcionario: mi marido me golpea, me veja y me humilla, sin que suscite un
tono de burla?
“Hola. Agradezco su orientación. Por
favor, mi pareja con la que llevo 12 años me maltrata física y verbalmente cada
vez que toma. Me amenaza que si lo denuncio me deja sin casa y sin manutención;
vivo atemorizada cada vez que sale y siempre es el mismo problema
cuando regresa. Me amenaza que si lo denuncio, él con decir que no recuerda
nada, se libera de toda culpa. Ayuda por favor”. Helena, desde Maracay.
Testimonios como este se repiten en
correos privados, portales de internet y en las redes sociales de instituciones
públicas o privadas, que intentan dar respuestas al problema de la violencia
contra la mujer de la cual no escapa Venezuela.
A pesar de contar con un extenso
articulado de derechos humanos dentro de la Constitución Bolivariana y la
propia Ley Orgánica sobre el Derecho de las Mujeres a una Vida Libre
de Violencia, (LODMVLV), promulgada en 2007, las denuncias sobre
violencia en este sentido no han disminuido, y las cifras resultan imposibles de
precisar.
Lilian Josefina Cabrera Núñez, es una
trabajadora social de Venezuela, entregada a esta lucha desde hace casi treinta
años.
En 1998 creó la Casa de la Mujer de Guarenas, que luego se convirtió en
el año 2000 en la Fundación Casa de la Mujer –FUNDACAMUJER,
llevando su nombre.
Conversó con Aleteia sobre
sus puntos de vista y luchas de lo que implicado en su vida la violencia de
género; conceptos, diferencias y orígenes, además de las consecuencias y
expectativas que visualiza en torno a este tema para el país bolivariano.
“La violencia contra las
mujeres es un problema de muchos años, tiene sus orígenes en patriarcado que
veía la mujer como una cosa, un objeto de placer o procreación”, dice de entrada Cabrera, cuya institución funciona como unidad de
atención, prevención y tratamiento de las mujeres que ha sido violentadas.
“Actualmente es un tema que requiere de la
vigilancia, seguimiento y acción de los organismos judiciales, pero también
necesita de mucha sensibilización y compromiso ciudadano”, acota.
La experta aclara algunos conceptos. “Violencia
contra la mujer” es la que se dirige a la mujer desde el ámbito intra o extra
familiar por razones diversas; mientras que la “misoginia” es el ataque
y desprecio a la mujer por el solo hecho de ser mujer, dijo.
“Pero también podemos hablar de violencia
de géneros o de pareja”, porque en algunos casos se fomenta la
violencia no solo contra la mujer sino de ambas partes”, acotó.
Narró que en la década de los noventa
trabajó en el servicio social del hospital “Doctor Luís Salazar Domínguez”, de
Guarenas, y le sorprendió los innumerables casos de mujeres que llegaban
golpeadas.
“Aunque existía la Ley de Violencia contra la Mujer y la familia,
esta no las amparaba de manera amplia”, indicó Cabrera.
“Las instancias más inmediatas eran las
prefecturas donde, en medio de gritos y desencuentros, se intentaban
conciliaciones entre las parejas, pero las mujeres regresaban peor golpeadas,
con más tristezas y vejadas”, añadió.
Eso la motivó a “fundar un centro que
atendiese las solicitudes de ayuda de parte de las mujeres agredidas”,
desde donde junto a varias mujeres de todo el país con el transcurrir de los
años impulsaron la LODMVLV que sustituyó la antigua ley.
Tipos de violencia
contra las venezolanas
“En el contenido de esta ley se
establecen 19 tipos de violencia contra las féminas”, indicó Cabrera.
Allí
están contenidas la violencia psicológica, acoso u hostigamiento y amenaza;
violencia física, violencia doméstica, violencia sexual, acceso carnal
violento, prostitución forzada, esclavitud sexual, acoso sexual, violencia
laboral, violencia patrimonial y económica; violencia obstétrica,
esterilización forzada, violencia mediática, violencia institucional, violencia
simbólica, tráfico de mujeres, niñas y adolescentes; y trata de mujeres, niñas
y adolescentes.
Cada tipo conlleva una pena o sanción
específica que aumentará según la gravedad del caso o la relación del agresor
con la víctima; sin embargo, en criterio de Lilian Cabrera, la ley tiene
debilidades en la formación de los funcionarios. “Igualmente, el concepto de
reincidencia debe ser considerado cuando se vuelve a golpear a la mujer y no
como los determinan los actuales lapsos procesales que se deben modificar”,
dijo.
El silencio detrás de
las puertas
“Los beneficios son varios porque se sale
del ámbito de lo privado, del hogar, y se toma en cuenta a las mujeres que son
agredidas en la calle, en las escuelas, en el trabajo. La mujer ahora puede
ahora denunciar a un jefe que la hostiga de manera sexual o que la soborna;
puede denunciar al que trata de seducirla por el solo hecho de ser mujer”.
“Lamentablemente”, añadió Lilian Cabrera,
“los órganos receptores (cuerpos policiales y fiscalía) que son los
responsables de recibir las denuncias son atendidos por funcionarios -varones o
hembras- que no están sensibilizados”.
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