Primer
discurso en Quito: “Vengo como testigo de la misericordia de Dios”.
“El
sol es Jesucristo y si la Iglesia se aparta o se esconde de Jesucristo se
vuelve oscura y no da testimonio”, dijo el Papa Francisco en su primer discurso
en Ecuador ante las autoridades civiles y eclesiales del país.
El
Pontífice llegó a Ecuador este domingo 5 de julio en su noveno viaje apostólico
internacional, tras un vuelo de 13 horas de duración y un recorrido de 10.102
kilómetros. El avión que traía al Obispo de Roma aterrizó en Quito a las 15
hora local (22:00 hora de Roma) en el aeropuerto internacional Mariscal Sucre.
En
unas palabras que retoman de alguna manera la cultura indígena y una fe
encarnada en la teología del pueblo ecuatoriano, el Papa habló de Jesucristo
como el sol de la Iglesia.
“Amigos
todos, comienzo con ilusión y esperanza los días que tenemos por delante. En
Ecuador está el punto más cercano al espacio exterior: es el Chimborazo,
llamado por esto al lugar “más cercano al sol”, a la luna y las estrellas.
Nosotros, los cristianos, identificamos a Jesucristo con el sol, y a la luna
con la Iglesia. Y la luna no tiene luz propia y si la luna se esconde del sol,
se vuelve oscura”.
“Que
estos días se nos haga más evidente a todos la cercanía "del sol que nace
de lo alto", y que seamos reflejo de su luz, de su amor”, añadió después.
“Desde
aquí –continuó- quiero abrazar al Ecuador entero. Que desde la cima del
Chimborazo, hasta las costas del Pacífico; desde la selva amazónica, hasta las
Islas Galápagos, nunca pierdan la capacidad de dar gracias a Dios por lo que
hizo y hace por ustedes, la capacidad de proteger lo pequeño y lo sencillo, de
cuidar de sus niños y ancianos, que son la memoria de su pueblo, de confiar en
la juventud, y de maravillarse por la nobleza de su gente y la belleza singular
de su país.
Una
calurosa bienvenida tuvo Francisco en Ecuador, entre himnos, honores militares
y el discurso del presidente Rafael Correa, quien citó al Pontífice varias
veces, cuando habla de justicia, globalización de la solidaridad y protección
del ambiente. “Le agradezco por su sintonía con mi pensamiento. Me ha citado
demasiado”, le respondió Francisco con cordialidad.
“Doy
gracias a Dios por haberme permitido volver a América Latina y estar hoy aquí
con ustedes, en esta hermosa tierra del Ecuador”: con estas palabras inició su
discurso el Papa.
En
su alocución, evocó las “distintas ocasiones” en las que ha visitado Ecuador
“por motivos pastorales; así también hoy, vengo como testigo de la misericordia
de Dios y de la fe en Jesucristo”, indicó.
De
esta manera, mencionó los frutos de la “fe que durante siglos ha modelado la
identidad de este pueblo” y destacó las
figuras “preclaras como santa Mariana de Jesús, el santo hermano Miguel Febres,
santa Narcisa de Jesús o la beata Mercedes de Jesús Molina, beatificada en
Guayaquil hace treinta años durante la visita del papa san Juan Pablo II”.
“Ellos
vivieron la fe con intensidad y entusiasmo, y practicando la misericordia
contribuyeron, desde distintos ámbitos, a mejorar la sociedad ecuatoriana de su
tiempo”, añadió.
Los
logros del Evangelio y del progreso van de la mano
“En
el presente, también nosotros podemos encontrar en el Evangelio las claves que
nos permitan afrontar los desafíos actuales, valorando las diferencias,
fomentando el diálogo y la participación sin exclusiones, para que los logros
en progreso y desarrollo que se están consiguiendo garanticen un futuro mejor
para todos, poniendo una especial atención en nuestros hermanos más frágiles y
en las minorías más vulnerables”.
En
un contexto más general, explicó que los pobres “son la deuda que toda América
Latina tiene. Para esto, señor presidente, podrá contar siempre con el
compromiso y la colaboración de la Iglesia.
Para servir a este pueblo ecuatoriano que se ha
puesto de pie con dignidad”.
El Papa encomendó a Ecuador -"que según el
señor presidente es el paraíso”, dijo el Papa con simpatía- al Sagrado Corazón
de Jesús y al Inmaculado Corazón de María.
Discurso de bienvenida del presidente de Ecuador
Estas últimas palabras del Papa están
relacionadas con el discurso presidencial. “El Papa es
argentino, Dios es brasileño, el paraíso es Ecuador”, dijo con humor el
presidente ecuatoriano Rafael Correa al recibir al Papa Francisco. Además
recordó la visita del papa Juan Pablo II de 1985 como un evento que la nación
no olvida.
Sucesivamente, citó las palabras del Papa y del
magisterio a favor de la justicia social y de una economía más equitativa y justa
para los pueblos. “Porque
así como usted nos ha dicho, el sistema económico debe estar al servicio de los
más necesitados. No podemos seguir soportando que los pobres
recojan las migajas de la mesa de los ricos”, expresó Correa.
Asimismo, mencionó la nueva encíclica Laudato si para referirse a la protección de la tierra y los
recursos naturales del país andino para no ceder a las lógicas de una
“globalización” que acapara y cede al poder de los mercados.
Asimismo, en declaraciones previas, el
presidente ecuatoriano afirmó que la colocación de decenas de vallas con la
imagen y frases del Papa Francisco no es politizar la visita del pontífice.
Acto
seguido, el Papa Francisco tomó un papamóvil construido en Ecuador para
recorrer los 8 kilómetros de camino a la sede de la Nunciatura Apostólica. Así
aprovechó para saludar a los ecuatorianos que le acogieron con efusividad.
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